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Felip Martín, el joven artesano de los timples

De sus manos surge el mágico sonido de la madera hecho arte

 

 

  • Lancelot Digital
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    El artesano de timples Felip Martín ha sido el tercer clasificado en el concurso "Lanzarote Emprende", un premio que se enmarca en el programa de Tutorización de Empresas Consolídate impulsado por el Gobierno de Canarias, financiado por Fondos Feder y ejecutado por la Cámara de Comercio de Lanzarote y La Graciosa; contando también con el apoyo del Grupo Lancelot Medios. Lo cierto es que el premio está bien merecido, ya que Martín, a sus 22 años, no solo crea y restaura timples desde hace siete años, sino que en este tiempo ha sido capaz de idear un altavoz pasivo para móviles.

     

    Nacido en Cataluña, al llegar a Lanzarote le llamó mucho la atención el instrumento canario y quiso, primero aprender a tocarlo, y posteriormente se apuntó a un curso para aprender a construirlos. Tardó dos años en hacer sus dos primeros timples, y desde entonces no ha parado. “Puedo tardar dos o tres semanas en hacer un timple, depende de la pieza, pero todas son exclusivas”, señala.

     

    Felip, que cuenta con un taller en Güime y abrirá otro próximamente en La Villa, explica que los timples, en especial los de Lanzarote, tienen una pequeña joroba, como los camellos de la isla, que es la que les otorga su particular sonido. “Por eso suenan distintos los timples hechos en Lanzarote porque en otras islas han ido perdiendo poco a poco la joroba”, explica, apuntando que cuenta ya con su propia marca Ecologic Small Things Of Wood, ESTOW STUDIO.

     

    El mayor problema al que se enfrentan es al de los productos, sin calidad, que provienen de China que, aunque no pueden competir con los instrumentos hechos a mano, lógicamente les roban mucho mercado. Por eso, es preciso diversificar y eso ha hecho. Además de ser un magnífico luthier, Martín elabora otros muchos productos: bolígrafos, tablas de cortar, objetos de decoración y sus altavoces pasivos. “Estos altavoces están basados en la acústica de los timples y al colocar en su interior un móvil, amplifica su sonido de manera natural. Además, con el tiempo mejora aún más el sonido, es decir, cuanto más se use, más sonará”, asegura. “Nos han pedido estos altavoces, que están patentados, incluso desde EEUU, donde han sido todo un éxito. Los llevé para participar en una fiesta de descendientes de canarios que se llama ‘Los Isleños’, y en una mañana vendí 28, y me di cuenta que eran todo un éxito”, señala, apuntando que se venden en Bostón, en Canarias y en península.

     

    Son muchos los proyectos que tiene entre manos, entre otros está estudiando poner en marcha una plantación de árboles ecológicos en la propia isla para contar materia prima para la fabricación de sus instrumentos y “pequeñas cosas ecológicas de madera”.

     

    De momento, para descubrir sus creaciones solo hay que acercarse a su taller o buscarlos on line. Merece mucho la pena.

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