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Lanzarote, quince años casi sin piche

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Las clásicas bolas de restos de hidrocarburos de los barcos ya prácticamente no se ven en nuestras costas, tal y como ocurría hace apenas dos décadas

 

  • Lancelot Digital
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    Tal vez, quince años no son nada, pero lo cierto es que en materia de sostenibilidad tres lustros prácticamente sin piche en Lanzarote, suponen un cambio radical para el medio ambiente insular. Y es que hace apenas veinte años las costas de Canarias estaban llenas de piche (hidrocarburos) y la contaminación creciente era una amenaza que daba muchos quebraderos de cabeza a los dirigentes políticos de aquel entonces.

     

     

    Sin embargo, la situación dio un giro de 180 grados para mejor. Ezequiel Navío, naturalista y con una trayectoria profesional centrada, desde hace muchos años, en la lucha contra el cambio climático en Canarias y en territorios africanos, explica porqué antes había tanto piche en las costas y qué ha ocurrido para revertir la situación. “Durante muchas décadas, miles de buques petroleros procedentes de zonas de extracción de África central, del Cabo de Buena Esperanza en Sudáfrica e incluso del Golfo Pérsico, descargaban el hidrocarburo crudo en refinerías costeras del norte de África y de la Europa mediterránea. Sus tanques quedaban impregnados de petróleo cuando, ya vacíos, se dirigían de nuevo a sus estaciones de carga, e innumerables petroleros los limpiaban en sus rutas de regreso introduciendo agua de mar en sus bodegas y expulsándola contaminada y repetidamente al océano”, explica. “Estos vertidos, ilegales y del todo irresponsables, comenzaban en el Estrecho de Gibraltar y también desde Finisterre e incluso en el entorno de Canarias, arrojando al mar ingentes cantidades de crudo formando estelas de decenas de kilómetros de piche que, arrastradas por la corriente marina de Canarias y por los vientos alisios, alcanzaban múltiples costas de las islas orientadas al norte. Con esta práctica, las compañías petroleras ahorraban mucho tiempo y dinero, pero contaminaban sistemática y gravemente océanos y costas de todo el planeta y de forma notoria de las Islas Canarias”.

     

     

    Efectos muy dañinos sobre la flora y la fauna de las islas

     

    Los efectos de la contaminación eran demoledores. “El crudo vertido deliberadamente por los petroleros afecta potencialmente a la biodiversidad marina en todo su conjunto, al contaminar la superficie oceánica y por tanto el hábitat de especies piscícolas pelágicas, aves y mamíferos marinos. Además, la contaminación puede dañar la columna de agua, la cadena trófica global incluyendo el plancton, y los fondos marinos donde se deposita el crudo tras hundirse por la progresiva evaporación de las sustancias volátiles que lo mantienen a flote. En el ámbito costero, las especies de flora y fauna resultan dañadas en diverso grado dependiendo de distintos factores, esencialmente de la composición química del crudo, de su volumen y grado de toxicidad, de su persistencia en el medio físico y de las condiciones climáticas de viento y oleaje, así como de la naturaleza física del litoral”, asegura. “Aves marinas, crustáceos, especies filtradoras, piscícolas y otras múltiples formas de vida que habitan las costas de las islas pueden morir en horas o días por el contacto con el petróleo, y otras resultar dañadas en sus sistemas reproductivos y digestivos a corto o largo plazo. En otro contexto, las sensibles praderas de fanerógamas en fondos someros pueden desaparecer si el crudo se deposita sobre ellas. El petróleo es un veneno con un potencial muy elevado de toxicidad por su capacidad expansiva en el medio oceánico, y una de las amenazas más graves para los seres vivos por las características de emulsión de los residuos persistentes del crudo es la asfixia”.

     

    Navío señala que los derrames de crudo en el entorno marino generan riesgos muy diversos también para las personas, su salud y recursos esenciales como la pesca, el marisqueo, el turismo y los paisajes extraordinarios que albergan, en este caso, los litorales costeros de Canarias, ya se trate de playas, rasas intermareales, salinas, entre otros. “Los efectos sobre la salud en los seres humanos dependen del tipo de composición química de cada crudo y del grado de exposición sobre las personas, y pueden afectar a la piel, al sistema respiratorio y ocular e incluso provocar también enfermedades cancerígenas a corto o largo plazo en función del grado de absorción de sus sustancias”, especifica.

     

    Tomar medidas

     

    La situación era ya insostenible a finales de los años 90, momento en que la delegación canaria del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), en aquel entonces WWF/ADENA, puso la máxima atención y la capacidad de todos sus recursos insulares, estatales e internacionales para luchar contra la contaminación de vertidos deliberados de petróleo al océano en el entorno de Canarias. “Tras un Taller de trabajo celebrado en Lanzarote para abordar este asunto junto a responsables de la Dirección General de la Marina Mercante del Ministerio de Fomento, se diseñó un Plan de Acción que abarcaba tres objetivos principales. El primero, promover la declaración de Canarias como Zona Marítima Especialmente Sensible (ZMES) por parte de la Organización Marítima Internacional (OMI) al objeto de establecer sistemas de notificación, de separación de tráfico y de precaución para la navegación costera en Canarias, incluyendo la prohibición de navegar en zonas específicas de las Islas y la creación de pasillos marítimos para aumentar el control en las islas sobre buques que trasportaran mercancías peligrosas, incluyendo petroleros”, explica el naturalista. “Esta acción fue finalmente alcanzada en abril de 2004, tras aprobar la designación de ZMES Canarias por parte de Comité de Protección del Medio Marino de la Organización Marítima Internacional. En este sentido, no puedo dejar de reconocer el extraordinario trabajo que realizó el capitán de la Marina Mercante Francisco Javier Villanueva, experto en lucha contra la contaminación marina que estuvo años trabajando desde el Ministerio de Fomento para que Canarias estuviera más protegida en este contexto. En segundo lugar, se impulsó un Plan de intervención experimental entre WWF/Adena con la Agencia Espacial Europea, el Instituto Nacional de Tecnología Aeroespacial (INTA) y la DG de la Marina Mercante para, con el apoyo del Gobierno de Canarias y otras entidades, observar con satélites el entorno marino de Canarias a fin de detectar vertidos de hidrocarburos y avisar a las autoridades para identificar los buques y alertar de potenciales llegadas de petróleo a las costas de las islas”.

     

    Como resultado de este trabajo, entre el 5 de mayo del año 2000 y el 6 de octubre de 2002, el operativo localizó un total de 148 vertidos, de los cuales 2 se ubicaban en otras regiones españolas, 16 en la costa portuguesa, 54 en la costa africana y 76 en el entorno de Canarias, incluyendo un vertido el 8 de marzo de 2000 frente a la costa de Alegranza, verificado por un avión militar.

     

    Además, y en tercer lugar, WWF trabajó en el diseño de protocolos de respuesta para intervenir de forma coordinada ante potenciales mareas negras en la costa mediante programas y manuales de formación de personal voluntario para limpieza del piche y para el rescate y rehabilitación de fauna petroleada. En este contexto, durante más de 15 años, WWF en Canarias ha retirado cantidades importante de piche en operaciones de limpieza con cientos de personas voluntarias en Lanzarote, La Graciosa y Alegranza.

     

    ¿Qué es ERGOS?

     

    En 1991, durante la I Guerra del Golfo, se produjo la mayor marea negra registrada en la historia tras un intenso bombardeo aliado a petroleros en la Bahía de Kuwait, derramando más de 1.500.000 toneladas al Mar Pérsico. El único equipo español que trabajó sobre el terreno (Arabia Saudí) durante nueve meses para atender y rehabilitar miles de aves y tortugas marinas petroleadas, estaba compuesto y dirigido por personal que posteriormente operó en la oficina canaria de WWF/Adena. Tras el regreso del Golfo a España, estas personas trabajaron en el rescate de fauna petroleada por el accidente del petrolero Aegean Sea en Galicia (1992) y en el del Prestige también en Galicia (2002), adquiriendo un elevado conocimiento y mucha práctica en la lucha contra mareas negras. Toda esa experiencia fue determinante para, tras la apertura de la oficina canaria de esta ONG y teniendo conocimiento del piche que llegaba a las islas, iniciar un proceso con la máxima determinación para luchar contra la impunidad y los impactos de las prácticas irresponsables de muchas empresas petroleras. Este operativo multidisciplinar de WWF se denominó ERGOS (Environmental Response Group for Oil Spills) o Grupo de Respuesta Ambiental para Mareas Negras. El operativo se activó también, en 2015 y a petición de la Jefatura del Ministerio de Fomento, para luchar contra el petróleo derramado por el buque Oleg Naydenov tras hundirse al sur de Gran Canaria. Navío especifica que “todo el personal de ERGOS y de las ONG´s que directa e indirectamente han trabajado en sus diferentes programas e intervenciones desde hace 30 años en el Golfo Pérsico, en Galicia y en Canarias, trabajaron intensamente para evitar la implantación del campo petrolífero que Repsol pretendía asentar hace seis años frente a las costas de Lanzarote y Fuerteventura”.

     

     

    Las claves de ERGOS

     

    El trabajo efectuado por el Operativo ERGOS y por los organismos tecnológicos aeroespaciales de la Unión Europea permitieron evidenciar, en primer lugar, el ingente volumen de vertidos deliberados de petróleo que cada año se producían en este entorno del Océano Atlántico.

     

    LOS datos son alarmantes. “Entre 2005 y 2015, la media de derrames de hidrocarburos en el área de Canarias era de uno cada 255,5 días (8,5 meses) y estas cifras, unidas a la evidencia de que esta misma práctica era también sistemática y muy dañina en otros mares y océanos del planeta, especialmente en el Mar Mediterráneo, contribuyeron a que la Agencia Espacial Europea configurara el Programa “MARCOAST” y, posteriormente, en 2007, la Agencia Europea de Seguridad Marítima creara el Programa CleanSeaNet (CSN), que en la actualidad permanece muy activo y que fue también utilizado para seguir la evolución del derrame del Oleg Naydenov en Canarias en 2015”, explica. “Este factor, sumado a las nuevas legislaciones europeas para luchar contra la contaminación marina por hidrocarburos (más estrictas y con sanciones muy relevantes), y de los mecanismos promovidos por el Convenio MARPOL de la Organización Marítima Internacional (ONU), han permitido avanzar en procesos más seguros de navegación y control de petroleros para, por ejemplo, eliminar buques de un solo caso y obligar a construirlos con doble casco para evitar vertidos deliberados”, y añade. “Es obvio que el número de vertidos de crudo en el Océano Atlántico se ha reducido progresivamente desde entonces y, afortunadamente, podemos observar que, con alguna excepción de fueles pesados que alguna vez llegan a las costas, el piche que aún permanece en los litorales de Lanzarote y de otras islas de Canarias es el que llegó hace muchos años y no se dan nuevos casos de contaminación como antaño. Lanzarote, el resto de las islas y el océano de las Islas Canarias salen sin duda beneficiados por estos trabajos multidisciplinares”.

     

    Navío no quiere dejar de reconocer “el profuso trabajo que WWF hizo y continúa haciendo en este contexto, así como la labor de retirada de piche que Lanzarote Limpia y otros colectivos de la isla efectúan con enorme esfuerzo y desinteresado compromiso para limpiar las costas y concienciar sobre la necesidad de mantenerlas limpias y sanas”.

     

    Lo cierto es que todos los lanzaroteños que hoy tienen más de 30 años recuerdan la imagen de coger un callao o un palito para retirar de los pies o de las toallas el piche que sin querer se pisaba. Ahora, ya hace 15 años, prácticamente ha desaparecido. Sin duda, la acción de Adena Canarias y de su director en aquel entonces, Ezequiel Navío, fue esencial con la creación de Ergos y la lucha para que Canarias tuviera una protección especial regulada por Naciones Unidas (ZMES). Hoy se ha mejorado el medioambiente de las aguas costeras pero también se han salvado muchas playas, sobre todo en la vertiente noroeste de las islas. No ha desaparecido porque siguen quedando todavía restos de todo lo que llegó, pero lo cierto es que no han vuelto a llegar nuevas oleadas de hidrocarburos, algo que las playas canarias agradecen.

     

    Reportaje publicado el periódico Lancelote Octubre de 2021

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