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La historia no se puede borrar cambiando placas

Por Antonio Coll

 

 

En estos días se ha visto a operarios del Ayuntamiento de Arrecife por diferentes calles de la capital retirando las placas de los nombres de las vías, para instalar los nuevos rótulos con sus nuevos nombres, según el grupo de gobierno, para cumplir con la Ley zapateril de “Memoria Histórica”. Para ello, en su día, el grupo de gobierno conformado por CC-PSOE nombró a una comisión de expertos para proponer los cambios. El objetivo marcado fue borrar los nombres, según dice, vinculados al franquismo. Ya en su día expuse mi opinión, contraria a la partidista y deslustrada ley, que solo tiene fines de abrir heridas del pasado, cerradas por la inmensa mayoría de los pobladores del Reino de España, en 1976 con un referéndum que significó la “reconciliación”, refrendado, posteriormente, en 1978, con la aprobación de la Constitución Española, votada por casi todas las ideologías, de izquierda a derecha. El propio Santiago Carrillo, del legalizado Partido Comunista de España, dijo en el Congreso de los Diputados: “Hay que sumar hacia adelante. Ya está bien de que los españoles miremos el pasado”. Asimismo, Felipe González –PSOE- en el propio hemiciclo declaró: "No tiraría al suelo estatuas ni de Franco ni de nadie. Asumo toda la historia. Cada uno ocupa su lugar. La historia no se puede ni debe intentar borrar”. Reconciliadoras y sabias palabras en una época histórica crucial para el futuro del Reino de España, encarnado por Juan Carlos I, después de la desaparición del General Franco.

 

Los gobernantes de Arrecife de esta legislatura se marcharán del Ayuntamiento a partir del próximo día 24 de mayo. Y se irán sin poder presumir de haber realizado una gestión eficaz para los intereses generales de la ciudad. En el baúl de los recuerdos se quedarán cuestiones y proyectos de alto interés. Es posible que se marchen con el orgullo “bien alto” de haber retirados símbolos del antiguo régimen del General Franco, como el monumento de piedra ubicado en la inmediaciones del Club Náutico de Arrecife, instalado en 1965 por las entonces autoridades insulares, entre ellas, José Ramírez Cerdá, presidente del Cabildo, y Ginés de la Hoz, alcalde de Arrecife, para conmemorar los “25 años de paz de Franco”. Sin comentarios.

 

Si el grupo de gobierno minoritario de Arrecife hubiese celebrado una consulta a todos los vecinos y empresarios,residentes y ubicados en las calles o avenidas, hoy modificadas con nuevos nombres, estaría por asegurar que la mayoría se opondría al cambio. Y, posiblemente, no por cuestiones ideológicas, sino por problemas funcionales y de sentido común. ¿No hubiese sido más lógico de poner los nombres elegidos por la Comisión de “Expertos” a nuevas calles o avenidas y haber dejado las antiguas? ¿Qué tuvo que ver el General Miguel Primo de Rivera -1870-1930- con el franquismo, por ejemplo? ¿Y qué decir del General García-Escámez? Otro nombre borrado. Según el libro escrito por el general Franco Salgado-Araujo, “Mis conversaciones privadas con Franco”, el militar García-Escámez era un republicano convencido pero, contrariamente, tenía un proyecto de independizar a las Islas Canarias de España y proclamar una nueva nación bajo el reinado de Don Juan de Borbón, padre de Juan Carlos I. Este supuesto hecho estaba supeditado, según recojo del Diario de Tenerife, si la Alemania nazi hubiese invadido la Península Ibérica. He expuesto estas referencias para “desmontar tópicos falsos”, como muy bien expone el historiador y periodista, Pio Moa, que acaba de publicar un libro bajo el título “Los mitos del Franquismo”. El autor con este libro “abre un nuevo campo a la investigación y debate”. El mismo Pio Moa escribe: “Porque pocas historias ha sido tan mitificadas en pro o en contra como la del franquismo” “Sustituir la historia real por mitos perturba el presente y futuro”. “De hecho, -sigue el autor- entender aquella época es indispensable para entender la actual”.

 

La ciudad como Arrecife, todavía está esperando que una clase política gobernante, sea capaz, valiente y comprometida de implementar todos los proyectos necesarios, en infraestructuras y dotaciones, para situarla en el lugar que se merece, como la tercera capital de Canarias.

 

Modernizar Arrecife, sin complejos, es tarea de políticos con talante y visión de futuro. Arrecife no puede crecer y desarrollarse si los políticos de turno sólo se dedican al jolgorio, dejación de funciones y, en el caso principal de este artículo, a borrar la historia, cambiando el nombre de las calles, para perturbar y fastidiar, aún más, a sus habitantes, ya suficientemente escaldados porque, año tras año, comprueban que los problemas reales de la ciudad no se resuelven.

 

Sólo es de esperar que a partir del 24 de mayo los gobernantes que salgan de las urnas se tomen en serio el presente y futuro de Arrecife. Que no se vuelva a perder una nueva legislatura, como ha sucedido en las últimas décadas.

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