‘De facto’: apocalipsis zombi

Francisco Pomares
Clavijo hizo ayer en Bruselas una profecía: si se mantiene la propuesta de presupuesto europeo para el periodo 2028-2034, Canarias sufriría una expulsión ‘de facto’ de la Unión. Parece una licencia retórica, una hipérbole diplomática, o una diatriba para provocar sobresalto en las negociaciones con la Comisión. Pero por desgracia no es eso. No lo es.
Lo que Bruselas pretende supone ‘de facto’, algo que jamás habíamos visto en toda la historia de pertenencia de España al proyecto europeo: la nacionalización total de los fondos regionales y agrícolas, su incorporación a un saco gestionado exclusivamente por los Estados miembros. Ni un euro asignado directamente a las regiones. Ni una línea que reconozca la diferencia. Ni un artículo sobre ultraperificidad.
Si esa propuesta prospera, quedaríamos en la práctica fuera de la UE, expulsados del corazón del proyecto europeo. Dónde estábamos en 1983: lejos, pobres, dependientes y vulnerables. Con crudeza: la propuesta pone en riesgo 4.000 millones de euros que hoy sostienen sectores enteros, desde la agricultura al transporte, pasando por el empleo juvenil, las infraestructuras, la lucha contra el cambio climático o la cohesión social. 4.000 millones que no son un lujo, ni un extra, ni un gesto de propaganda solidaria: son la diferencia entre un archipiélago viable y un territorio condenado al desastre. La propuesta “nacionaliza” los fondos y deja a Canarias a merced de las prioridades de Estado, diluyendo singularidades y rompiendo el principio que nos ha permitido competir en igualdad mínima. Sin fondos RUP, sin POSEI, sin recursos para el REF, sin ayudas al transporte, el bienestar se derrumbaría en pocos meses. La nueva arquitectura presupuestaria que la Comisión ha dejado caer sin anestesia, entrega a cada Estado miembro la potestad de repartir según sus prioridades.
¿Y cuáles son hoy las prioridades del Gobierno de España? No hace falta ser profeta: salvarse al precio que sea, cuadrar las cuentas sin cabrear a ERC, garantizar la paz mínima con catalanes y vascos para llegar vivo a la legislatura siguiente. En ese sudoku… ¿dónde quedan las RUP? Pues donde las pusieron la geografía y la historia: completamente al margen. Si Madrid tiene que elegir mañana entre compensar el voto catalán o mantener las ayudas a la ultraperiferia, ya sabemos quién pierde. El mecanismo que hoy obliga a Europa a protegernos dejaría de existir. Y, sin esa obligación, el Gobierno de España optará por protegerse primero a sí mismo.
Así es como nacen las “distintas velocidades” dentro de la Unión de las que habla Clavijo. En esa carrera, Canarias empezó muchos metros por detrás, con los cordones atados y una mochila de piedras a la espalda. Si el presupuesto 2028-2034 se aprueba tal y como se ha redactado, la estrategia RUP será puro adorno. Una placa conmemorativa de lo que un día fuimos y ahora dejamos de ser. En la práctica, aplicar la propuesta del vicepresidente comunitario, Raffaele Fitto, implica perderlo todo. Los FEDER, que sostienen la mayor parte de las infraestructuras públicas; las ayudas al transporte, que acercan nuestra lejanía del continente; el POSEI, que mantiene viva la agricultura canaria; los programas de empleo y formación juvenil; las ayudas a energía, conectividad y desalación de agua; y el andamiaje financiero que permite a los territorios RUP sostener su desarrollo.
Desaparecería el diferencial. Y sin él, Canarias quedaría reducida a un territorio insular, fragmentado, dependiente, caro, extraeuropeo. Una economía sin protección, incapaz de competir con la Península, Portugal, o Marruecos e instalada en la pobreza estructural. Hablamos de un retroceso histórico que haría saltar por los aires sanidad, educación, transporte, servicios sociales y el frágil equilibrio turístico. Y no habría política pública capaz de compensarlo. No hay presupuesto autonómico que pueda sustituir 4.000 millones de euros, como no hay REF que valga sin un marco europeo que lo sostenga.
Mientras Clavijo alerta en Bruselas de la extinción del estatus RUP, en Hacienda se plantea integrar el REF en el sistema de financiación autonómica. Justo cuando Europa amenaza con destruir los cimientos de nuestra leve prosperidad, en Madrid deciden que es buen momento para rematar la faena. El resultado de ambas decisiones juntas sería letal: un Archipiélago sin REF, sin RUP, sin fondos, sin protección normativa y sin peso político. Un territorio europeo en el mapa, pero no en la economía real. Un miembro de la UE de pleno derecho… convertido en periferia absoluta.
Canarias es una región pobre: solo empezó a dejar de ser pobre cuando Europa entendió que la ultraperiferia es una condena que debe ser compensada, si aspiramos a formar parte de un mismo espacio común. Si aceptamos perder esa compensación -por cobardía o dejación-, volveremos atrás, exactamente al punto de partida. Se sacrificarán generaciones. Viviremos en un apocalipsis zombi.