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Tiempo de ilusiones

Por Guillermo Uruñuela, redactor www.radiomarcalanzarote.com

 

Hace poco leía una frase, de estas que corren por las redes, escrita a brochazos en un muro que rezaba: "No cumplo años, cumplo temporadas". Es una oración conocida que se ha extendido por los campos, e incluso algunas hinchadas la incorporan ya en su repertorio de cánticos. Ahora ha vuelto a mi vida a través de un portal de Facebook, del cual no conozco nada, ni siquiera, quién teclea detrás de un nickname. Pero me hizo reflexionar.

 

Me he dado cuenta de que el fútbol es un campo tan habitual en nuestra vida... como excepcional. Es cotidiano e imparable y da igual la clase social, la guerra contra el ISIS, la corrupción, el cáncer o la desnutrición en África -quizá esta idea sirva para desarrollar otro escrito, pero no es el caso- ahí permanece inalterable, digno, embaucador.

 

Y es que todos los ámbitos de la vida llegan a un punto de monotonía, de estancamiento -si lo enfocas desde el prisma más negativo- o de asentamiento -si eres más conformista-, el caso es que la vida trascurre generalmente trazando una línea constante en la que todo va progresivamente desarrollándose y ubicándose según la naturaleza humana, que así lo exige.

 

Sin embargo, como argumentaba, dentro de la excepcionalidad del fútbol hay derecho a reinventarse. De ilusionarse constantemente. De vivir al día, de cambiar, de soñar y sufrir. De alcanzar la gloria o el fracaso en apenas 10 meses. Unos microciclos que marcan la vida de muchas persona.

 

Algunos se visten de corto, otros en corbata dirigen desde los banquillos. Los hay que comen pipas en una grada o los que lo siguen por la radio. Otros hablan y escriben de ello. Es decir, las nuevas temporadas motivan a todos. Y ahí ocurre algo - no sé cómo describirlo- mágico. Regresa la ilusión por un fin. Un propósito vital que en muchas ocasiones no nos toca ni de cerca y que simplemente sentimos a través de una tele o un transistor. Pero incluso así, es impagable y por suerte no hay cura ante semejante trastorno porque "el fútbol es como la vida... y la gente ama la vida".

 

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