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Así es una sesión de paintball de principio a fin

 

Mes tras mes los negocios dedicados al paintball, una actividad muy popular en nuestro país, registran elevadas cifras de visitantes. Tanto en Lanzarote como en el resto de las islas, así como la península, son múltiples las opciones entre las que es posible elegir para vivir por todo lo alto una frenética y apasionante jornada.

 

El Paintball está en auge y, debido precisamente a ello, es probable que en más de una ocasión se te haya pasado por la cabeza practicarlo junto a familiares o amigos. ¿Desconocer exactamente ciertos aspectos de cómo transcurre una sesión de este calibre te lo impide? En tal caso presta atención a todo lo que leerás en próximas líneas.

 

Todo empieza con una charla sobre seguridad

 

Este tipo de negocios recientemente sacados a colación procuran por multitud de aspectos, siendo uno de los fundamentales cerciorarse de que los participantes se lo pasan en grande. Sin embargo, el primer aspecto en el que inciden guarda relación con la seguridad de toda la jornada en sí.

 

Paulatinamente el citado aspecto va adquiriendo una mayor trascendencia conforme la popularidad del paintball aumenta, puesto que cada vez son más numerosos los participantes que desean embarcarse en una aventura por la naturaleza tratando de derrotar al equipo rival.

 

Fruto de lo extendido que actualmente se encuentra este plan las sesiones también son disfrutadas frecuentemente por niños pequeños. En efecto, los infantes poco a poco van siendo más habituales en las partidas de paintball, siendo uno de los principales motivos que llevan a los especialistas a incidir en la importancia de la seguridad.

 

Para tal fin llevan a cabo una charla de duración variable en la que se mencionan desde consejos básicos hasta normas y otros aspectos que se estiman de cierta relevancia. De esta manera todos los participantes pasan a poder disfrutar de la actividad bajo condiciones óptimas de seguridad.

 

Seguidamente se le proporciona a cada participante el material necesario

 

En la charla anteriormente mencionada siempre se trae a colación el uso del material y, precisamente, suele entregarse conforme la conversación va teniendo lugar. Los monos de camuflaje son elementos fundamentales, puesto que permiten adentrarse en los entornos sin que exista un elevado riesgo de que el equipo enemigo se percate de su presencia.

 

Otro equipamiento que acostumbra a ser citado durante el transcurso de la charla y que no tarda en proporcionárseles a los asistentes es el peto, el cual es esencial para la seguridad de cada jugador al igual que los dos siguientes elementos: la máscara y los guantes.

 

Ya de por sí la ilusión comienza a apoderarse de los participantes al ataviarse con todos estos objetos, aunque falta el que mayor euforia les traslada a todos ellos: las marcadoras, las cuales imitan el funcionamiento de un arma y sirven, como su propio nombre indica, para marcar al adversario con manchas de pintura.

 

Las mismas se originan a partir de los impactos llevados a cabo mediante las bolas biodegradables que también se reciben junto al resto de elementos recientemente descritos. Conviene destacar que algunos negocios permiten obtener un mayor número de éstas abonando un pequeño sobrecoste adicional.

 

La partida da comienzo

 

Tras entender los conceptos esenciales de seguridad y hacerse con el material oportuno llega el momento de comenzar una jornada de paintball inolvidable. Los equipos se sitúan en zonas alejadas dentro de un terreno que se caracteriza por ser natural.

 

Ello brinda una mayor sensación de realismo, haciendo creer a los jugadores que verdaderamente se encuentran metidos de lleno en una especie de escena bélica. Concretamente la misma suele durar entre una y tres horas, sea cual sea el escenario en el que tenga lugar.

 

De los terrenos es esencial destacar sobre todo su tematización. Neumáticos apilados, bidones y elementos de mayor envergadura como vehículos –desde coches que sirven para obtener un nivel de protección extra hasta helicópteros–, reforzando la imagen de realismo que en líneas anteriores ha sido descrita.

 

Si por algo destacan las partidas de paintball es por lo divertidas que llegan a ser. Y no es para menos, puesto que exigen desde precisión con las marcadoras a la hora de apuntar a los rivales hasta un gran compañerismo, especialmente en caso de querer ganar las sesiones.

 

Un final por todo lo alto

 

Debido al frenetismo de la jornada los jugadores suelen acabar cansados y con poca energía en su respectivo depósito de reserva, por lo que agradecen enormemente la idea que ponen en práctica algunos negocios: organizar una sabrosa barbacoa, perfecta para el colofón final a modo de broche de oro que gusta a todos los asistentes.

 

Todo lo comentado anteriormente sitúa al paintball como la actividad que se encuentra en un mayor auge, sobre todo entre varones de 18 a 40 años, aunque poco a poco va adquiriendo una mayor popularidad entre el público infantil.

 

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