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Pablo Iglesias “se corta la coleta” y nace una estrella en Madrid

 

 

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    La noticia del anuncio de Pablo Iglesias, líder indiscutible de Podemos, a las pocas horas de conocerse el fracaso de la formación morada en las elecciones de Madrid, donde fue claramente superado por Más Madrid, ha sido la guinda de una jornada gris para la Izquierda española.

     

    Pablo Iglesias señaló en un discurso acompañado de su equipo más cercano, entre ellos su mujer y ministra, Irene Montero, que abandona el escaño obtenido pero también la dirección de Podemos y, en definitiva, la política activa.

     

    Iglesias acudió como los Bomberos a las Elecciones de Madrid, abandonó una de las tres Vicepresidencias del hoy tocado Gobierno de Pedro Sánchez, para evitar el previsible descalabro de Podemos en la Comunidad más importante de España. Y ciertamente consiguió el objetivo, pero no logró una candidatura conjunta con Más Madrid encabezada por él, como pretendía, ni que su presencia en la lista de Podemos sirviera para obtener unos buenos resultados.

     

    Pablo Iglesias, siete años después de una fulgurante carrera que comenzó como eurodiputado, abandona la política activa porque cree que estas elecciones y “esta campaña le han convertido en el chivo expiatorio. Creo que es evidente que a día de hoy no soy una figura política que pueda contribuir a mi partido”, señaló en su discurso de análisis de los resultados.

     

    Ahora la cuestión es saber hasta dónde llega la crisis de Podemos tras el abandono de Pablo Iglesias de ese partido que nació al calor del 15-M, manifestación del desencanto de la política tradicional que unos jóvenes profesores universitarios supieron identificar y hacer lo necesario para apropiarse de ese malestar de una parte de la población, agotada con la corrupción y la crisis económica.

     

    Todo indica que a la Izquierda del Psoe siempre ha existido un espacio político, pero lo que se desconoce es si será Podemos el partido que lo siga ocupando o lo hará otra formación política.

     

    Lo que está claro es que con Podemos en declive y Ciudadanos cayendo al abismo (ya desapareció de Madrid), el bipartidismo se refuerza. Eso sí, Pedro Sánchez ya ha visto que juntarse con las políticas radicales de Podemos y de otros socios como Bildu o Esquerra Republicana, no es el camino. Aunque como decía alguien, cuando no se sabe a dónde se va, cualquier camino vale.

     

    Madrid no es España, pero sí una parte muy importante de ella. No se puede trasladar lo ocurrido en Madrid al resto del país, pero ha servido para llenar de ilusión a un electorado que no quiere saber nada de políticas radicales. El electorado de centro ha demostrado que tiene más temor a Iglesias que Ayuso. Más miedo a las políticas radicales y frentistas de Podemos, seguidas por el Psoe, que a las políticas de la líder popular. De hecho le han dado una gran mayoría para que no tenga que depender de Vox.

     

    No sólo las izquierdas han sufrido una gran derrotan, a pesar del incremento considerable de votos de Más Madrid (una escisión de Podemos), sino que Pedro Sánchez y su política de gobierno, quedan tocados. Ya se verá hasta donde, pero lo cierto es que hasta hace un mes el PP estaba hundido con pocas posibilidades de hacerle daño a un Pedro Sánchez envalentonado y ahora, al menos, existe la ilusión entre aquellos que no quieren ver a Podemos sentado en el Gobierno de España. Han conseguido que exista la esperanza de que en las próximas elecciones, al menos, se tendrá que jugar el partido para ver quién es el vencedor. Y ese es el gran éxito de Ayuso, una candidata que la izquierda mediática maltrató, ninguneó y  que, finalmente, se convirtió por sus propios méritos en la gran triunfadora. Han creado una estrella de la nada.

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