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Hedonismo

Guillermo Uruñuela

 

Uno no sabe por qué pero encuentra en la gran variedad lingüística unos vocablos que le agradan más que otros. En mi caso, hace años detecté cuáles eran mis tres favoritos. Hedonismo, efímero y ébano fueron las elegidas sin poder explicar el motivo. Quizá responda a un fin fonético; pero no podría asegurarlo.

 

La cosa es que el otro día, dialogando con mi concuño delante de la televisión, me vino a la mente ese término que refiere al placer como último fin y que se sustenta en la banal satisfacción inmediata. Él me comentaba lo que estaba de moda en la selva de la red; quiénes partían el bacalao, cuáles se forraban gracias a los ignorantes seguidores que visionaban sus chorradas. También me puso nombres y cifras económicas encima de la mesa. Es más, me enseñó entrevistas en medios reputados donde los tipos, las tipas y les tipes eran recibidos como estrellas; les realizaban preguntas como si tuvieran algo que responder.

 

La gran mayoría eran pequeños diablos maleducados, cutres, con poco recorrido. La ausencia de inteligencia era común en la gran mayoría al igual que los ceros en sus cuentas. Pero no sólo eso, sino que además actuaban como si alguien les debiera algo, como si realmente se creyeran imprescindibles para que el tiovivo continúe girando.

 

Y recuerdo que pensaba para mis adentros lo mal que estaba el mundo o por lo menos qué rumbo más peligroso está tomando. Modas. Así lo defenderán muchos para acto seguido continuar esgrimiendo que eso genera beneficio a una empresa. Tener a un tipo con varios millones de seguidores en las redes es algo similar, o mejor incluso, que concertar una charla con un Nobel.

 

Me lo podrán vender, y yo fingir que lo acepto con cierto respeto, pero que un tipo cobre una pasta por enseñar el culo no aporta nada a la sociedad. Entonces te dirán que lucir un tatuaje de un helado en la cara es lo que se lleva. Te comentarán que la droga es molona y que llevar zapatillas horrorosas de colorines con pantalones de cebra es lo máximo. También que es fundamental para el desarrollo humano conocer los trucos de un videojuego…

 

La clave es no ceder pese a la presión intangible que existe y posicionarte. Si algo es feo, cutre e histriónico, decirlo. Si algo es desagradable y falto de educación, decirlo. Si algo es una gilipollez, decirlo por lo menos para dejar constancia de que no todos pasamos por el aro.

 

 

Cambiarán muchas cosas pero la cultura, el gusto por lo objetivamente bonito, la elegancia y la inteligencia, como todas las cosas en la vida, se educan. Y la verdad es que ahora lo estamos haciendo mal de cojones.

 

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