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El desempleo sigue inestable, como la insensatez

Por Antonio Coll

 

 

Mientras el sector turístico cerró el año 2014 con un récord de llegada de turistas, cercano a 2.400.00 visitantes, de los cuales 300.000 son de nacionalidad española, el primer mes de 2015, terminó con 154 personas más en la lista de parados en la isla, que ya suman 14.569. Desde hace mucho tiempo se viene anunciando que el principal sector económico de Lanzarote: el turismo y servicios, nunca podrá absorber la citada cifra. Por ello, el comportamiento del mercado laboral en Lanzarote seguirá inestable, por no decir poco esperanzador para aumentar el empleo, aunque sea de forma moderada. Todos nos alegramos de los récords de la afluencia turística, por vía aérea y marítima, pero no buscar otras alternativas productivas, se condena a la isla a mantener unos índices de desempleo altísimos. Y esta circunstancia es incomprensible, porque Lanzarote posee una potencialidad de recursos para obtener una óptima estabilidad en el mercado laboral.

 

Desde hace meses, en este periodo preelectoral, ya empieza la charanga política mediática de prometer puestos de trabajo, cuando saben perfectamente que con el actual sistema económico implantado y el inmovilismo para proponer nuevas vías de desarrollo, esos compromisos permanecerán en el baúl de los recuerdos, tras la celebración de los comicios electorales. Pasar de las palabras a los hechos, en Lanzarote, ya se ha convertido en utópico. La carencia de lucidez y talento de una buena parte de la clase política lanzaroteña y canaria, por cierto, muy bien acomodada, seguirá, me imagino, las mismas tendencias, contrarias al crecimiento y a las exigencias de una nueva época. Pero aquí la ampliación de miras solo llega al propio ombligo. Sirva el ejemplo del Plan Insular del Territorio. Después de 23 años aún no se ha podido modificar y acomodar a las exigencias que demanda la isla. ¿No es una muestra palpable de la insensatez que rige el destino de la isla? ¿No es ya una “enfermedad” endémica que padece la isla? Poco importa que Lanzarote permanezca quebrada. Poco importa ofrecer alternativas para el desempleo. Poco importa que inversores potenciales huyan de la isla. Poco importa haber permitido el desmantelamiento de nuestro sistema financiero-bancario, encarnado en las dos cajas de ahorros. No son los aislados casos de corruptelas o despilfarro en algunas instituciones públicas, los que frenan el progreso de la isla. Es el inmovilismo. Es la mediocridad e intereses particulares de algunos mandatarios políticos, la raíz principal del estancamiento y el freno a tantas iniciativas que no pueden implementarse por falta de planes de ordenación y garantías jurídicas. Los entramados institucionales que afectan a los partidos políticos, paralizan la apuesta por un modelo de desarrollo social, con puestos de trabajo estables y una economía sostenible. He repetido hasta la saciedad que la “crisis” en Lanzarote proviene, en gran parte, por la falta de gestión de los mandatarios de la isla. Gobiernan en un ambiente deteriorado y sin ideas. Luego nos quejamos de la indignación. Luego nos quejamos que movimientos intelectuales se hallan organizados y estén consiguiendo que una buena parte de la sociedad civil apuesten por ellos. Ahora quieren despertarse, me refiero a los partidos tradicionales, porque están viendo el colmillo al lobo, pero quizás sea demasiado tarde, porque el descrédito y la desconfianza se han apoderado ya en muchísimos ámbitos de la sociedad. Y es que la indignación tiene un límite. La primavera del 2011 fue un aviso. Hoy es una realidad. Y las propuestas son sencillas. Renovar la vida política y el sistema económico-financiero. Se puede estar de acuerdo o en desacuerdo, pero los mensajes de la formación política Podemos está calando. Y poco importa el programa político-económico que promulgan. Generalmente, ningún partido cumple con lo prometido después de unos comicios electorales.

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