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No hay casa pa tanta gente

Por Álex Solar

 

Las noticias en la prensa conejera son alarmantes: el parque de viviendas de alquiler es prácticamente inexistente. Una ciudadana acampa en plena vía pública para llamar la atención por su situación, al ser desahuciada de una vivienda. Otros “okupan” viviendas vacías en urbanizaciones y en el intertanto muchos reciben notificaciones de sus arrendatarios para que entreguen sus viviendas. ¿Qué está pasando? Desde diversos ámbitos se apuntan a varios factores, tales como el alquiler vacacional en aumento, una “bolsa” de viviendas desocupadas y la escasez de viviendas económicas o de VPO.

 

Cuando llegué por primera vez a Lanzarote ya tenía asegurado un puesto de trabajo, como muchos otros que siguen llegando hasta el día de hoy, pero no un lugar donde alojarme con mis pertenencias. Venía de un Madrid donde tampoco la búsqueda era fácil (aunque no llegaba a los niveles de ahora), a menos que uno decidiera vivir en el extrarradio y viajar unos cuantos kilómetros para desplazarse al lugar de trabajo. Era la primavera de 1992 y Lanzarote cerraba simbólicamente un ciclo con la muerte inesperada de Manrique y los que iba conociendo me contaban que habían tenido un “boom” que luego se había desinflado, dejando innumerables proyectos a medio edificar. Efectivamente, por aquí y por allá en las esquinas de Arrecife había solares vacíos y el paisaje urbano se asemejaba a una dentadura deteriorada. Algunos años más tarde, la burbuja inmobiliaria volvió a inflarse y el panorama cambió con un horizonte repleto de grúas y el ruido atronador de las excavadoras. Aún así, la escasez de viviendas siguió siendo un mal endémico y pese a algunos incipientes esfuerzos de ampliar las protegidas, el el problema seguía acechando allí, como el dinosaurio del cuento.

 

Pues bien, el bicho mantiene sus fauces abiertas y aquí tenemos sus consecuencias y sus víctimas. Para consuelo de bobos, hay que decir que en Baleares, no solo en la lujosa Sodoma pitiusa de Eivissa sino también en la capital de las Islas, Palma, la situación es altamente preocupante. Médicos, maestros, funcionarios y trabajadores de hostelería se encuentran entre los damnificados por la ola especulativa inmobiliaria, que hace que sea una misión casi imposible obtener un techo alquilado por una suma razonable. Los afectados reunido en una Plataforma señalan al aumento del alquiler vacacional y a la dejadez institucional por parte de las administraciones de las islas, que hace años han dejado de tener entre sus objetivos la promoción de viviendas de protección oficial. Muchos de estos ciudadanos duermen en albergues, en sus coches o en un viejo hospital acondicionado apresuradamente como hostal, en Ibiza , los médicos que llegan de fuera. Baleares no tiene una Ley de Vivienda propia aunque sí una normativa sobre alquiler turístico que dejará en manos de ayuntamientos y vecinos la facultad de controlar y fiscalizar este alquiler en ciertos barrios. En Canarias y concretamente en Lanzarote, la prohibición de este tipo de alquiler en zonas turísticas ha trasladado la presión hasta otras zonas urbanas, especialmente la capital. Algo habrá que hacer, ya es hora de dejarse de aventuras faraónicas con el dinero público arrojado al mar o invertido en edificios ruinosos , porque parodiando a Celia Cruz, aquí “no hay casa pa tanta gente”.

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