Domingo, 14 Diciembre 2025
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Por Alex Solar

No soy futbolero, como algunos lectores recordarán, pero no se me ocurre otra cosa que el símil deportivo para describir la pírrica e incierta victoria del Resucitado. Observé el partido, a mi pesar, desde la galería de mi casa, en mi sillón y sin camiseta ni bufanda. En primer lugar, porque ni me dio tiempo a sacarlas y por otra parte, creo que he perdido la camiseta roja de antaño y estará agujereada y apolillada en algún arcón polvoriento. Si de algo me siento cercano en estos momentos de mi etapa final de ser existente es de un anarquismo utópico que no es ya de izquierdas ni de derechas sino como el de mi querido Leauteaud, injustamente encasillado en ese último renglón por descreer prácticamente de todo, de las revoluciones políticas, del ejército y de la patria.


El ex presidente del gobierno siempre me mereció respeto y hasta cierta simpatía. Valoro a la gente tenaz y bien intencionada, aunque sus ideas sean muy opuestas a las mías. Pero de Rajoy nunca me gustaron sus astucias, su disimulo para actuar, solo aparentemente, porque el zorro galaico tiene el olfato muy largo y la cola escurridiza. Me habría decepcionado mucho que se hubiera probado que él era en realidad el M.Rajoy de los papeles del atleta de los sobornos, Don Luis B. Afortunadamente, para ambos, la cosa ha quedado en el limbo de una justicia que a veces parece quitarse la venda, o es sencillamente bizca o tuerta. Don Mariano dejará para la posteridad además de un amplio y jugoso anecdotario compuesto de “gags” y guiños, errores verbales, o actos fallidos freudianos, un legado de medidas represivas, pero lo peor de todo la convicción de que no había otra vía posible de remontar la debacle económica post zapateril que la reducción “ab ovo” de la dignidad laboral, convirtiendo el milagro económico en un regreso a la esclavitud casi como la de Salomon Northup, el protagonista de la famosa novela.


Tampoco le agradezco a Rajoy sus “revalorizaciones” a mi pensión de jubilación, desde luego , y estoy pensando en la suya que será de aúpa, lo mismo que la de su sucesor que presiento que será muy breve en el cargo. El Resucitado ganó, sí, como el chico del spot : acertó la apuesta, pero le durará poco la ganancia y el “Gané, gané” se convertirá en rechinar de dientes y llantos. Porque la derecha, como pude vivirlo en mi propio país de origen (Chile), considera que el poder es suyo, su tesoro , su cortijo, y amenaza con echar a patadas a quien intente quitarle los frutos del huerto. Se les ve el colmillo lobuno a los Hernando y otros como él, con sangre en el ojo, que pueblan las filas del charrán y que se aprestan a poner en práctica la tan famosa “estrategia de la crispación” (Informe sobre la Democracia en España, 2007 Fundación Alternativas) que ya utilizó el PP en anteriores legislatur . Solo le faltó al portavoz popular ponerse los dos dedos de la mano en horquilla frente a los ojos en la tribuna parlamentaria y espetarle a Sánchez : “Te estoy vigilando, sé dónde vives…”


Al conjunto de la izquierda, me temo que nada le servirá haber entrado en La Moncloa por un atajo, legal y democrático sin duda y que solo discuten los del colmillo torcido como Hernando. El actual presidente a pesar de su estatura tiene la cintura flexible para las genuflexiones mediáticas y partidistas (como confesó a Évole en la famosa entrevista), se ha “desdecido” más de una vez y no tendrá tiempo ni presupuesto para colmar las inmensas expectativas que ha despertado. Ni podrá arreglar las pensiones, ni podrá revertir la reforma salarial y mucho menos podrá financiar la deuda autonómica. Vamos, que seguiremos en este eterno “día de la Marmota”. Y sabe ese Dios, en el que no creo, que espero equivocarme.


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