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Stratvs, el cierre injusto

 

El auto conocido este lunes día 2 de la Audiencia Provincial viene a demostrar lo que muchos analistas, y la propia defensa de Stratvs, venían diciendo desde hace tres años: que no había motivos suficientes para el cierre cautelar de la bodega y que tal medida excepcional había sido un exceso por el daño y perjuicio que se hacía a la propiedad de la bodega y a los 32 trabajadores que fueron despedidos sin antes demostrarse que se había cometido un delito medioambiental. Una medida excepcional como el cierre cautelar además, viene a decir la Sala de la Audiencia Provincial, no se puede extender en el tiempo, menos aún cuando no se ha demostrado que realmente se haya cometido algún delito ambiental, sino que por los informes que ha aportado la defensa nunca se produjo ninguna contaminación hídrica del subsuelo. Entre otros motivos porque no había aguas que contaminar en el subsuelo. En definitiva, la Audiencia Provincial viene a decir que hasta que no se celebre el juicio sobre Stratvs no había razones determinantes para que siguiera cerrada la Bodega.

 

Lo que se entiende poco es como esta misma sala de la Audiencia Provincial de Las Palmas, con los mismos magistrados, mantuvo en mayo de 2014 el cierre cautelar de la bodega cuando el propio fiscal Stampa había sorprendido a todos al pedir en esa apelación presentada por la defensa, el levantamiento del cierre cautelar. Levantamiento del cierre que ahora, tres años después, se concede. Stampa sorprendía a todos porque se consideraba periodísticamente como el principal azote del promotor turístico, Juan Francisco Rosa. Fue precisamente Stampa quién en su día defendió en el Juzgado número cinco de Arrecife la petición del cierre cautelar que ahora se ha demostrado injusto y excesivo mantenerlo.

 

La venganza contra un promotor

 

Muchos analistas mantuvieron que en el precipitado cierre de Stratvs no se perseguía realmente evitar ningún daño ambiental inminente, ni grave, sino que realmente se buscaba consumar una venganza del grupo que está detrás de Transparencia urbanística, cercanos a la Fundación César Manrique, y al llamado despacho de La Plazuela.  Siempre la Fundación César Manrique ha creído que tras la denuncia contra su “casa de las Cúpulas” estaba el entorno del promotor turístico y de ahí esa tremenda campaña de acoso y derribo que se inició contra este empresario lanzaroteño por el entorno próximo a esa institución cultural. Campaña que continúa y continuará.

 

Y realmente la venganza contra Juan Francisco Rosa se consumó porque, independientemente de haber ganado ahora esta apelación en los Tribunales de Justicia, ha perdido porque ese grupo de Transparencia urbanística (que son cualquier cosa menos transparentes) consiguió infligir un daño difícilmente reparable al tener cerrada durante más de tres años la Bodega Stratvs. 

 

La propiedad está analizando ahora la posibilidad de reclamar daños y perjuicios por mantener cerrada durante 36 meses una bodega en pleno rendimiento, que si por algo se caracterizaba era precisamente por el mimo con el que fue realizada, con una inversión superior a los 20 millones de euros, inversión que ninguna otra bodega en Canarias y muy pocas en Europa, había realizado. No sólo se hizo esa millonaria inversión para conseguir una bodega que hiciera un vino de alta calidad, numerosas veces premiado en sus escasos 5 años de existencia antes del cierre (ese mismo año de 2013 era seleccionado por el Ministerio de Agricultura como uno de los mejores vinos España), también para contar con unas instalaciones modernas, con los últimos avances tecnológicos para la realización de los mejores caldos, totalmente integrada en el paisaje de La Geria.

 

La mafia verde contra Rosa

 

Fue precisamente con la llegada de Stratvs, con una producción de casi medio millón de botellas, cuando subió el precio de la uva, y se empezó a pagar la uva a los pocos meses de ser adquirida a los viticultores y, sobre todo, la sana competencia hizo que, como nunca, se mejorara la calidad de los vinos de la isla.

 

Stratvs, junto al Grifo y Bodegas Bermejo, entre otras, llevaron la buena imagen de La Geria a toda España y se logró animar al viticultor a conservar mejor que nunca sus fincas. Un círculo virtuoso roto por ‘vendettas’ inconfesables, pero sobre todo por la miseria de algunos descatalogados socialmente con el inestimable apoyo de grupos que querían controlar el poder político y económico para seguir llenándose los bolsillos.

 

Se trata de la llamada mafia verde, compuesta por una institución cultural, un famoso despacho de abogados vinculado al Psoe y un medio de comunicación acostumbrado a vivir como ningún otro del dinero público. Éstos, la mafia verde, decidieron tirar a matar a Juan Francisco Rosa porque encima, Rosa, estaba realizando obras de gran nivel como la propia bodega o el Hotel Princesa Yaiza. Encima a eso se le suma que el control de las instituciones del que siempre disfrutaron, se cortocircuita en gran parte con la elección de Pedro San Gines como presidente del Cabildo de Lanzarote, el único político que se enfrentó al chantaje de la mafia verde y al que también está costando caro tal independencia.

 

No se sabe todavía cuánto daño más hay que hacer a esta isla para saber que ya le han hecho demasiado. La mafia verde continuará la guerra porque son insaciables pero ya, por suerte cada vez más, Lanzarote sabe que sólo luchan por sus bolsillos. Ya han quedado medio desenmascarados. El tiempo les quitará la careta del todo. La prueba evidente fue que ese grupo denunciante de Stratvs nunca denunció al resto de bodegas de La Geria que vertían sus aguas residuales a través del pozo negro. La prueba del 9 de que no buscaban defender el medioambiente sino vengarse de un promotor.

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