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Alarmismo exagerado por el 10/N



Por Antonio Coll



El anuncio de nueva elecciones generales para el 10/N está creando un alarmismo, bajo mi punto de vista, exagerado y con argumentos dispares que no beneficia, en absoluto, al sistema democrático parlamentario del que gozamos, desde la instauración de la Monarquía y Reforma Política, que dio lugar a la Constitución del 78, votada por una abrumadora mayoría de la población del Reino de España, gracias a los partidos políticos, que con sus diferencias ideológicas y programáticas,  se pusieron de acuerdo, casi por unanimidad,  para implantar un Estado de Derecho Democrático y Social, después de 40 años de un régimen autoritario. En definitiva, se votó a favor de que la soberanía del Estado recayera en la voluntad popular.

 

Los electores de este país  votaron el pasado 28 de abril y el resultado fue un Congreso muy fragmentado, lo que ha provocado que el partido más votado, el PSOE de Pedro Sánchez  haya  renunciado a la investidura para conformar gobierno, al no conseguir los apoyos parlamentarios necesarios para una mayoría y poder gobernar con estabilidad y moderación.   A la luz de  los acontecimientos, el Rey, como Jefe del Estado, ha firmado el Decreto para la disolución de las Cortes y se fija el 10/N para la convocatoria electoral.

 

Las continuas manifestaciones, discursos, noticias,  de que Pedro Sánchez ansiaba la repetición de las elecciones, me parecen, al menos, tendenciosas, si no se fundamenta analíticamente la extrema decisión que, por otro lado, no está exenta de riesgos para el propio liderazgo del socialdemócrata, Pedro Sánchez.  Pero ante la amenaza de conformar un gobierno rezagado y temeroso del futuro, ya que un pacto “izquierdista” con las confluencias podemistas, además de no poseer mayoría  parlamentaria suficiente, exigiría acuerdos con los independentistas de Ezquerra de Catalunya y otros partidos nacionalistas moderados. Para cualquier gobernante, el panorama que se le presentaba, contenía abundante incertidumbre y muy complejo para dirigir un ejecutivo, en una época, dónde la economía global y problemas sociales, entre otros, requieren políticas pragmáticas y eficaces. Descartado el pacto con la formación naranja de Albert Rivera, al que se calificaba como un acuerdo óptimo al contar con mayoría suficiente (180 parlamentarios, más de 176),  al partido socialista solo se le presentaba  un  escenario político: Elecciones Generales. Acontecimiento que está dentro de las reglas institucionales del funcionamiento democrático. Por eso, propagar, por algunos movimientos sociales, a través de Internet, de que no se le envíe propaganda electoral, con el objetivo de que los electores se abstengan de acudir a las urnas, me parece una actitud exagerada y provocar tensiones o rupturas innecesarias para un país democrático y responsable. Pero ya sabemos que en las redes sociales existen abundantes atacantes informáticos,  espontáneos y carentes de un perfil analítico. También existen líderes políticos con inmadurez y con poca visión de futuro. Ya dice el refrán que  “si uno es ciego y se deja guiar por otro ciego, estoy seguro que los dos caerán en la misma zanja…”

 

Yo puedo entender el enfado, decepción y, si se quiere, el rechazo, de mucha gente del Reino de España, pero no por la convocatoria de nuevos comicios, sino por no haberse llegado a un acuerdo entre la clase política elegida en esta legislatura, disuelta el martes, 24 de septiembre, día de Las Mercedes.

 

En el  baile de sondeos,  realizados hasta el día que escribo este artículo,  se expone una subida moderada de escaños  del PSOE y también del PP, con buenas expectativas de recuperar escaños a costa de C,s y Vox. La incógnita se sitúa en “Unida Podemos” y la posible concurrencia de Iñigo Errejón con otras confluencias de movimientos sociales, que puede quitarles escaños a su ex amigo, Pablo Iglesias. Ya se verá.

 

En Canarias,  los nacionalistas tienen la oportunidad estratégica de unirse, me refiero a CC-PNC y Nueva Canarias, si quieren aspirar a obtener buenos resultados en el Congreso de los Diputados y Senado. Juntos, pueden conquistar entre 3-4 parlamentarios, si constatamos los votos obtenidos en la legislatura que acaba de liquidarse.  Pero de esta cuestión y de las elecciones generales ya lo dejo para otra entrega, ya que hay tiempo hasta el 10/N. Y sin alarmismo,  me despido hasta la próxima semana,  para seguir hablando de cuestiones futuribles, sin ninguna intención de transgredir el respeto que merece la libertad de  los electores con sus votos, que son, en definitiva,  los que van a determinar lo que debe ser el futuro del Reino de España, después del 10/N.

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