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Tintas, telas y el placer de la serigrafía  

 

Rut Hernández Toledo, bióloga, pintora y artesana por el puro placer de crear, ha descubierto en el arte de la estampación, la mejor manera de volcar toda su creatividad

 

  • Lancelot Digital
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    Siempre se sintió cómoda entre pinceles. De hecho, Rut Hernández Toledo llegó a plantearse estudiar Bellas Artes, pero le pudo su pasión por el mundo animal y vegetal y se hizo bióloga, una carrera que ha sabido convertir en pasión. Pero para esta mujer hiperactiva, no bastaba y ha sabido compaginar su profesión, su vida familiar, su pasión por la pintura, nunca ha dejado de pintar, con otra pasión que se ha convertido en necesidad: el arte de la serigrafía y la estampación. La mejor prueba se puede descubrir en sus cuidadas y delicadas agendas, realizadas una a una con todo el mimo que se le dedica a una obra de artesanía.

     

    “No sé de dónde me viene. Puede que sea de el hecho de que mi madre tuviera una boutique, con ropa francesa, que en aquellos años no era muy habitual en la isla, y las telas de los vestidos me llamaban mucho la atención, me pasaba horas mirando los diseños, tocando las telas, los dibujos… puede que fuera el origen”, señala. “Hace unos cinco años decidí hacer un curso de estampación con “La Casita de Wendy” que es una casa de moda española que realiza una producción muy ética y respetuosa con el medio ambiente, algo que para mí es muy importante”, explica. “Realicé el curso y con ellos descubrí la técnica de la estampación,  a través del carvado de sellos y lo cierto es que me enganché”.  

     

    Rut explica qué es el carvado de sellos con la naturalidad propia de quién lo siente como algo propio. “Se trata de crear tus propios sellos grabando, no en madrea, sino en unas gomas especiales con unas gubias o cuchillas. En ellas pintas tú diseño primero y luego lo tallas, por así decirlo, hasta que el resultado es el que tú quieres”, señala explicando que en el proceso de tallado la forma del dibujo inicial se transforma y es preciso repetir y repetir. “El relieve que sacas quedará en la tela como un blanco y lo que no toquen las cuchillas, es lo que se teñirá”, añade.

     

    Como todo, en este proceso, el ensayo es fundamental. “Hay que desechar muchos sellos para quedar satisfecho con el resultado”, señala. “Es un proceso de prueba-error, una y otra vez hasta obtener exactamente lo que estabas buscando”.

     

    En sus primeros trabajos, Rut recurrió a copiar diseños de otros, posteriormente comenzó a realizar sellos de pájaros como hacían otros creadores que admiraba pero finalmente se dejó guiar por una máxima imperante en el mundo artístico. “Este es un trabajo al que se le tienen que dedicar muchísimas horas, así que es importante que elijas una temática que, no sólo te guste, sino que te apasione”, señala. “Pronto lo tuve claro, lo que más me apasiona son los peces, así que decidí que mis sellos serían del mundo marino insular. Los dibujos son míos, me parece que eso es siempre lo más honesto, sobre todo si la finalidad es la comercialización del producto”, apunta, “luego realizo el grabado con las cuchillas, proceso que va transformando el original, elijo las tintas, siempre ecológicas y las telas, que generalmente es algodón”.      

      

    Para Rut el respeto por el medio ambiente es fundamental y eso es algo que se hace evidente en todos y cada uno de sus trabajos. “A la hora de elegir las tintas me interesaba que fueran lavables, para que perduraran pero sobre todo que tuvieran una base ecológica”, explica.

     

     

    Destino providencial

     

    Una vez más la casualidad volvió a cruzarse en su camino. “Por puro azar contacté con una chica, que ahora es mi amiga, que había sido durante muchos años diseñadora y ahora se dedicaba a otras cosas. El caso que guardaba de su época activa muchísimos retales de algodón, telas que había utilizado para hacer las primeras pruebas de sus diseños que posteriormente, realizaba en telas mucho más costosas y elegantes”, explica. “Cuando vi la cantidad de retales de algodón blanco que tenía guardadas, supe que el destino llamaba a mi puerta. Era exactamente lo que necesitaba para mis agendas”.

     

    El proceso de la realización de agendas no se concentra ni mucho menos en el último mes del año. Al contrario, empieza con él. Ya desde el mes de enero comienza a realizar sus sellos, distintos todos los años, con peces diferentes, selecciona las tintas, prepara las telas, lavándolas y planchándolas, elige las agendas y se pone manos a la obra.  “Lavo las telas, las plancho, elijo el diseño y los colores, estampo las telas, las vuelvo a planchar para que se fije el color en ellas y luego forro y preparo las agendas una a una”.

     

    Trabajo, persistencia y creatividad

     

    Cómo llegó a hacer la primera sin haber tenido un maestro que le enseñara es un misterio que desvela sin problemas. “La mejor manera de aprender a hacer algo que te gusta es desmontarlo y ver cómo lo ha hecho su creador, luego repites el proceso hasta que el resultado te convence”, cuenta con una sonrisa. Trabajo, persistencia y creatividad, tres constantes que se repiten en su manera de afrontar cada reto.

     

    Cada una de esas agendas, única y exclusiva ya que no hay dos iguales, se entregan de manera personalizada, y en su interior incluye una carta en la que se explica el proceso creativo de la obra que el comprador tiene en sus manos. Apenas realiza 50 agendas anuales y se reparten por diferentes partes del mundo. “Mucha gente me las pide con mucha antelación y me piden muchas más de las que puedo hacer, pero me es imposible, de la manera en que yo trabajo, en mis ratos libres y por pasión por este trabajo, hacer más”, señala.

     

    Y es que todo el proceso creativo que realiza apenas le da para cubrir costes. “Con la artesanía no te haces rico, pero la satisfacción que da ver que la gente tiene tus agendas, que le van a acompañar a lo largo de todo un año y que las disfrutan, a mí me compensa”, asegura.       

     

    El precio de estas agendas no es superior al de las agendas de diseño comercial que se encuentran en las librerías. “No querían que resultaran caras, pero sí que su precio fuera justo, dado el trabajo que tiene cada una de ellas”, explica.

     

    Hacerse con ellas es sencillo. Se venden en una tienda de la capital, Jaira y se le pueden solicitar a ella en persona a través de su red social, dónde cuando va llegando la Navidad, cuelga sus diseños.

     

    Desde hace un tiempo ha comenzado a realizar otro tipo de trabajos complementarios: libretas de tapas duras, bolsas de algodón, paños de cocina, bolsas de viaje para llevar en la maleta… No descarta seguir ampliando sus creaciones, pero sin alterar el resto de su vida diaria. “Esto es una pasión, tiene que seguir siéndolo. Quiero seguir disfrutando con todo lo que cree de manera artesanal”.    

     

    Es posible seguir todo lo que hace esta artesana moderna en sus redes ruthernandeztoledo y en su blog azuldemetileno&verdemalaquita.                                                                                                                                                                           

     

     

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