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Jorge Javier y la miseria humana

 

Guillermo Uruñuela

 

La verdad es que a veces uno se plantea hasta qué punto le interesa meterse en berenjenales que ni le van ni le viene. Pero es superior a mí. Lo reconozco. Y entonces recapacito y pienso, "este mes lo escribo, sin falta" porque alguien lo tendrá que decir por aquellos que también lo piensan. Mis dudas vienen después, al sopesar orientativamente, cuántos serán los de este grupo.

 

Jorge Javier Vázquez está haciendo un daño irreparable a la sociedad, y además, ha sembrado una semilla putrefacta de la que no germinará nada positivo. Y no hace falta tener muchas luces para llegar a comprender que este escrito no es un ataque frontal al tipo; que ni lo conozco ni me importa un pepino lo que haga con su vida. Es un mensaje para todos aquellos que representan lo mismo y forman parte de un show televisivo vergonzante.

 

Ya lo advirtió García hace más de dos décadas cuando comentó en una entrevista algo así como que “ahora llegará el italiano a llenarse los bolsillos”. Dicho y hecho. La televisión se ha convertido en un circo romano en el que uno ya no distingue a las fieras de los gladiadores. Todo vale, siempre y cuando haya viruta de por medio.

 

El conductor perfecto de todo esto que les narro es mi amigo Jorge. Por eso se está forrando; porque no tiene rival en dicho menester. Es especialista en encontrar la pregunta más provocadora posible, de retorcer una trama cuando decaen los ánimos; siempre tiene el chascarrillo apropiado y picante para ese jovenzuelo al que entrevista. Ahí, como la cosa va entre machos no hay problema y, en ese aspecto, no se siente ofendido porque se trate el tema con ligereza. Cosa que no ocurriría si fuese hetero.

 

Destroza la vida, en su mayoría, de gente muy joven con el respaldo maloliente del "estás aquí cobrando". Culpables ellos sin duda; pero el tipo de los modelos extravagantes debería replantearse las cosas porque tiene capacidad para ello. Su víctima es precisamente esa, la juventud que ha crecido con sus programas y cuyos integrantes, llegados a la mayoría de edad, consideran que estar en allí es alcanzar el edén.

 

Lo que JJ no les explica es que, a costa de sus miserias y tragedias -porque un porcentaje muy alto de estos personajes televisivos acaban mal-, él se ha convertido en multimillonario. De manera dictatorial impone en el juego sus normas de seda. Se sitúa en la tolerancia del liberal pero es intransigente como el que más cuando uno difiere de su planteamiento.

 

Pérez-Reverte siempre escribe que es más peligroso un torpe que un malo, porque con el malvado siempre podrás llegar a un punto de entendimiento. Y yo me pregunto, Don Arturo; ¿qué ocurre si te encuentras a un malo secundado por muchos tontos?

 

Sumario

 

“Pérez-Reverte siempre escribe que es más peligroso un torpe que un malo… Y yo me pregunto, Don Arturo; ¿qué ocurre si te encuentras a un malo secundado por muchos tontos?”

 

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