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Reflexión nacionalista y autocrítica

 

Los malos resultados obtenidos por CC en estas elecciones generales en Canarias han abierto un debate en el seno del partido nacionalista. Era previsible que tras la “huida”de Nueva Canaria, la irrupción de fuerzas emergentes y, sobre todo, que la campaña electoral se centrara más que nunca en los medios de comunicación en las cuatro grandes “marcas” han desvirtuado el debate de los problemas canarios. Muchos creen que votar a CC era un gesto inútil. Pero más allá de esta realidad caerían en un grave error los dirigentes nacionalistas de disculpar sin más los resultados (sólo se obtuvo una parlamentaria y casi de milagro por Tenerife) con excusas que esconden un mal mayor. Y el mal mayor es que los nacionalistas no han logrado armar un discurso coherente e inocularlo en la sociedad canaria con eficacia y eficiencia. Un pueblo que la mayoría se siente sobre todo canario, pero que no identifican como debieran a CC como un partido que defienda mejor los intereses de los ciudadanos del archipiélago en Madrid que otras fuerzas de corte centralista. Siempre desde esta pantalla impresa hemos dicho que la educación sigue siendo la gran asignatura pendiente de Canarias. No digamos el hecho de que cada vez los ciudadanos ven a los políticos tradicionales más alejados de ellos.

 

CC, un partido necesario

 

Pocos dudan de lo necesario de la existencia de una partido nacionalista en un archipiélago alejado de Madrid. Pero muchos si dudan que CC se merezca esa confianza. Las luchas internas y las divisiones que han vivido a lo largo de los últimos 12 años no han logrado asentar como debiera ese nacionalismo moderado y pragmático en la mayoría del pueblo canario. Es verdad que en estas islas la llegada de extranjeros, pero sobre todos de peninsulares (en islas como Fuerteventura y Lanzarote la mitad de la población son gente nacida fuera de las islas o hijos de foráneos) dificulta la tarea. Es lógico que estas personas se sientan más identificadas con partidos de corte centralistas que con los llamados de “obediencia canaria” y sobre todo si los partidos de aquí no dan en ocasiones la talla. Así y todo, los resultados son aceptables en Lanzarote porque podrían haber sido peores, tal y como venían las cosas y luego se comprobó con la sorpresiva victoria de Podemos. Sobre todo en Lanzarot, donde  la decidida apuesta de la pareja Marci-Oswaldo ha servido para evitar que los resultados de CC fuera una hecatombe. Insistimos, siempre han sido un problema las elecciones generales para Coalición Canaria en el archipiélago, pero ya es hora de que se analice seriamente porque el nacionalismo ha ido perdiendo fuelle poco a poco cuando hace algo más de 10 años se logró sentar a cuatro parlamentarios en el Congreso de Madrid. La solución no es fácil, porque confluyen varias causas y a veces unas se entrecruzan con las otras pero, por ello, cuando antes se pongan seriamente en la tarea, será mejor. Porque lo de estas elecciones sólo ha sido un aviso. Y el que avisa no es traidor sino avisador. Y el ejemplo más evidente es que haya salido como senador una persona que nadie conoce - ni lo bueno ni lo malo (si lo tiene)- y que va a representar a todos los lanzaroteños. Peor aún es que muchos estén contentos.

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