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Tenerife, la isla que lo tiene todo

 

Naturaleza, flora y fauna, arquitectura, historia, cultura, gastronomía y ocio, algunas de las numerosas razones que hacen de esta visita el viaje perfecto

 

  • Lancelot Digital
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    La isla de Tenerife es siempre una buena apuesta para quienes quieran disfrutar de unas vacaciones en las que no les falte nada. Ni playas, ni naturaleza, ni historia, ni gastronomía y es que Tenerife lo tiene todo. Se trata de una isla de origen volcánico, en cuyo centro, sobre la Caldera de Las Cañadas, se levanta el imponente cono del Teide (3.718m.), punto culminante de la isla y del territorio español.

     

    La abrupta orografía isleña y su variedad de climas dan como resultado un territorio de múltiples paisajes y formas, desde el Parque Nacional del Teide hasta los Acantilados de Los Gigantes con sus paredes verticales, pasando por zonas semidesérticas con plantas resistentes a la sequedad en el sur, valles con cultivos tropicales y subtropicales, boscosos parajes de laurisilva en los macizos de Anaga y Teno y extensos bosques de pinos por encima de esta última formación vegetal relíctica de la Era Terciaria. La gran diversidad climática y paisajística de Tenerife se corresponde con una gran riqueza de ecosistemas, cada uno de ellos con su característica flora y fauna.

     

     

    Arquitectura Tradicional

     

    La arquitectura tradicional canaria, la de las casonas señoriales y la de las casas más humildes y populares, bebe en las fuentes tradicionales de Andalucía y Portugal, sobre todo, pero se dota a sí misma de una fuerte personalidad propia. Lo más destacado de las primeras --de las que existen magnificos ejemplos en La Orotava y La Laguna-son los típicos balcones y los patios interiores. En ambos, la protagonista es la madera, el pino tea isleño, por lo general, a veces trabajado primorosamente por manos artesanales.

     

    Las fachadas de estas construcciones suelen ser sencillas, con pocos adornos, que se dejan en exclusiva para las grandes balconadas de madera, cuajados de celosías, de amplio vuelo sobre la calle. Las ventanas cierran en guillotina y, por lo general, disponen, en el interior, de asientos adosados a la pared. Los patios interiores, auténticos jardines, en los que, de vez en cuando, todavía hace su aparición la destiladera, están rodeados por una galería, sostenida por unas columnas de pino tea, que da a las habitaciones y aposentos de la casa a la que se accede por medio de unas escaleras también de madera, en armonía con todo el conjunto.

     

    Los colores de las fachadas de las casas tradicionales y populares, de gruesas paredes, suelen ser variopintos y sorprendentes, aunque, últimamente, exista una tendencia hacia el blanco uniforme un tanto impersonal. Ejemplos de este tipo de arquitectura se encuentran dispersos por toda la Isla, pero hay conjuntos realmente interesantes, como el que se puede observar aún en el caserío de Masca.

     

    Los edificios oficiales o religiosos han ido plasmando el paso de los distintos estilos imperantes en cada época, desde las inmediatamente posteriores a la conquista -ciertas iglesias como La Concepción de La Laguna-, pasando por las tendencias barrocas y neoclásicas hasta las modernistas. La Laguna, La Orotava- cuyos núcleos urbanos son monumentos histórico-artístico nacionales-, Santa Cruz y el Puerto de la Cruz conservan las huellas de todos estos movimientos en sus calles más viejas y personales.

     

    De la arquitectura más reciente merece destacarse, por su espectacularidad y por el original tratamiento de las líneas y los espacios, el edificio central de CajaCanarias en el corazón de la capital de la Isla.

     

    La Laguna

     

    Una de las visitas obligadas es la del casco histórico de San Cristóbal de La Laguna fue declarado Bien Cultural Patrimonio Mundial en diciembre de 1999. Se trata de uno de los ejemplos más característicos de un tipo de estructura urbana que se desarrolló en Hispanoamérica durante el proceso colonizador, mantiene intacto su trazado en forma de cuadrícula. A finales del siglo XVI y durante el reinado de Felipe II es cuando el ingeniero Torriani levanta su plano de La Laguna, cuya estructura urbana cuenta con unos 400 edificios calificados con distintos grados de protección.

     

    Parques nacionales

     

    Además Tenerife cuenta con una red de parques nacionales en el archipiélago canario intenta conservar sus ecosistemas más característicos. Así, el Parque Nacional del Teide, situado en el centro de la isla de Tenerife, alberga la mejor manifestación de la vegetación del piso supramediterráneo. Por otro lado, con una altitud media superior a los 2.000 metros, el Parque Nacional del Teide s ofrece una de las muestras más espectaculares del vulcanismo a nivel mundial y representa la mejor muestra de ecosistema volcánico de alta montaña de toda Canarias. En cuanto a su gran riqueza biológica, destaca su singular flora con un alto porcentaje de endemismos y su fauna invertebrada con numerosas especies exclusivas. Este Parque Nacional, creado en 1954 en reconocimiento a su singularidad volcánica y biológica, es con sus 18.990 hectáreas el mayor y más antiguo de los Parques Nacionales de las Islas Canarias, ocupando el quinto lugar en cuanto a extensión superficial de los trece existentes en la Red de Parques Nacionales. Además de su Zona Periférica de Protección, este espacio natural está rodeado del Parque Natural de la Corona Forestal que, con 46.612,9 ha de extensión, es el mayor espacio natural protegido de toda la Comunidad Autónoma de Canarias.

     

    Tampoco se puede perder

     

    El parque rural de Teno. Pasear por Teno es como caminar por una isla dentro de otra isla. Este macizo montañoso que supera los 1.300 metros de altitud ocupa todo el extremo occidental de la isla de Tenerife y queda casi rodeado de mar. De hecho, en sus orígenes Teno era una islita separada que posteriormente se unió a otras para formar lo que hoy es Tenerife. Este aislamiento geográfico relativo ha permitido que sus barrancos y estrechos valles conserven una biodiversidad, arquitectura y costumbres singulares, difíciles de encontrar en el Tenerife de los resorts y el turismo de masas.

     

    El Parque Rural de Teno ofrece desde la laurisilva frondosa del monte del Agua hasta los estupendos matorrales de plantas cactiformes del monumental barranco de Masca, pasando por sus acantilados verticales rebosantes de vida. La estrecha relación entre la naturaleza y las comunidades locales del macizo es uno de los temas del centro de visitantes que el parque tiene en la población de El Palmar. Allí se puede obtener información de los 13 senderos perfectamente señalados del parque y de los mejores lugares para adquirir productos locales.

     

    La Playa de la Tejita. Unida a la playa de El Médano, por el espacio natural protegido de la Montaña Roja, encontramos un pequeño tesoro de la isla de Tenerife: la Tejita. Una extensa playa de 1km de longitud con fina arena rubia y aislada del medio urbano, ideal para pasar un relajante día de playa solo o en familia.

     

    La Orotava, situada en el norte de la isla de Tenerife, es uno de los pueblos más antiguos de las Islas Canarias. Fundada a principios del siglo XVI, una vez concluida la conquista castellana, la villa mantiene vivo un rico patrimonio en arquitectura, jardines y tradiciones. El pueblo toma su nombre del gran valle de Taoro, que comparte con Los Realejos y el Puerto de la Cruz. Es una puerta de entrada al Parque Nacional del Teide, con su volcán de 3.718 metros de altitud.

     

    La Orotava atesora edificios religiosos y sociales de gran importancia. Se pueden visitar la iglesia de la Concepción, levantada en el siglo XVIII, varias casas señoriales de familias de rancio abolengo y la Casa de los Balcones, construida en 1632 con una balconada y un patio interior fabricados en madera labrada. La villa, acogedora para realizar compras y disfrutar de sus terrazas, alberga la fiesta anual del Corpus Christi, en la que sus principales calles y plazas son tapizadas con alfombras hechas de flores.

     

    Parque Rural de Anaga. Anaga es un macizo de montañas de bordes afilados y barrancos profundos, en apretada sucesión, cubierto de un manto verde de laurisilva y salpicado de caseríos encantadores aquí y allá. Todo esto, a menos de una hora en coche desde La Laguna, ciudad Patrimonio Mundial de la Unesco, y de la capital y puerto principal de la isla de Tenerife, Santa Cruz. Explorar Anaga es viajar a un lugar de claro sabor rural y a una época pasada en la que la relación entre los humanos y su entorno era más estrecha. Una excursión ideal por este extenso parque rural debe incluir el centro de visitantes de la Cruz del Carmen, en la carretera TF-1. Luego, una caminata por el sendero de las Vueltas de Taganana, para disfrutar de una frondosa laurisilva y de un caserío histórico, Taganana. Para descansar, nada como un baño y un plato de pescado fresco en la playa de Benijo o en la del Roque de Las Bodegas. Y para pernoctar, el albergue oficial Montes de Anaga o una de las múltiples casas de turismo rural del parque.

     

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