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Nadie quiere “explotar” la piscina de Tías

 

 

El alcalde de Tías, Francisco Hernández, firmaba el viernes, día 13, el documento definitivo que declaraba desierto el concurso para la explotación de la piscina municipal y los anexos, cafetería y pistas de padel. Es la segunda vez que queda desierto el concurso para que una empresa privada explote la piscina. Pacho Hernández, ya decía en el último Café de Periodistas de que si no hay una aportación dineraria pública del propio ayuntamiento, ninguna empresa se arriesga a gestionar un servicio que no tiene garantías de éxito o que saque suficiente dinero para pagar las nóminas de los trabajadores y el mantenimiento de las instalaciones.

 

Por lo tanto, la idea ahora es sacar por tercera vez a concurso la explotación la piscina pública y sus anexos pero en esta ocasión aportando el ayuntamiento un dinero para hacer más atractiva la oferta a los futuros licitadores. La idea de Tías no es mala, mejor es gastarse 30 0 40 mil euros anuales de las arcas públicas que dejar pudrir una piscina que se construyó en la época del socialista Pepe Juan Cruz Saavedra, con el famoso Plan ZP (ZO, Zapatero). Habrá gente y organizaciones políticas abonadas a la estupidez en esta isla, como Podemos, que no les extrañe que critiquen que se aporte dinero público a una empresa privada para explotar una piscina pública. Preferirán que las instalaciones se caigan a cachos y que, encima, los ciudadanos de Tías no disfruten de unos servicios públicos de nivel. Así de tonto es el sectarismo.


Maldad y envidia

 

Este ejemplo de lo ocurrido con las instalaciones de Tías viene a demostrar que es mucho mejor para el interes general, en muchos casos, dar incentivos a las empresas privadas, cediendo terrenos o llegando a convenios de explotación de instalaciones deportivas, culturales o de ocio, que llevarlas directamente las administraciones locales. No sólo estas se ahorran dinero, no acumulan funcionarios de cara al futuro sino que además, se suele prestar un mejor servicio al ciudadano.

 

Por eso, cuando vemos como se ha criminalizado un convenio que en su día el ayuntamiento de Yaiza firmó a principios de la década de los 2000 con el Hotel Princesa Yaiza cediendo una parcela por una serie de años para que con dinero privado se construyera unas instalaciones deportivas y de ocio (por cierto de lujo) para dar un servicio a la zona, tanto a residentes como a turistas, de las que carecía Playa Blanca, comprobamos una vez más la maldad de algunos partidos.

 

Al contrario de lo ocurrido con Tías esas instalaciones, nos referimos a las del Kikoland, fueron construidas por el Princesa Yaiza, y no aporta un euro el ayuntamiento para la explotación. Es decir, que el Kikoland sólo ha sido beneficioso para Playa Blanca, más aún si fuera verdad que realmente el empresario pagara en su día más de 2 millones de euros para evitar problemas al ayuntamiento con otros compradores del Plan Parcial Papagayo, que reclamaron en su día una serie de parcelas al ayuntamiento sureño. En fin, que ya aburre la persecución política y judicial a uno de los empresarios que más instalaciones de calidad ha aportado a la isla. Maldad y envidia, un cóctel explosivo.

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