El amor en tiempos de la peste
Por Alex Solar
Mi amiga X. , chilena de nacimiento, proveniente de una familia española de exiliados, vive en España desde que era niña. La conocí en Madrid cuando era una adolescente, en 1976 y yo un joven exiliado intentando orientarme en el laberinto de una época convulsa. Desde entonces mantenemos la amistad vía telefónica, de tanto en tanto. Su hermano, rockero en su juventud, batería de un grupo barcelonés que compartió escenarios y amistad con Los Rebeldes, Loquillo, Sergio Makaroff y Tequila, se ha casado la semana pasada en el ayuntamiento de Barcelona siendo oficiante la alcaldesa Colau, que agradeció a los novios, que llevan más de un cuarto de siglo de amor y han procreado a dos varones , ese paréntesis emotivo en medio de la agitación tumultuosa y febril de los últimos acontecimientos. Se da la circunstancia de que el flamante desposado ha tomado la trascendental decisión mientras enfrenta un tratamiento médico a causa de una larga enfermedad, como suele decirse.
Los hijos de esta pareja luchan por conseguir trabajo y unos estudios que les permitan salir del atolladero en el que están sus progenitores, desahuciados de un piso adquirido en la época en la que el padre, productor de vídeos musicales, tuvo mejor situación económica y salud. El hijo mayor estudia en la Universidad barcelonesa y sus profesores y condiscípulos le han colgado la etiqueta de “fascista” por no comulgar con las ideas nacionalistas y secesionistas con las que se adoctrina a los alumnos. Qué diría su bisabuelo republicano si supiera que a su nieto se plantea emigrar lo más lejos posible, tal vez a Australia.
No hay cabida para los no se someten a la ideología única, aún desde posiciones de izquierdas. Mi amiga X, militante de Podemos del ala anti-capitalista, no lo entiende. Por otras razones, se está planteando dimitir como dirigente. “Este partido era el de la transparencia, cuando nos afiliamos a él. Ahora todo transcurre en sordina, y nos quieren obligar a firmar cláusulas de confidencialidad”. En su opinión, “hay más autonomía local en partidos como el PSOE o el mismo PP, que no dependen de la dirección de Madrid para designar a sus representantes en los órganos de decisión”. La crisis de hegemonía entre las facciones y el centralismo está agrietando a la formación violeta donde empiezan ha escucharse voces claramente disidentes a la estrategia de Iglesias y su equipo. “Quién les ha visto y quién les ve, cuánto han cambiado desde su etapa embrionaria del 15-M hasta aquí”, se lamenta.
En Alicante, en pocos lugares de la provincia se habla valenciano y se mira con recelo al gigante metropolitano levantino donde reina Mónica Oltra, defensora de un controvertido decreto de enseñanza de bilingüe . El valenciano ya es obligatorio en muchos sitios oficiales y es imposible opositar y trabajar sin su conocimiento. Así empezó Cataluña , donde pude ver , a finales de los 70 , como se incubaba el huevo de la serpiente. Desde entonces el nacionalismo se propagó como una epidemia medieval. Esperemos que en la Comunidad Valenciana descubran el antibiótico a tiempo.