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El éxito de los créditos rápidos



Tienes un coche, con él vas a trabajar al centro cada día desde tu piso en las afueras, sin ningún tren o autobús cercano. Faltan cinco días para acabar el mes y esa pieza del motor que sabías que estaba dando problemas ha dicho basta. Nada grave, un paso por el taller dejará tu vehículo como nuevo con unos pocos retoques, pero no has cobrado todavía, ni tienes dinero suficiente en la cartilla. Necesitas urgentemente la reparación y el jefe no es comprensivo con los retrasos en el trabajo. Tu puesto de trabajo peligra.

 

Vas andando, casi corriendo, como siempre, sin aliento de un sitio a otro. En un paso de cebra te empujas con otro peatón apresurado; las gafas se caen y son pisoteadas por la multitud. Sin ellas no puedes salir a la calle, ni trabajar. Acabas de pagar dos mensualidades del alquiler. Estás sin blanca y quedan todavía quince días para que te ingresen la nómina.

 

Te encanta jugar al pádel. Te libera de tu vida familiar y laboral. En una bola dividida tu compañera se lanza a una pelota, que claramente iba para ti, y con un preciso raquetazo te rompe un diente: el de en medio. Trabajas de cara al público ¿Cómo vas a atender así a los clientes? Tu seguro no cubre esa emergencia y este mes la hipoteca se juntó con la reparación de la nevera.

 

Los bancos son las entidades a las que normalmente acudimos para solucionar problemas de dinero como estos. Antes era relativamente sencillo obtener un crédito bancario, eso sí, siempre requería de un poco de papeleo y algunas mañanas perdidas en nuestra entidad. Pero la crisis y el rescate financiero trajeron el final del crédito fácil. Esto ha originado una falta de liquidez estructural. Se ha generado un vacío en el mercado que compañías de préstamos rápidos como Cashperplus.es han venido a cubrir.

 

Estas nuevas empresas se han multiplicado gracias a las innovaciones tecnológicas en el campo de las comunicaciones, fundamentalmente Internet. Algunas de las razones de su éxito son: su inmediatez, su flexibilidad y su privacidad. Y es que, el proceso de concesión de un crédito es realmente ágil ya que suelen bastar 15 minutos bastan para obtener hasta 1200 euros, y los requisitos son muy pocos: un DNI, un número de teléfono, una nómina y una cuenta bancaria. Se envía una copia por correo electrónico y sólo hay que esperar a que la documentación se procese y se verifique. Raramente tardan más de dos horas en dar una respuesta, y si ésta es positiva el dinero aparecerá en nuestra cuenta bancaria de forma inmediata.

 

Al contrario que un banco tradicional, una entidad de crédito online no nos pide ninguna información sobre por qué necesitamos el dinero o a qué lo vamos a destinar. Y el procedimiento se hace desde la comodidad de nuestra casa, con nuestro ordenador o nuestro Smartphone. Sólo necesitamos una conexión a la red.

 

Las empresas de microcrédito se han especializado en un tipo muy específico de crédito: hasta 2000 euros y con plazos de devolución muy breves, hasta 30 días. Se dirigen a un perfil de cliente que antes tenía limitado, si no directamente vetado, su acceso al crédito: estudiantes de 18 a 25 años, parados, pensionistas y extranjeros. A gente sin nómina y sin propiedades no se les suele dar crédito, pero no hay ninguna razón para pensar que no van a devolver el dinero que se les presta, si la cantidad no es muy elevada.

 

Por eso, algunas de estas webs dan préstamos rápidos incluso a morosos, siempre que el préstamo sea de menos de 1000 euros. Es una idea que viene del mundo anglosajón. Alguien ha podido tener problemas por inexperiencia, o porque cualquiera comete un error, pero tiene derecho a una segunda oportunidad. Yendo más allá, algunos bancos consideran que el haber tenido una bancarrota es un punto positivo para la concesión de un crédito. El razonamiento sobre el que se sustenta este punto de vista es que quien fracasó una vez está en mejor disposición para saber qué se debe evitar para repetir tal resultado.

 

En España recientemente han proliferado muchas compañías de préstamos rápidos lo cual actúa en beneficio de los clientes por la competencia entre las entidades por ofrecer las mejores condiciones. Algunas veces hay ofertas muy interesantes para nuevos usuarios como créditos gratis, en los que sólo hay que devolver la cantidad prestada (lo que en terminología bancaria se conoce como principal).

 

A su vez, también han surgido comparadores para poder ver y contrastar las ofertas de las distintas páginas. Es más que recomendable su uso pues nos evita tener que ir de web en web y agiliza todo el proceso.

 

Por supuesto, estos servicios implican riesgos, y serios inconvenientes, si no se usan con sentido común. Esta moneda tiene un reverso negativo: altos intereses de devolución y, especialmente, de demora (entre un 200% y un 2000% TAE). Es comprensible, ya que la laxitud para conceder los créditos origina un elevado riesgo de no devolverlos.

 

Parte de los intereses va a cubrir los gastos por morosidad, que algunas fuentes calculan en un 20%. Además, como las cantidades de dinero con las que se negocian estas operaciones son pequeñas, los márgenes de beneficio son proporcionalmente muy reducidos. Como clientes debemos preguntarnos si realmente necesitamos ese dinero, comparar las ofertas y actuar con sensatez. Por su parte, los clientes habituales que demuestren su fiabilidad pueden negociar mayores cantidades, plazos más largos e intereses más bajos.

 

En resumen podemos decir que hay que ser práctico y pensar en los préstamos rápidos como una herramienta. Conocer sus usos, sus virtualidades y sus contraindicaciones. Podemos acudir a ellos, pero sólo si no hay otro remedio y para afrontar gastos puntuales o inesperados. Ante todo, es fundamental tener la certeza de que podemos devolverlos en un cortísimo plazo, pues no hacerlo puede multiplicar nuestra deuda de una manera que se haga inmanejable.