El Hierro, naturaleza viva
La más pequeña de las Islas Canarias, declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO, destaca por su gran diversidad, por su belleza
Con menos de 50 kilómetros de un extremo a otro, El Hierro, la más pequeña de las Islas Canarias, supone un remanso de paz en medio del océano Atlántico.
Declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO, El Hierro destaca por su diversidad, así cuenta con un litoral de casi 100 kilómetros, abrupto y acantilado, con algunas calas y lagunas naturales, como el Charco Manso, al norte, o el Charco Azul, al noroeste , así como inmensas zonas protegidas de bosque en su interior.
Cuenta demás con la mayor densidad de volcanes de Canarias, con más de 800, algunos de los cuales sobresalen por su belleza o por su extensión.
Un poco de historia
Los bimbaches fueron los antiguos pobladores prehispánicos de la isla de El Hierro hasta que fue conquistada a principios del siglo XV por Juan de Bethencourt e incorporada a la Corona de Castilla. Se ha confirmado la presencia de los aborígenes en esta isla al menos desde el año 120 de nuestra era. De su estancia han quedado numerosos petroglifos en estaciones como El Julan y La Caleta. También dejaron el Tagoror (lugar de reunión), numerosas cuevas habitación, concheros, aras de sacrificio e infinidad de útiles y ajuar que hablan de una vida austera. Practicaban la recolección y poseían animales de pastoreo como cerdos y cabras. Sus rituales tenían que ver con un cerdo sagrado al que llamaban Aranfaibo y sus dioses eran Eraoranzan y Moneiba.
El 6 de enero de 1546 apareció lo que pronto se convertiría en uno de los pilares más decisivos de la historia de esta isla; se trata de la imagen de la Virgen de Los Reyes, inicialmente propiedad y patrona de los pastores de La Dehesa. Hoy es el símbolo social y religioso más profundo que poseen los herreños. Desde sus primeros pobladores el pueblo herreño ha sufrido la escasez de agua. De ahí la importancia que tiene el Árbol Garoé como proveedor de agua. Tras su desaparición por un vendaval en 1610, la historia del agua en El Hierro aparece vinculada a los aprovechamientos de las escasas fuentes y magros nacientes; la más importante la Fuente de Azofa, cerca del pueblo de Isora, que en el siglo XVIII ya cuenta con normas de protección en las ordenanzas del Cabildo. Los herreños mantienen prácticas ancestrales, algunas heredadas de los bimbaches, como el uso de eres, maretas (sistemas de conservación del agua en el medio natural), o un caso realmente único, los guásimos, concavidades naturales o labradas en el interior de árboles, donde quedaba retenida el agua, con capacidad de hasta cien litros.
Municipios
A pesar de su pequeña extensión El Hierro está dividido en tres municipios: Valverde, La Frontera y El Pinar.
Valverde. Situada en una ladera a unos 600 metros de altitud es la única capital canaria que no está en la costa. Es una villa de 1700 habitantes sede de su Cabildo Insular. Está dividida en tres barrios: Tesine (en la parte alta), La Calle (en el centro) y El Cabo (en la parte baja). Excepto la principal vía de la localidad, la calle Doctor Quintero Magdaleno (comúnmente conocida como La Calle), el resto de la villa se compone de numerosas callejuelas empinadas. Además del casco urbano, es posible visitar diferentes pueblos.
El municipio de La Frontera, situado en el noroeste de la isla, engloba a las poblaciones de El Golfo y Sabinosa. Este municipio ha ido ganando importancia a medida que se convertía en el centro de las prósperas explotaciones de frutales. A lo largo de la costa de El Golfo encontramos varias piscinas naturales que han sido habilitadas para facilitar el baño ya que las costas son bastante acantiladas.
El Pinar es el municipio más reciente creado en la isla (septiembre de 2007) y engloba las poblaciones de El Pinar y La Restinga. La población de El Pinar, situada en el límite sur de los grandes bosques de coníferas, se reparte en los núcleos de Taibique y Las Casas. Sus habitantes viven principalmente de la agricultura y la ganadería.
Lugares de interés
Mirador de la Peña. Obra del lanzaroteño Cesar Manrique que ha sido declarada Bien de Interés Cultural por el Gobierno de Canarias y desde la que se divisan unas espectaculares vistas del Valle del Golfo. Sus instalaciones cuentan con un restaurante que recoge los mejores sabores de la tierra.
Cueva de Don Justo. Las emisiones recientes de lavas basálticas muy fluidas (menos de 20.000 años) han dado origen a numerosas cavidades conocidas como tubos volcánicos, entre las que destaca esta cueva situada cerca del pueblo de La Restinga, que permite acceder al mayor laberinto de galerías de El Hierro (más de 6.500m). Debido a su juventud (menos de 20.000 años) y buen estado de conservación, constituye una ventana privilegiada para comprender su formación y también para estudiar una fauna cavernícola de gran interés. Por este motivo, y para su protección y conservación, está prohibido el acceso al interior del tubo.
Sobre las coladas del vértice sur occidental de la isla, en las que se levanta El Faro de Orchila y el monumento al Meridiano Cero, podemos observar acumulaciones de sedimentos de origen aluvial. Son testimonios de antiguas avenidas torrenciales que bajaban desde la zona de la Dehesa, a 900 m de altura, transportando desordenadamente los fragmentos de rocas que encontraban a su paso.
El Mirador de El Julan se asoma sobre la amplia ladera de El Julan, cicatriz originada por un deslizamiento gigante que desgajó el flanco sur del edificio de El Golfo-Las Playas hace unos 200.000 años. La superficie de deslizamiento ha sido cubierta por lavas de las dorsales.
Como rasgo peculiar de El Hierro, sobre la dorsal NE – SO se asienta la Meseta de Nisdafe entre los 900 y 1.300 m sobre el nivel del mar. Tiene su origen en los numerosos conos volcánicos que salpican su superficie y que empezaron a acumular coladas de lava hace menos de 158.000 años sobre los edificios volcánicos de Tiñor y El Golfo-Las Playas.
El Lajial. Hace menos de 20.000 años, el conjunto volcánico de la dorsal meridional: Montaña de El Júlan – Gorona de El Lajial empezó a emitir las coladas de lava Del Lajial que cubren el vértice sur de la Isla hasta el mar. Se trata de flujos de lavas basálticas que formaron cascadas, canales, tubos volcánicos, lagos de lava, etc., y que se encuentran en excelente estado de conservación.
Mirador de lomo negro. En la historia geológica de El Hierro, la actividad volcánica se ha ido desplazando hacia los extremos de las tres dorsales. El volcán Lomo Negro se encuentra en el extremo de la dorsal occidental en un campo de lavas “muy jóvenes” (hasta hace unos 1.800 años) que se puede contemplar desde este mirador situado en la cima del volcán. Este cono volcánico se formó por acumulación de piroclastos durante la fase explosiva de la actividad volcánica. Algunos autores han considerado la posibilidad de una pequeña erupción en esta zona durante la crisis sísmica de 1.793.
El Pozo de la salud. Cerca del pueblo de Sabinosa se encuentra este pozo, ubicado sobre un acantilado marino formado por lavas porosas y recientes. Estas lavas se asientan sobre un substrato poco permeable, que retiene el agua de lluvia que se infiltra. La influencia del mar y de la actividad volcánica remanente provoca que estas aguas termales tengan muchas sales disueltas, que le confieren sus ancestrales propiedades terapéuticas para numerosas dolencias.
A más de 1.000 m de altura, El Mirador de Las Playas se asoma por el borde del acantilado que rodea el valle de Las Playas. Los escarpes centrales del acantilado están relacionados con el sistema de fallas de orientación NE-SO (como la Falla de San Andrés) que afectaron a los edificios volcánicos de Tiñor y El Golfo-Las Playas. A este último edificio pertenecen los conos volcánicos formados por acumulación de fragmentos de material volcánico (piroclastos) de colores grisáceos y rojizos, que podemos observar en la parte alta de las paredes de los escarpes centrales. Con su forma triangular, esta depresión es el testimonio de dos deslizamientos gigantes ocurridos cuando el edificio El Golfo-Las Playas se desplomó parcialmente bajo su propio peso.
Cuando el volcán de la Montaña de Aguarijo emitió lavas basálticas, éstas siguieron por el barranco de Taguasinte hasta rebasar el acantilado y formar un “delta de lava” de El Pozo de Las Calcosas. Desde el mirador del acantilado se pueden observar los efectos de la acción erosiva del mar sobre el delta y la base del acantilado
Naturaleza
La diversidad del paisaje de El Hierro sorprende al observador. Una isla que de punta a punta apenas llega a treinta kilómetros pero en la que la naturaleza se muestra en gran variedad de formas. Sus fondos marinos desvelan la compleja diversidad del vulcanismo submarino. Sus verticales acantilados dotan al paisaje de un dramatismo extremo. Las sabinas, casi pétreas, enfrentan al viento que azota cumbres y laderas. La laurisilva es el refugio de la escasa humedad de una isla con una larga historia de sed. Sus cumbres acogen a pinares que sobreviven a la pobreza de estos suelos casi minerales. La variedad de climas que provoca la altitud y orientación de la isla da lugar a una sorprendente diversidad de hábitats en tan pequeño espacio emergido en el mar. En ellos habitan 2963 especies silvestres, de las que la más famosa es el Lagarto Gigante de El Hierro. La flora es espectacular en la isla; hay 119 especies de plantas endémicas, así como unos impresionantes fondos marinos.
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