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Ruin, muy ruin


José Ramón Betancort Mesa

 

Sí. Ruin, muy ruin es el artículo que tan valientemente enarbola alguien bajo el pseudónimo de Abora Djinn en la sección “Firmas” del medio de comunicación www.biosferadigital.com y que ha sido publicado el 22 de mayo de 2019 bajo el titular de “La sala que ningún artista merece”.

 

Me gustaría pensar que este artículo no forma parte de la trastienda que se esconde tras la campaña electoral, porque si es así no me hubiese detenido ni un segundo a escribir estas líneas. Y lo digo porque, por alusiones directas e indirectas a mi labor y a la de mis compañeros/as como trabajadore/as en El Almacén, objetos diana de la crítica de dicho artículo, y porque me gustaría hablar cara a cara con la persona que se esconde tan cobardemente bajo el nombre de Abora Djinn, con el firme propósito de arruinar o desprestigiar la labor menuda de muchas personas y artistas vinculados/as a dicho espacio. Mientras tanto, no me queda otra que dirigirme a ella o a él (a saber) a través de esta reflexión en voz alta.

Que el Almacén está viejo y que necesita ser remozado soy yo el primero que lo digo aquí y en Pekín. No sólo porque trabajo en él, sino porque resulta obvio, habida cuenta de la vida y el ajetreo que soporta a diario (y ha soportado) este edificio del siglo XIX hasta llegar a nuestros días. Pero el edificio es el que es, sin que estemos descubriendo ahora América con estas palabras. Que tiene “chorretes de pintura los rodapiés” y que su “pavimento ha disfrutado de mayor gloria”, pues seguramente que sea así. Y que todo eso es mejorable, también te digo yo que sí. Ahora bien, lo que me extraña, Abora Djinn, es que sólo articules en tu "planto" consideraciones y lamentaciones hacia El Almacén centradas en meras cuestiones de forma. Simples cuestiones de estética de reformas espaciales. Solucionables con una cuadrilla de albañiles y pintores. ¿Tan poca enjundia significativa te merece lo que allí ocurre, para que tu única queja sea cambiar el suelo, una escalera o pintar las paredes de una sala? ¡Viva el maquillaje!

 

A todas estas, ¿has hablado con los artistas de este asunto? Y esto lo digo, porque lo que no me parece tan bien es que seas tú, y no lo/as artistas, los que digan que no se merecen una sala como El Almacén. Esa decisión, en cualquier caso, es de ello/as y no tuya. Por citar al artista que mencionas en tu artículo, Ildefonso Aguilar, te diré que, cuando nos solicitó exponer, lo primero que se le dijo fue lo que significa exhibir su obra en un espacio tan sui generis como El Almacén. Y él aceptó y lo hizo encantado, pese a sus limitaciones. De la misma manera que han aceptado todos/as los/las artistas que han pasado por allí desde septiembre de 2016, fecha en la que se reabrió dicho espacio.

 

Permíteme, Abora Djinn, que cite rápidamente, de memoria y con algunos lapsus (pido disculpas de antemano) los nombres de los/las muchos/as artistas que han pasado siendo plenamente conscientes de las carencias, los problemas y las limitaciones de un espacio como El Almacén en la nueva andadura desde el 29 de septiembre de 2016 hasta hoy: Carmela García, Moneiba Lemes, Daniel Jordán, David GP, Moisés Fleitas, Moisés Gutiérrez, Víctor GM, Cristian Schulz, Rigoberto Camacho, Rufina Santana, Margarita Amat, Macarena Nieves Cáceres, Angeles García Pereyra, Rosa Vera, Mariola Acosta, Roberto Batista, Pura Márquez, Noelia Villena, Greta Chicheri, Naomi Cullen, Paola Domínguez, Ayatima Cabrera, Esther González, Fernando Robayna, Nicolás Laiz Placeres, Marco Alom, José Otero, Juan Muñoz, Rosalía Díe, Isabelle Mathieu, Carlos Matallana,Tony Lemus, Rafael Moreno-Tapia, Laura Mesa, Nuria Vidal, Raquel Plans o Ildefonso Aguilar, entre otros.

 

De eso, Abora Djinn, no hablas. Como tampoco mencionas, ahora ya me pongo serio, del complicado trabajo realizado desde el Área de Cultura del Cabildo de Lanzarote en ese espacio para conseguir, nuevamente, vertebrar, motivar y dar visibilidad a la escena artística de Lanzarote en torno a ese centro pionero de la Cultura Contemporánea de esta isla. De eso ni una palabra.

 

De la progresiva incorporación de las buenas prácticas en la gestión cultural que se ha ido llevando a cabo desde ese espacio, tampoco hablas. Ni mú. Unas salas de un “espacio cutre y abandonado”, tal y como lo describes, pero que se ha preocupado de que todos/as los/las artistas, agentes culturales y profesionales del sector creativo que han formado parte de la programación hayan cobrado honorarios de participación por su trabajo. No sé cuántos "espacios cutres y abandonados" conoces tú donde las exposiciones tengan no sólo folleto de sala, textos de reflexión crítica, diseño gráfico, comisariado, montaje/desmontaje, transporte, cóctel de inauguración, seguro de obra, vinilos y cartelas, sino también la edición e impresión de catálogos o libros de artista. Ni tampoco sé cuántos centros de Arte conoces tú donde se hayan establecido honorarios igualitarios y presupuestos equitativos a la disponibilidad económica de la institución y se exhiban de forma visible (o transparente) en cada exposición que se hace. Por no hablar de cuántas instituciones de tu entorno conoces tú donde se cuide que las exposiciones no sólo tengan actividades complementarias, sino también visitas didácticas para los escolares y para el público adulto. No. Lo tuyo es la pintura y el pavimento.

 

Tampoco hablas del cumplimiento de las cuotas de paridad entre artistas hombres y mujeres que se busca en la programación de las exposiciones de El Almacén. Si sabes contar en el listado anterior verás que han expuesto 20 mujeres, frente a 17 hombres. Eso no parece interesarte.

 

Como que tampoco te deberá interesar que nos hemos esforzado en desarrollar una línea de programación expositiva preocupada por dar a conocer y poner en valor a los artistas locales emergentes, de media carrera y ya consagrados de la isla, sin desatender propuestas de creadores/as de fuera de Lanzarote, y todo ello sin olvidar ni renunciar al firme compromiso con la contemporaneidad, que siempre ha marcado la trayectoria de El Almacén desde 1974.

 

Por todo eso, Abora Djinn, sólo te pido que cuentes con los dedos de una mano cuántos espacios artístico-culturales de la isla y sus alrededores hacen lo mismo que se hace desde El Almacén, con el mismo presupuesto y en las mismas condiciones. Te sobrarán, seguramente, muchos dedos de una mano.

 

Pero no sé, Abora Djinn, para qué te hago esta pregunta, si realmente a ti sólo te importa que El Almacén está tan “descuidado y maltratado”. No sé, de verdad, por qué sigo hablando aquí de la vida cultural que se respira allí, de las sinergias artísticas que se están creando, del compromiso adquirido por muchos creadores que han vuelto a confiar en un espacio cultural como El Almacén ante las nulas posibilidades que les han ofrecido otras entidades culturales en estos últimos años citados. Y, menos aún, te interesará saber del silencioso y arduo trabajo que, a diario, todo el personal vinculado a ese espacio hace anónimamente para que El Almacén siga estando vivo, configurándose como “una isla dentro de una isla” donde sobreviven las esperanzas artísticas de muchos/as creadores/as y agentes locales que lo sienten ya como suyo, como no podía ser de otra manera.

 

Pero, a ti nada de eso te importa. Te importa más “la chapa y la pintura” de sus paredes o de sus baldosas, que el corazón y el alma que late en el interior de El Almacén.

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