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El brindis

Francisco Pomares

 

La concejal Zambudio colgó ayer una foto en su Facebook en la que brinda con la alcaldesa chicharrera y el concejal José Ángel Martín por el éxito logrado en la recuperación del dinero de la compraventa de Las Teresitas. En la foto, Patricia Hernández, de negro riguroso, iluminada por una sonrisa incandescente, parece la mujer más contenta de la tierra. No es extraño. Las gestiones realizadas con la familia Plasencia, tras el embargo de sus propiedades decretado por la Audiencia Provincial, han permitido que el Ayuntamiento recupere ya –con la cesión de los dos edificios embargados– más de la mitad de la deuda de 97 millones que los empresarios Plasencia y González tenían que abonar al Ayuntamiento. Lo que falta, restando un 'pequeño' pico de 2,3 millones que ya había sido cobrado por el consistorio, será abonado a lo largo de 14 años en cuotas anuales de tres millones, que la familia de Plasencia se compromete a pagar, y que se avalan con otras propiedades. Al final, parece que los hijos de Plasencia –en nombre de su padre, preso en Tenerife II– han tenido que hacerse cargo de la totalidad de la deuda de Inversiones Las Teresitas, una empresa propiedad al 50 por ciento de Antonio Plasencia e Ignacio González. Los herederos de González han quedado al margen de la operación, probablemente porque no podían hacer frente a las cantidades reclamadas.

 

La foto del brindis, que sólo ha colgado la concejal Zambudio, mientras Patricia Hernández optaba oficialmente por una escenografía más austera, ha corrido como pólvora en las redes, y ha sido criticada por inoportuna en estos momentos de desescalada. A mi juicio, la foto supone una estudiada aportación al discurso sobre su legado, que Patricia Hernández –una mujer que combina la habilidad con la provocación– construye primorosamente en estos días, por si tuviera que usarlo si llega a prosperar esa moción de censura de la que todo el mundo habla en privado, pero nadie reconoce en público.

 

Para la historia política de Santa Cruz, que es la que cuenta a estos efectos, la recuperación de los dineros del pelotazo de Las Teresitas es un éxito de esta concreta administración municipal. Da igual que los servicios jurídicos del Ayuntamiento llevaran trabajando el asunto desde mucho antes de la llegada de la actual alcaldesa, porque lo cierto es que ella supo colocarse al frente, hacer el ruido necesario y esperar el momento adecuado para anunciar un acuerdo que sólo estaba pendiente de la sentencia que decidió el decomiso de las parcelas. No fue Hermoso quien cambió Santa Cruz de Tenerife, fue el alcalde Oramas, que levantó la ciudad y la puso patas arriba. Pero fue el alcalde Hermoso quien llenó las ramblas de flores y empichó los barrios. Suyo es aquel mérito en la memoria de los vecinos, como lo será de Patricia Hernández haber conseguido cobrar.

 

 

La alcaldesa tiene todo el derecho a apuntarse la recuperación de los cuartos que pagó el Ayuntamiento por su playa, y también a proponer que le pongan una plaza, o dos, o tres incluso, a quienes ella quiera. Aunque no sea práctica frecuente 'emplazar' a personajes vivos: los homenajes antes de ser cuerpo presente o finado, no suelen corresponderse mucho con sus objetivos declarados. Dicen bastante más de la intención de los que proponen, que de los méritos de los propuestos.

 

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