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Podemos, el hijo de la indignación

Por Eduardo Álvarez

 

La aparición de Podemos en el escenario político, económico y social de una nuestro país ha supuesto un autentico tsunami de reacciones de todos los colores y formas posibles.

 

El decálogo de alabanzas y de críticas que se han vertido contra la formación del omnipresente Pablo Iglesias darían para redactar una nueva edición del diccionario de la RAE.

 

Es cierto que, cuando alguien aparece en cualquier escena de la vida publica, se expone a que todo el mundo, con conocimiento o sin el, opine sobre su idoneidad, sus motivaciones, sus objetivos y, lo que es mas importante, su relevancia y capacidad para cambiar el status quo por el que se rige nuestra sociedad.

 

El fenómeno Podemos surge como consecuencia de la indignación que el ciudadano tiene contra los partidos que han hecho de España un cortijo privado donde los intereses partidistas y personales han estado siempre muy por encima de los intereses de los ciudadanos.

 

El movimiento ciudadano 15M ha dado paso a un movimiento político de consecuencias aun imprevisibles. Los objetivos del germen de Podemos, el 15M, consistían, mediante la movilización ciudadana, en denunciar la injusticia que se esta cometiendo contra los colectivos ciudadanos menos favorecidos de la sociedad, los mas numerosos.

 

Nunca en la historia de España se había producido una denuncia pública contra la clase política tan importante como esa. Nunca en la historia de España los ciudadanos habían tomado tanta conciencia de que solamente con la movilización general se podía llegar a presionar a los gobernantes para que cambiaran formas, actitudes, comportamientos que lo único que conseguían era la indignación de los ciudadanos, aquellos que les han votado desde que en este país se puede hacer con todas las garantías de legalidad.

 

A Podemos le han caído los palos desde la derecha, desde la izquierda, desde el centro, por los nacionalistas, los regionalistas, es decir, desde todos los ámbitos y tendencias políticas que cohabitan en nuestra democracia.

 

Si hay algo de lo que ni Pablo Iglesias ni los suyos tienen la culpa es de que la situación de España sea la que es en estos momentos. Los únicos responsables de esto son los que nos han gobernado desde la derecha, PP y desde la izquierda, PSOE.

 

El gran acierto de Podemos es haber sido capaces de poner encima de la mesa, gracias a recoger el sentimiento de indignación del ciudadano, cuestiones tremendamente sensibles para la población que convierten su discurso político en un decálogo de verdades contra las que es muy complicado estar en contra. De todo lo que Podemos denuncia, yo estoy de acuerdo en la mayoría, pero estoy de acuerdo como diagnostico de una realidad social y política que se ha vuelto insostenible en la mayor parte de los casos.

 

Cuando escucho las criticas a esta formación política por parte del PP y del PSOE yo me pregunto ¿quien es el verdadero responsable de que los argumentos de Podemos estén en plena vigencia y que cuenten con el apoyo de tantos ciudadanos? La respuesta es muy sencilla, aquellos que los critican.

 

No podemos dejar de lado el hecho innegable de que el grupo que encabeza Pablo Iglesias, cual Mesías llegado al mundo para salvarnos del infierno, es un grupo con una ideología marcadamente de izquierdas. Esto no debemos olvidarlo aunque sean ellos los que lo obvien por un, mas que evidente, interés electoral. Saben perfectamente que si hicieran publico de una manera oficial que son un partido que esta a la izquierda de Izquierda Unida, su espectro electoral podría reducirse sensiblemente por varias razones.

 

Podemos es la consecuencia de la forma de hacer política que han venido ejerciendo los partidos que nos han gobernado desde que existe la democracia en España, PP y PSOE y por eso creo que son los menos indicados para criticar su nacimiento.

 

¿Como es posible que dos partidos que ha sido encausados, uno de ellos ya con condena en firme y el otro pendiente de ella, por financiarse ilegalmente, el PSOE y el PP, dos partidos que han hecho de la política su cortijo privado en el que nadie que no tenga su carnet de socio, puede vivir en el, sean los que ahora echen todo tipo de pestes y calamidades sobre un grupo de ciudadanos que han considerado que es su momento para intentar cambiar las cosas?

 

No voy a ser yo quien defienda las formas de cambiar la situación que propone Podemos, entre otras cosas porque creo que no son las que este país necesita, pero si defiendo el derecho de los ciudadanos a denunciar públicamente lo que esta mal, creando una formación política como vehiculo para canalizar estas denuncias.

 

El PP y el PSOE en vez de hacer autocrítica y de reconocer que quien ha conducido a los ciudadanos a la situación en la que nos encontramos han sido exclusivamente ellos, lo que han venido haciendo en los últimos meses es dedicarse a descalificar un día si y otro también a aquellos que les echan en cara su responsabilidad en todo lo que funciona mal en nuestra sociedad.

 

En mi profana opinión, el error de Podemos no esta en el diagnostico de la enfermedad sino en las medicinas que quiere aplicar para curarla. Ese es el único argumento que yo tengo para no votarlos.

 

Los partidos políticos que se han dedicado durante años a esquilmar los recursos públicos en beneficio propio no están legitimados para criticar a nadie que no sea de su cuerda. El caso FILESA, los ERES, la GÜRTEL, BANKIA, el caso NOOS, la OPERACIÓN PUNICA, la trama del caso PALAU, la familia PUJOL, etc.,  son argumentos demasiado contundentes como para que estos partidos estuvieran con la boca cerrada en lugar de estar continuamente descalificando a Pablo y los suyos.

 

La única forma legitima de combatir a PODEMOS es esperar a que pongan encima de la mesa los argumentos que ya están dejando caer, sobre como salir de la mayor crisis política que hemos tenido desde la instauración la Constitución en 1978.

 

Las criticas que se están haciendo a PODEMOS, pueden ser reales, justificadas o no. No sabemos cuales van a ser sus propuestas definitivas sobre la mayoría de aspectos que nos afectan a los ciudadanos en todos los órdenes  de la vida. Habrá soluciones que nos gusten, otras que nos dejen indiferentes y otras que las rechacemos de plano, pero lo que si esta claro, es que contra la enfermedad que han creado los partidos tradicionales hay que ponerle el remedio más eficaz y estos, el PP y el PSOE, han mostrado una, más que manifiesta, incapacidad de solucionarlo. Es mas, han hecho que la enfermedad se haya convertido en una pandemia de incalculables proporciones por el número de afectados que tiene. Si le acusan a PODEMOS de no ser la solución, menos solución son ellos que la han causado y no han sido capaces de encontrar el remedio, bien por incapacidad o bien, y esto es lo mas probable, porque su aplicación supondría su final anticipado como gestores publicos.

 

Los ciudadanos podemos debatir los argumentos, las medidas a tomar, podemos considerar que determinadas actitudes puedan ser o no adecuadas, peor nunca podremos, porque no tenemos la legitimidad de la verdad absoluta, criticar una ideología determinada. Podemos estar de acuerdo en que, bajo esa ideología, los problemas se puedan solucionar de una forma o de otra, pero nuestra crítica, siempre constructiva, llega hasta donde llega.

 

Las criticas a PODEMOS llegan a ser tan desproporcionadas como los hechos que avalan las actuaciones políticas de quienes nos han gobernado.

 

Quien me conoce sabe perfectamente que mi posicionamiento en cuanto a los postulados políticos de Pablo Iglesias esta en las antípodas de su pensamiento filosófico, pero gracias a que la democracia esta plenamente consolidada, estoy de acuerdo en que cualquier ciudadano que considere que puede cambiar las cosas se presente ante la ciudadanía con su propio proyecto, aunque evidentemente, yo discrepe de la efectividad de sus medidas para el cambio, que no en le diagnostico de muchas de sus afirmaciones.

 

Lo único que le podría reprochar a Pablo Iglesias es su, mas que evidente, endiosamiento como salvador de la patria, porque eso le llevará a equivocarse como lo han hecho quienes le han precedido en esa concepción salvadora de la política a nivel mundial. Si la verdad absoluta no la tienen los que se han equivocado, tampoco la tiene él y esa forma de actuar podría volverse en su contra en cualquier momento.

 

Como reflexión final apuntaría lo siguiente: En este caso ¿es mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer? ¿Es mejor lo malo conocido que lo malo por conocer cuando lo conocido es muy malo? ¿Hay algo peor que lo ya conocido?

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