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Cuentos de Medianoche: La sombra que huyó

Mar Arias Couce

 

Escuche aquí el relato leído por su autora:

 

 

El día que su sombra se separó de él supo que algo iba mal. No fue una sensación. Era real. Cuando llevaba caminando unas tres manzanas, ya no le cupo duda. Había dejado de tener sombra, y eso no le parecía nada normal. De alguna manera, era justo esa sombra suya, siempre pegada a sus pasos, la que le hacía estar unido a la tierra. Ahora tenía la sensación de que ya no le ataba nada al suelo, de que podría salir volando solo con imaginarlo.

 

Siguió caminando, no obstante. Qué iba a hacer. A quién le podría contar semejante historia sin parecer un loco.  Quiso buscar su sombra en las sombras de los demás, pero ninguna era como la suya. Ninguna le pertenecía.

 

Pasó la jornada, echándola de menos, y regresó a casa. Ya había asumido su nueva realidad. No le quedaba más remedio.

 

Sin embargo, al entrar a su cuarto, la vio. Allí junto a su cama, junto a su cuerpo tumbado en el suelo y ya frío por el rigor mortis, estaba su sombra. Tan pegada a él como lo había estado siempre. Ella no lo había abandonado. Había sido él el que no sabía que desde hacía horas los dos ya estaban muertos.

 

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