Crack del 29, del 98 y ¿2020?

Por Antonio Coll
Más de noventa años han pasado del Crack del 29, llamada también Gran Depresión, y son pocos los que se acuerdan de ella. Quizás, la más reciente, iniciada en el 1998, la denominada crisis financiera estafa, está más en la mente de la gente. Pero ambas tuvo consecuencias, en todos los ámbitos de la sociedad, empresas, autónomos, trabajadores y familias. La diferencia más destacada, quizás, estuvo en los cambios políticos producida en la primera, con el ascenso de gobiernos autoritarios, como la llegada de Hitler al poder. Aparentemente, en la época que vivimos no creo que se produzca un ascenso de políticos psicópatas para dirigir algunos países.
Es obvio que nadie puede predecir cómo se va construir el “nuevo orden” mundial y normalizar la economía, después de “superar” la crisis sanitaria. Múltiples opiniones y estudios se lanzan, ofreciendo soluciones cara al futuro. Si nos localizamos solo en el Reino de España, el dato oficial que poseemos es que, actualmente, el Estado y comunidades autónomas tienen a su cargo más de 19 millones de personas, porque además de los funcionarios (2.600.000) y pensionistas (9.000.000), están los trabajadores con ERTE (3.500.000), desempleados, que cobran el paro (2.500.000), renta mínima vital (1.000.000) y otros, suponen un dineral que no sé cómo se afrontará, porque también hay que sumar los gastos sanitarios y otras partidas de suministros. Con el sistema productivo casi paralizado y baja recaudación fiscal, el panorama, ciertamente, se presenta muy perturbado. Una de las medidas más prioritarias, según expertos en la materia, es apoyar a las empresas y autónomos, pero de verdad, no prometiendo partidas económicas que a la mayor parte no llegan. Si la tasa del paro aumenta y el poder adquisitivo se desploma en la población, desaparecen los potenciales consumidores y el tejido empresarial se verá afectado porque no vende.
En Canarias, se ha de actuar rápido y de forma pragmática, con medidas excepcionales para el sector turismo y comercio, además del sector agrícola, pesca y medios de comunicación. Para ello, se necesita inversión pública considerable y como dice el profesor canario, Rivero Ceballos, el Gobierno de Canarias tiene que abordar la modificación del Régimen Económico y Fiscal (REF) “que favorezca el empleo, con exenciones fiscales para los captadores de puestos de trabajo”. El economista dice que hay que fomentar la demanda como sea, para que las empresas comiencen a vender. Por supuesto, todo ello es ir abriendo la planta hotelera y comercio. Ofrecer la imagen de que Canarias es un destino seguro, con todas las garantías para los viajeros, es fundamental para, paulatinamente, ver la luz al final de éste túnel tenebroso, causado por un virus, que nada tiene que ver con el Crack del 29 o del 1998, aunque en las consecuencias económicas tiene alguna similitud. La Unión Europea y el propio Estado Español, han de proteger a una región llamada ultraperiférica, compuesta por ocho islas habitadas. En el año 2019, el archipiélago canario recibió más de 13 millones de turistas extranjeros y cerca de 2 millones de turistas nacionales. Ello supone que la actividad turística aporta más del 35% del PIB canario. Más de 16.000 millones de euros y genera unos 400.000 puestos de trabajo, según Exceltur. Con estas cifras, se reafirma que es el sector que más riqueza aporta a la economía canaria. También las arcas estatales y europeas se benefician de la citada partida económica. Por eso, insisto que Canarias debe de tener un trato diferenciado y proteger a los dos millones de habitantes que viven en las islas.
Lo dice muy bien el presidente canario, Ángel Víctor Torres, al referirse al confinamiento de manera permanente, ya que “no será el Coronavirus lo que nos golpee, sino la economía y la pobreza”. Y con estas plausibles declaraciones, termino. Tiempo habrá para seguir hablando sobre el “nuevo orden” que se implantará, sin lugar a dudas, en fechas venideras.