Domingo, 14 Diciembre 2025
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Por Alex Solar

 

No soy ni seré, en lo que me resta de vida, ortoréxico , que como todos Uds. sabrán es “la obsesión por la comida sana”, un trastorno psicológico que ya afecta a tres de cada diez personas. Pero sí me parece alarmante la noticia que leía en un diario nacional sobre la incidencia de graves enfermedades cardiovasculares en Canarias debida a varios factores, como la alta tasa de diabéticos, el tabaquismo, la obesidad por la mala alimentación y también , como apuntaba otro periódico canario hace cuatro años, que recogía las conclusiones de un estudio de la SEC (Sociedad Española de Cardiología). Su presidente, José Ramón González Guanatey explicaba entonces que los recortes en las políticas sociales afectaban especialmente a los más vulnerables, los ancianos, y que las cifras de mortalidad por infarto mostraban la diferencia existente entre los sistemas de sanidad pública en las comunidades. Canarias figuraba entre las que tenían un mayor riesgo de mortalidad por infarto (7,75% de mortalidad intrahospitalaria) y el primer puesto cuando estos pacientes eran sometidos a cirugía de baipás. También destacaba este informe la ausencia de “programas específicos de atención al infarto”, o “código de infarto” consistente en una atención urgente y coordinada de los centros hospitalarios para evitar muertes y secuelas. Otro dato importante era el número de angioplastias primarias, un tratamiento empleado en el infarto agudo de miocardio y que consiste en la recanalización de la arteria coronaria. El número de angioplastias realizadas en Canarias era entonces mínimo (135, frente a comunidades como Navarra que superan las 400) , un factor que explicaría también esta alta mortalidad.

 


A estas fechas, la situación no parece haber mejorado, de acuerdo a las cifras y datos entregados en el reportaje que señalaba al comienzo y que al parecer no ha inquietado a la prensa insular, pues no lo he visto reproducido ni comentado. Canarias multiplica por siete la mortalidad por diabetes la de Madrid y la noticia avanzaba el riesgo de muerte de la población canaria con un llamativo titular : “¿Por qué el corazón de los canarios se rompe cuatro años antes que el del resto de españoles?”. El asesino oculto, la pistola humeante, es la diabetes, consecuencia de una defectuosa educación de salud y consumo, además de la pobreza, que paradójicamente va asociada a la obesidad a causa de la mala alimentación. El epidemiólogo Antonio Cabrea de León, citado en el texto, explica que nadie muere de “un diabetazo”, se muere de un infarto, de problemas vasculares a nivel cerebral o de complicaciones renales. Cabrera ha realizado un estudio al respecto y tras estudiar durante cinco años a 415 mil ingresados con infarto agudo de miocardio , comprobó que eran un lustro más jóvenes que el resto de los pacientes de otras comunidades. Desde la Consejería de Sanidad afirman que se ha mejorado en factores como la obesidad infantil y que no existe gran diferencia en prevalencia de diabetes respecto al resto de comunidades.

 


Por mi experiencia personal con la sanidad canaria puedo decir que, siendo deficiente , se equipara con muchas del resto. Un amigo que fue columnista en la antigua Revista Lancelot soporta una larga espera para una operación de cataratas, tras haber realizado la analítica de anestesia. “No se preocupe”, le dijeron en el Hospital Molina Orosa: “De aquí a seis meses todavía le dura”…En Alicante, las listas de espera son igualmente lentas y si no fuera porque tengo seguro médico privado, yo mismo me vería en serios apuros ahora que sufro una grave enfermedad ocular que requiere atención urgente.

 


En cuanto a la implantación de pautas de alimentación saludable para escolares, un tema en el que dicha Consejería canaria afirma que se ha avanzado, espero que al menos sea efectivo. Mi hija, que estudió en colegios e institutos de Lanzarote, recuerda que la bollería y las golosinas era la única alternativa alimenticia en los patios escolares. Y “la diabetes entra por la boca, respirando no es”, recuerda este especialista que señala a la desidia de las autoridades canarias y a “la política económica, que favorece la desigualdad”. Las cifras son incontestables: el 30,5 % de los canarios está en riesgo de pobreza y el 20,9 casi no llega a fin de mes.


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