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¿Impuestos para ricos?

Francisco Pomares

 

El Gobierno ha anunciado una subida de impuestos y medidas contra el fraude que permitirán al Estado una recaudación de 6.850 millones de euros el próximo año. Se ha elegido con cautela las nuevas tasas, para recitar el viejo mantra de que esta vez van a pagar los ricos, pero el sistema fiscal español no se basa en hacer que los ricos paguen más, sino en hacer que pague más todo el mundo. La incorporación de las tasas Tobin y Google, cuyo reglamento se publicó ayer en el BOE, lo que permitirá que entren en vigor en tres meses, es una buena noticia, por cuanto las tasas afectan claramemente a las grandes transacciones económicas y a operaciones realizadas por las multinacionales tecnológicas que en la actualidad no tributan. La tasa Google establece un tipo del tres por ciento sobre los ingresos generados por servicios de publicidad en línea, de intermediación en línea y la venta de datos obtenidos a partir de información proporcionada por el usuario. Entre ambas tasas, Tobin y Google, se recaudarán unos 2.600 millones de euros en 2021, de acuerdo con las precisiones rebajadas del Gobierno. Luego hay que sumar otros 800 que es lo que se espera lograr por las medidas antifraude, y el resto ya saben de dónde va a salir. A los políticos se les llena la boca de progresismo social cuando hablan de subir impuestos, pero ya me dirán si duplicar el IVA de las bebidas con azúcar, o hacer pagar por el plástico de un solo uso es un asunto que sólo atañe a los ricos. Cuando sólo son los ricos los que pagan, no entra dinero en caja.


No tengo nada en contra de que se pongan en marcha mecanismos para frenar el trasiego de divisas o lograr que Amazon, Google y Facebook dejen en casa una parte de su pasta. Tampoco soy contrario al gravamen al uso de plástico de un solo uso. Europa lleva tiempo reclamando que España afronte su recuperación con impuestos verdes, que en nuestro país están un tercio por debajo de la media europea en relación al PIB. No creo que sea censurable encarecer productos que no son buenos para la dieta, como los que contienen azúcar añadido. De lo que sí estoy en contra es de que se vendan pajaritos preñados. Dos de estos impuestos van a pagarlos más los que menos tienen. Que sean útiles para poner en marcha políticas de defensa del medio, o para mejorar los hábitos alimentarios, ni lo discuto. Pero los han sacado ahora, y no creo que se haga precisamente pensando en el planeta o en nuestra salud. Al Gobierno la parte que más le preocupa de nuestra anatomía es la que sostiene los bolsillos. Y es normal que decidan hacerlo ahora. La Seguridad Social cierra con un déficit récord, de 45.000 millones, cifra que aumentará hasta los 82.000 en 2021, y a la que jamás nos habíamos aproximado. La crisis nos precipita a la cola de todo, y coloca a los españoles con un PIB per cápita inferior al de Chipre, Lituania o Eslovenia. Hemos pasado de ser la décima potencia industrial del planeta a ser el 39 país con el PIB per cápita más bajo.


¿Impuestos? Sí, no hay otra. Nuestro porcentaje de ingreso y gasto público está muy por debajo de la media europea. Pero el sistema tributario español sigue depositando la mayor carga en las rentas del trabajo y el consumo y no en la riqueza y el capital. Lo que se espera de un gobierno de izquierdas es que reduzca esa diferencia, no que nos engañe.

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