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Niños y niñerías

Francisco Pomares

 

 

No tengo claro a qué dedica el Gobierno de la Nación su tiempo, aparte de a dar muchas ruedas de prensa, pero me quedo un poco sorprendido de que el Ministro de Sanidad diga que no ha visto las fotos sobre aglomeraciones y apretujamientos que acompañan a más de un centenar de miles de twitts, en las que se ve a padres y madres saltándose a la torera las recomendaciones sobre distancia social, hablando en alegre tertulia en grupos mientras sus hijos comparten juguetes y participan en animados partidos de fútbol. Ya se sabe que twitter tiende a repetir hasta la saciedad las mismas fotos, pero aun así, creo que cualquiera que se haya asomado hoy a un balcón, podría decir que el prolijo folleto del Ministerio sobre buenas prácticas en las salidas a la calle con niños, se lo ha pasado alegremente la población con hijos por el arco de triunfo. No creo que sea responsabilidad de los padres y madres, o al menos de la mayoría de ellos, porque después de tanta rueda de prensa y tanto cambio de criterio, las instrucciones sobre cómo comportarse han sido confusas, incluso contradictorias: al principio no se podía ir a parques y playas, luego sí; los niños no podían salir con más de un progenitor, pero cada niño puede ir acompañado por un progenitor; no se podría hacer deporte, pero luego sí se podía hacer deporte; había que llevar mascarilla (los niños también), pero no es obligatorio ponérsela en espacios abiertos; y así hasta aturdir a un experto lector de manuales de funcionamiento de electrodomésticos o prospectos de medicamentos. En cuestión de seguridad -más aún de seguridad sanitaria-, las instrucciones deberían responder a tres criterios: claridad, concreción y sentido común.

 

En Canarias la confusión ha sido aún mayor, porque los medios han estado más pendientes de explicar las medidas del desconfinamiento progresivo intentado por el Gobierno de Torres, y mucha gente se ha confundido. Ayer, gran parte de las conversaciones entre padres eran sobre la 'desescalada' canaria. Por desgracia, la reunión de Sánchez con los presidentes regionales no ha servido para desatascar nada: Moncloa sigue decidida a mantener lo que el mismo Sánchez ha definido como 'liderazgo sobre el desconfinamiento'. Sinceramente, más que liderazgo, aquí lo que haría falta es dejar la rentabilidad política para luego y cumplir con el eslogan sobre parar el virus, a saber: 'unidos' y 'entre todos'.

 

La propuesta del Gobierno de Canarias parece más pensada -o al menos mejor estructurada- que muchas de las incongruencias parciales que se nos han vendido estos días desde Moncloa. El error fue precipitar la filtración -parece que no fue cosa del entorno de Torres, sino del de Román Rodríguez- y que los medios locales -especialmente los más cercanos al Gobierno- dieran prácticamente por hecho que la 'desescalada' canaria empezaba hoy lunes. Avisado Torres de que Moncloa no lo iba a poner fácil, intentó corregir la fecha en su rueda de prensa del viernes, pero ya era tarde, y al final, una buena propuesta, meditada y sensata, nos deja el poso de una bronca entre el portavoz del Comité asesor del Gobierno, Lluìs Serra, y el Ministerio, seguido de una penosa trifulca en redes entre Serra y el vicepresidente del Cabildo de Gran Canaria, Miguel Ángel Pérez del Pino, político incondicional de Torres, que estaba cobrándosela a Serra, uno de nuestros sabios, propuesto para estar en el Comité por Román Rodríguez. Niñerías en tiempos muy muy serios.

 

 

Porque de lo que no se habla mucho es de que este proceso está sólo en sus inicios. Si la desescalada no se hace bien, todo el esfuerzo y sufrimiento de este mes y medio de encierro podría estar de vuelta en un par de semanas. Eso es lo que debería preocupar a nuestros líderes (si de verdad lo fueran), y no quien se apunta el tanto, si la cosa funciona.

 

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