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En un accidente de tráfico, ¿prefiere ser el que viva o el que muera?

La impactante última campaña de la DGT  es muy necesaria en Lanzarote donde ha crecido de manera exponencial los accidentes por el móvil

 

  • Lancelot Digital
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    “En un accidente de tráfico, ¿quién prefieres ser: quien vive o quien muere?”. Con esta pregunta comienza la nueva campaña para la prevención de los accidentes de tráfico de la DGT. Su objetivo es generar un debate social sobre los accidentes de tráfico en un momento en el que la tasa de fallecidos ha aumentado por cuarto año consecutivo en España. En Lanzarote, porcentualmente el número de accidentes se ha incrementado de manera preocupante, especialmente los vuelcos causados por despistes debido al uso del móvil al volante.

     

    En efecto, al consumo de alcohol y drogas, se ha sumado el mal uso de los teléfonos móviles y, en concreto, del whatsapp. Y en Canarias, la situación no es mejor que en el resto del país, al revés: los conductores menores de 35 años de la provincia de Las Palmas son los jóvenes más imprudentes al volante de toda España, según un estudio elaborado por Unespa.

     

    Tal vez el problema es que nadie piensa que le puede pasar a él. Pero pasa. Hace 21 años, en 1997, le ocurrió al  deportista Lionel Morales, entonces un joven de 25 años. “Nosotros salíamos siempre en grupo, pero aquel día decidí, junto a mi novia de entonces, salir a comer a nuestro aire, sin embargo por esas cosas que pasan, nos acabamos encontrando al resto del grupo y nos unimos a ellos”, explica. “Íbamos los dos en la moto, y en la curva de El Golfo, vino otro chico, nos adelantó a mucha velocidad y tuvo un accidente. Él salió despedido hacia el volcán y su moto regresó a la carretera y se nos vino encima. Me dio en la parte de atrás de mi moto y me lanzó contra una valla. La pierna la perdí del propio impacto contra la valla y la otra estuve a punto de perderla pero lograron salvarla”.

     

    Morales asegura que en aquel momento sólo sentía dolor e inquietud por la que entonces era su pareja. “Yo me intentaba levantar, sentía mucho dolor pero no era consciente de que había perdido la pierna, y mis amigos no me dejaban moverme”, cuenta. “Ella también quedó muy afectada, pero ya está recuperada al cien por cien, afortunadamente. El chico que provocó el accidente por exceso de velocidad no tuvo tanta suerte, falleció en el acto”.

     

    Obviamente todo su universo cambió de la noche a la mañana. “Entonces trabajaba en el Cabildo de barman, pero con la prótesis, no podía seguir trabajando en el volcán. Así salieron unas oposiciones para la Casa Cabildo, me presenté y las aprobé”, cuenta.

     

    Lionel había sido muy buen deportista que había probado muchas disciplinas: el boxeo, la natación… “practicaba todo tipo de deportes y después del accidente no podía dejarlo. Comencé a nadar, luego cogí la bicicleta, comencé a correr y, cuando me quise dar cuenta, estaba compitiendo en triatlones a nivel mundial”, bromea. “Tuve que volver a aprender a hacer deporte y el mar, la natación, la pesca submarina…, fue toda una terapia. Creo que tuve una recuperación rápida, aunque no fue fácil adaptarme a la prótesis”, asegura.

     

    Todo ese proceso, esa nueva vida que tuvo que aprender a vivir, le avala para recordar a quienes se suben a un coche habiendo consumido drogas o alcohol o no dudan en coger el móvil y hasta mandar mensajes al volante, que hay que ser responsable. “Hay que ser muy consciente de lo que se hace. Yo no pude hacer nada para evitar lo que me ocurrió, pero no habría pasado nada si la otra persona no hubiera corrido. Yo tendría mi pierna y él seguiría vivo”, señala. “En Lanzarote las distancias son muy cortas. El móvil puede esperar, tu vida no espera. Si tienes una distracción, puedes perderla o, lo que es peor, puedes matar a alguien y no creo que eso sea fácil de superar”.

     

    Un volantazo que puede costar la vida

     

    Siempre los más jóvenes son los más osados, los que menos piensan en las consecuencias de sus actos. De eso sabe bastante Javier Plata Rodríguez, que aunque sigue siendo muy joven, ha madurado mucho en los últimos cuatro años desde que un accidente bastante aparatoso pudo haberle cambiado la  vida. “Hace unos cuatro años, con 16 años, me saqué el carnet de moto, y el día de las presentación del curso, yo me presenté con mi moto. Estábamos de broma, haciendo tonterías, vacilando y yo di un volantazo, la moto se me cayó encima y sentí un dolor enorme… no llevaba el casco”, cuenta. “Mi padre vino a por mí  y me llevó al hospital y allí me dijeron que me había partido tres huesos de la pierna y que me tenían que operar. Yo entonces jugaba al fútbol. Era el año que el Marítima había subido a división de honor, y me perdí toda la temporada por una tontería, por no pensar”, señala. “Yo tuve mucha suerte y, gracias a la rehabilitación, me quedé bien, aunque estuve tres meses cojeando. Ahora que ya tengo coche soy mucho más consciente. Si tomo una copa, siempre llamo un taxi porque pienso que ya no serían tres huesos… es que podría estar jugándome la vida”.

     

    Lo importante es concienciar

     

    Campañas preventivas dirigidas a los más jóvenes, a los que comienzan a conducir o anuncios tan impactantes como los de la nueva campaña de la DGT, para Mingo Crespo, jefe de Bomberos del Consorcio de Seguridad y Emergencias de Lanzarote, todo vale. Lo importante es concienciar a la sociedad de la importancia que tiene ser responsable al volante de un vehículo.

     

    A él, por su trabajo, le ha tocado ver de todo. “Nosotros recibimos un aviso cada vez que hay un accidente de tráfico con algo de información de lo que ha ocurrido. Nosotros siempre nos preparamos para lo peor, por experiencia”, señala. “Yo llevo ya más de veinte años trabajando y lo cierto es que al principio me afectaba mucho. Ahora, no es que no me afecte, pero ya me centro en la persona que ha sufrido el accidente,  en buscar la manera de liberarlo, y es luego, cuando muchas veces, me permito venirme abajo pensando en cómo le va a cambiar la vida a esa persona que, probablemente, aún no es consciente de cuánto”.

     

    “Lo peor es cuando no podemos hacer nada por la persona, cuando fallece en el accidente, y nos preguntamos cómo es posible perder la vida, en un trayecto tan corto, por una distracción o una actitud irresponsable”, afirma.

     

    Suspenso en prudencia

     

    El estudio de Unespa puntúa del 1 al 10 la prudencia de los ciudadanos de entre 18 y 35 años que circulan por las carreteras del país tomando como referencia la proporción de accidentes graves que generan y otorga a los de Las Palmas la peor nota, 1,81 puntos, en un baremo donde tampoco aprueban los de Santa Cruz de Tenerife, a los que asigna 2,63 puntos, situándolos en la undécima posición por la cola de las provincias españolas.

     

     

    El móvil, el gran peligro

     

    Crespo asegura que hubo un momento, hace unos seis años con la campaña del carnet por puntos, en que los accidentes disminuyeron. “Esa campaña tuvo un gran efecto, pero de un tiempo a esta parte los accidentes han vuelto a incrementarse y parece que claro que se trata del uso del móvil mientras se conduce”, explica. “Los accidentes por alcohol aumentan en épocas concretas, Navidad o fiestas de verano, pero lo del móvil es una constante. Todo el mundo cree que controla, pero nos puede pasar a todos”.

     

    Vivir con las consecuencias

     

    El responsable insular de los Bomberos, Mingo Crespo, recuerda su primer accidente de tráfico grave como si hubiera ocurrido ayer. “Se trataba de una furgoneta que impactó con un camión, y de lo que más me acuerdo es que cómo había quedado aquel hombre, que no tenía nada a su espalda que lo protegiera porque era una furgoneta de carga”, cuenta. “Tenía la cara en el volante y todo el frontal del coche estaba encima suyo. El fémur se le había clavado en la puerta y, estaba claro que se encontraba en shock, hablaba con mucha tranquilidad. En esa época no teníamos mucho material para hacer excarcelaciones y tuvimos que traccionar el vehículo  con dos coches nuestros para liberarlos. No murió, afortunadamente”.

     

    “Otro de los que recuerdo como especialmente duros, fue el de una pareja que estaba de vacaciones en la isla con un bebé de cinco meses. Habían salido a cenar y el padre había bebido, y a la entrada de Guatiza, perdió el control del coche, que volcó. La mujer murió en el acto, y el niño, que salió despedido, murió poco después. Recuerdo la imagen  de ese hombre sentado en la cuneta tratando de asumir lo que había pasado, que lo había perdido todo y que, es duro decirlo pero es así, la culpa era solo suya. Probablemente hubiera deseado ser él el que hubiera muerto”, cuenta. “Lo peor es el día después, las consecuencias. Creo que esta campaña de la DGT va a lograr lo que pretende: que la gente sea más consciente”.

     

     

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