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Palabras, todas caben en la olla hirviendo

Por Antonio Coll

 

A la espera que se constituya las Cortes Españolas y se celebre el acto de Investidura para elegir a un candidato a la presidencia del Gobierno del Reino España, es mi intención entretener a los lectores de esta entrega, para conocer, brevemente,  de cómo está el patio político y los mensajes  que lanzan determinados políticos sobre la actualidad y otras cuestiones noticiables. Eso sí, he comprobado después de leer titulares de múltiples medios de comunicación,  que todas las palabras caben en la olla hirviendo de un país llamado España, después de unas elecciones generales, sentencia judicial sobre los ERE  y la cuestión territorial de Cataluña, entre otros menesteres.

 

Y no digamos nada de las llamadas redes sociales como Facebook, Twitter  o  Instragram,  que como dice el presidente de la Fundación  César Egido Serrano (el 23 de noviembre celebra el Día Internacional de la Palabra), las citadas plataformas virtuales si bien se implantaron para el diálogo y las “buenas palabras”, “se están convirtiendo en foros para herir, atacar, mancillar e incluso, acusar, en lugar de para compartir y dialogar…”.  La propia Fundación tiene como objetivo  en contribuir a la buena salud de las conversaciones públicas en las redes sociales.

 

Al margen de las buenas o malas palabras, la realidad es que el Reino de España se juega la gobernabilidad  y la estabilidad en las 17 comunidades autónomas.  Por ahora, solo existe un “preacuerdo” entre  el PSOE y PODEMOS para un gobierno de coalición, pero sin contar con mayoría suficiente que está en 176 diputados. Es decir que al citado pre-pacto le falta 21 parlamentarios,  no solo  para  conformar un ejecutivo estable para gobernar sino para legislar y, sobre todo, aprobar los PRESUPUESTOS GENERALES DEL ESTADO que, en la actualidad, los vigentes de Montoro, ya no se pueden prorrogar. Es decir que para ello, el supuesto gobierno necesita de otras fuerzas políticas para sacar hacia adelante las cuentas del Estado para el 2020. En caso contrario, la normativa exige convocar nuevas elecciones generales. Por supuesto, ello provocaría profundas tensiones en toda la sociedad española y en  los propios electores. En principio, descarto tremendo disparate pero, por muy compleja y discutible que sea la política actual española, la realidad no se puede enmascarar.

 

Las reacciones múltiples no se han hecho esperar,  después de que Pedro Sánchez (PSOE) y Pablo Iglesias (U.PODEMOS) de anunciar  el  preacuerdo, 48 horas después de concluir el recuento de votos y su distribución.  El que fuera presidente del Gobierno y líder del PSOE, Felipe González, con su lucidez y audacia que siempre le ha caracterizado, ha dicho, entre otras cuestiones que no le gusta nada que: “primero se hayan repartido los cargos del gobierno, antes de hablar del  programa que marcará la legislatura que se inicia el 3 de diciembre”.  González remata que “una casa se construye desde abajo, no se construye por el tejado”.  Por su parte,  ERC  (Ezquerra Republicana de Cataluña)  reclama la unidad de voto para la investidura de Sánchez, con las otras formaciones independentistas, con JxCat, CUP, EH Bildu y NNG. Pero ha expuesto sus condiciones para facilitar la investidura que pasan por  “encauzar el conflicto catalán” con garantías. Las mismas ya se saben: Derecho a la autodeterminación a través de un Referéndum. Nada nuevo, sólo palabras en la olla hirviendo.  Entre tanto, estos días, el presidente de la Generalitat, Quin Torra, ha desafiado al Tribunal Superior de Justicia,  alegando que se le juzga por un acto legal que era mantener los lazos amarillos en las instituciones públicas catalanas, contrario a la normativa electoral. También estos días, la Audiencia de Sevilla ha sentenciado contra los ex presidentes socialistas en Andalucía,  en el llamado y ya histórico “Caso ERE” :  Seis años de cárcel para Griñán y nueve de inhabilitación para Chaves. Para Alberto Garzón, líder de Izquierda Unida, se confirma la utilización de dinero público para “sostener una red mafiosa y alimentar la corrupción”

 

Ya para terminar, me han gustado las palabras del  presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres (PSOE) quien ha asegurado públicamente que “Si el Gobierno próximo  no cumple con las Islas me tendrá en frente". Por su parte, el diputado de CC-NC, Pedro Quevedo, ha declarado que si los nacionalistas canarios “no somos decisivos, nos volverán a maltratar desde Madrid”. Por su parte, voces de destacados políticos del PP, están enviando ilustrados mensajes a la cúpula de Génova, en referencia de facilitar un gobierno de Pedro Sánchez, en un pacto de Estado.

 

Cada cual es libre de reinterpretar los múltiples mensajes de los dirigentes políticos y de descifrar las palabras y códigos que nos lanzan, pero yo, por ahora, solo percibo una “olla hirviendo” que si se mantiene mucho tiempo, en el fuego,  su destino,  ya se sabe,  que es la explosión.  El pasado nos debe de dar luz  para aspirar a convivir pacíficamente y con un gobierno equilibrado que asuma los retos que tiene por delante para que el propio Reino de España y sus 17 comunidades autónomas,  progresen bajo un foco común en la economía, la libertad democrática y la justicia.

 

A la expectativa  estaremos,  hasta que la  válvula de la “olla”  suelte todo su oxigeno, si se ha colocado bien el regulador de presión. Y no digo más, porque hablamos de política.

 

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