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La gran trampa de las islas grandullonas

 

Las llamadas islas capitalinas o grandullonas se creen que además de lanzaroteños somos bobos. El otro día en Café de Periodistas, el nuevo líder del Psoe, Angel Víctor Torres, anunciaba como un éxito el que la mayoría de los partidos con representación en el Parlamento de Canarias se habían puesto de acuerdo en la propuesta de romper el principio de la triple paridad del sistema electoral canario. Sin mala intención, Ángel Victor Torrres, cree que las islas menos pobladas estamos a favor de romper el equilibrio que el actual sistema electoral proporciona al archipiélago bajo la excusa de la actual desproporción entre territorio y habitantes. Un sistema que prima el territorio sobre la población precisamente para no hacer más pequeño a los pequeños y más grandes a los más grandes.

 

El problema no es que Angel Victor Torres abogue para que Gran Canaria y Tenerife tengan mayor peso político y económico en Canarias rompiendo las reglas del juego que tanto costó conseguir en su día. El problema es que Dolores Corujo, Astrid Pérez o María del Río, todas ellas parlamentarias apoyan esa tesis de restar poder a Lanzarote para dárselo a Gran Canaria y Tenerife. El problema es que ni Loli Corujo ni Astrid Pérez son capaces de negarse a seguir el juego a sus partidos que son en esas islas donde tiene su gran implantación electoral. Ya saben que pasarán a la historia de Canarias como los traidores quienes voten a favor de romper los equilibrios que esta región, que las islas menos pobladas, hayan disminuido las distancias en el desarrollo económico y cultural en las últimas décadas con respecto a Gran Canaria y Tenerife. Si ya con este sistema de la triple paridad el poder político y económico está en las islas mal llamadas capitalinas, si siguen siendo en estas islas donde se reparte el “bacalao”, nada les decimos si se rompe el sistema electoral de la triple paridad. ¡Ay mi madre!.

 

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