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OPINIÓN. Socialista..., en cierto modo

LA CHINA EN EL ZAPATO. Por José Ignacio Sánchez Rubio, abogado y economista

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No cabe duda que nos encontramos en periodo preelectoral. Créanme que, ingenuo yo, creí que esta vez, ante las próximas generales, los partidos concurrentes cambiarían la estrategia.

Después del brote fugaz de indignación que representaron aquellos pocos indignados que, en su momento inicial atrajeron la solidaridad y simpatía de buena parte de la ciudadanía, entre los que yo me encontraba, aquella pseudo-rebeldía se reveló en el pan para hoy y hambre para mañana a que se redujo. Bueno y en las toneladas de basura que dejaron durante su estadía en la Puerta del Sol madrileña, representativa, sin duda, de los valores que realmente abanderaban.

Hoy, hemos vuelto a donde estábamos. Al estancamiento, a más de lo mismo, a esa especie de juego floral de promesas falaces y anacrónicas.

Y no me refiero solo a los socialistas encabezados por su inconfesado líder actual, cuyo verdadera posición dentro del partido todo el mundo ignora, que sigue adornando sus intervenciones con esa suerte de engaño para niños que consiste en prometernos lo que mil veces anunciaron, otras mil incumplieron y que ocasiones tuvieron para haberlas puesto en práctica si, como ahora han descubierto, son tan positivas para salir del marasmo.

Me refiero también al resto de los partidos que, cual si de carta a los Reyes Magos se tratara, nos anuncian, con esa aparente ingenuidad con que se adornan, con cara de no haber roto nunca un plato, que ahora van a cambiar las cosas. Desengañémonos, amigos y enemigos lectores, podrán cambiar algunos nombres, pero el sistema permanece. Es como aquel postulado de Albert Einstein, relativo a la energía, que predicaba de ella que ni se crea ni se destruye, solamente se transforma.

Por ejemplo, si los populares anuncian que sobran 50 parlamentarios, los socialistas con su clásico y tú más, no solo se adhieren a la propuesta sino que además incluyen la aniquilación de las Diputaciones Provinciales (donde ellos apenas tienen representación). Rajoy ha manifestado su intención de establecer la cadena perpetua revisable, para determinado tipo de delitos y la mayoría de los socialistas (y de otras corrientes), se han lanzado a su yugular. Aquí tengo que confesarles mi preocupación porque yo tampoco estoy de acuerdo con esta pretensión de la derecha. Y mi preocupación casi obsesiva no se debe a la inconveniencia o no de la medida, sino a la idea que lleva algunos días rondándome la cabeza: ¿No será que soy socialista?. Aunque algo de eso debe haber, porque nadie que se acerca a mí en busca de ayuda se va de vacío, eso sí, con lo poco que tengo mío, no con lo de otros.

Marcos, un lector que se confiesa seguidor impenitente de nuestro semanario, me ha enviado un par de correos, que no tenido tiempo de contestar (mis disculpas por ello), en los que aparte de ponerme de vuelta y media por las opiniones que transmito en mis escritos, con una buena dosis de sorna destila que yo sería un buen político porque soy como todos los de la derecha.

Pues amigo Marcos, yerra Ud. en su diagnostico. Yo no tengo madera de político actual. Me faltan las tragaderas que deben adornar a un político para poder supervivir en esa jungla de navajeros. Yo en la política duraría menos que, como suele decirse, un caramelo en la puerta de un colegio. O me iría o me echarían por poner en peligro el sistema imperante basado en el nepotismo. A mi me atraen mas las teorías de Saint-Simon y, créame Marcos, me metería en política si tuviera dinero para vivir sin cobrar de la política. Por eso pienso que los políticos sí deben ser remunerados por su gestión, pero un solo sueldo cada uno; nada de acumular cargos dedocráticos y sus correspondientes estipendios. ¿Ve Ud.?, otro punto de coincidencia con Rubalcaba, que ahora ha caído en la cuenta de que cada político debe cobrar un solo sueldo. Y como para ejemplo basta un botón, propongo la siguiente muestra: Leire Pajín, actual Ministra de Sanidad por la gracia de Dios, a comienzos de 2.009 percibía cerca de 20.000 euros mensuales de los tres sueldos por sus cargos de Secretaria de Organización del PSOE (6.000 €), Ex-Secretaria de Cooperación Internacional (7.500 €) y Senadora por Valencia (5.000 €), mas las correspondientes dietas; faltaría más que encima tuviera que pagarse de su bolsillo los gastos de su gestión. Hoy, en 2.011 y con la que está cayendo, según se ha publicado reiteradamente, estos importes, entre los que no se encuentran las dietas y otras prebendas por importe de 3.600 €., se habrían visto incrementados en otros 6.566 €. mensuales por sus esfuerzos al frente del Ministerio de Sanidad. Sumen ustedes; a mí me salen más de 28.500 euros mensuales.

Desde luego, así da gusto prometer.

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