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El criterio personal de Paulino Rivero

Por Antonio Coll




Tengo un buen concepto del que fuera presidente  del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero (CC)  y sus últimas declaraciones críticas sobre  la pérdida de poder político de CC-PNC,  en el archipiélago canario, después de un largo ciclo político, dirigiendo  las más importantes instituciones públicas,  son dignas de interpretarlas con detenimiento y reflexionar sobre el criterio de Rivero al que califica de “desastre”  las negociaciones de los nacionalistas para llegar a pactos después de las elecciones del 26/M.  El  ex presidente nacionalista ha sido muy crítico con Fernando Clavijo, Ana Oramas, Carlos Alonso y con José Miguel Barragán, secretario general de la organización, que lo abandonó cuando perdió las primarias. En el fondo, lo que quiere decir Paulino Rivero es  que el majorero debió dimitir cuando Fernando Clavijo ganó la candidatura para la presidencia del ejecutivo canario.  Rivero declara que las responsabilidades del “descalabro”  de CC, desalojado de su inmenso poder en las islas,  hay que pedírselas a los cuatro políticos citados, entre otros.   Es cierto que todo el malestar nacionalista, se ha centrado en culpar al presidente del PP, Asier Antona y la formación naranja, C,s.  Yo, personalmente, he sido  crítico, pero también he destacado,  en mis últimas entregas, la gestión  de los negociadores de CC-PNC, a la que percibía con una cierta prepotencia, sin preocuparse de los movimientos de los negociadores de las otras formaciones políticas y como expone Rivero, "el mal manejo de los tiempos". En este sentido faltó firmeza,  generosidad  y rapidez en cerrar los acuerdos, permitiendo que Asier Antona ostentara la presidencia del gobierno, como estaba previsto. Este hecho era relevante para cerrar los compromisos en otras instituciones. Las acciones dubitativas y el cambio propuesto por  CC, en la recta final del pacto,  de nombrar a Australia Navarro (PP) fue un grave error estratégico, cuyo escenario provocó el conocido “Pacto de Las Flores”,  porque el gomero Casimiro Curbelo entendió que se hallaba en una negociación melodramática y agobiante. Además su amigo y leal político, Fernando Clavijo, estaba vetado por  Ciudadanos.  Es decir que el pacto centro-derecha-nacionalista  se encontraba en una situación trágica y penosa.

 

El Partido Socialista, observando cómodamente los acontecimientos, extendió la alfombra roja para atraer a Casimiro Curbelo y a sus tres parlamentarios, necesarios para la mayoría del Pacto de Las Flores, ya conocido. Así como los pactos en otras corporaciones importantes de las islas. La soberbia, las traiciones y la propia prepotencia han dejado a CC-PNC; PP y Cs, en la oposición del Parlamento de Canarias, así como en múltiples instituciones importantes de las islas.  Pero esto ya es historia y lo que pase en el futuro será otra historia.  Pero,  por ahora,  el malestar acumulado eclosionará, posiblemente,  más pronto que tarde,  en determinadas cúpulas de las citadas formaciones políticas.
Por ahora, el socialista Ángel Víctor Torres ya es presidente del Gobierno de Canarias, cuya investidura ha coincidido con la celebración de la Virgen del Carmen. En su discurso, bien hilado, apela a la "complicidad" de la comunidad civil para unas Islas "más justas, sostenibles y solidarias"  y defiende avanzar hacia una economía inclusiva, a la vez que competitiva, que sirva a la sociedad  canaria, en todos los ámbitos. Y para el pueblo canario y residente, lo importante es que las instituciones públicas, con sus nuevos gobernantes, inicien su andadura, con pragmatismo y pensando en las ocho islas pobladas del archipiélago canario. Solo se pide actuar sobre el futuro real de las siete islas capitalinas y se dé repuestas a los problemas colectivos y cuidar, sin utopías, la economía de sus pobladores y su propio bienestar.



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