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La gran mentira

Francisco Pomares

 

Si existe un verdadero agujero negro en las políticas del Gobierno de Canarias, se trata sin duda de las que tienen que ver con lo social. No es necesario recordar la extraordinaria dificultad de hacer las cosas bien en Derechos Sociales: las necesidades son muchas, los recursos –tanto humanos como económicos- son insuficientes, y la urgencia por resolver problemas que afectan directamente a personas concretas, con nombres concretos y casuísticas concretas, resulta apremiante.

 

No recuerdo ni un solo caso de responsable de las políticas sociales del Gobierno de Canarias que haya sido aplaudido por los resultados de su trabajo. Un botón de muestra: a finales de la pasada legislatura, Cristina Valido, por entonces consejera regional de Asuntos Sociales (lo social pasó de ser un asunto a ser un derecho con este Gobierno), fue reprobada por la oposición parlamentaria (el Gobierno se encontraba en minoría), por una gestión menos polémica de la que ha protagonizado Noemí Santana. Asumir la consejería que se dedica a las personas implica riesgos. Santana fue tan valiente como inconsciente del reto que asumía al pedir un empleo tan complicado, con tantos problemas y tan difíciles de resolver. Para hacer frente a Derechos Sociales hay que estar por la tarea 24 horas sobre 24 todos los días del año, remangarse y ser capaz de dejar de dalo los prejuicios ideológicos o las guerras de salón que han caracterizado a Podemos desde el inicio de este mandato, saber trabajar en equipo y tener claro que en Derechos Sociales no valen ni las estrategias de comunicación ni las guerras en redes. Cuando la gente se te muere esperando ayudas a las que tienes todo el derecho del mundo, la frivolidad, las bromas y los tuits sobran.

 

En realidad, la gestión de Santana ha sido catastrófica porque la consejera no se ha ocupado de lo que tenía que ocuparse, no porque careciera de recursos o de apoyo. Sencillamente porque su preocupación social no ha estado a la altura de su ambición personal.

 

Ahora, cuando resulta evidente que su Departamento es el peor valorado por la ciudadanía, tanto desde Podemos como desde Presidencia del Gobierno se ha iniciado una campaña destinada a presentar a Santana como una víctima, y a su consejería como un instrumento eficaz de políticas progresistas. Ambas cosas son falsas: jamás en la historia de esta región, se ha tratado con tanto guante blanco a un miembro del Gobierno, empantanado por la incapacidad de hacer que nada funcione en su Departamento. El presidente Torres se ha referido sistemáticamente a ella como una gran consejera, una política eficaz, alguien que ha logrado dar un vuelco a la situación de miles de personas desamparadas de esta región. Podría decirse que se trata de una benévola exageración, casi obligada porque Torres precisa de los cuatro votos de Podemos en el Parlamento, pero es más que eso: el intento de lavar la cara a los errores de Santana, colocándole de viceconsejera a una experta en presentar resultados, como Marta Arocha, ha concluido en uno de los mayores ejercicios de cinismo y fraude de este Ejecutivo. No se ha hecho bien nada en ningún lado, ni en menores emigrantes, ni con el ingreso canario de emergencia o la renta canaria de ciudadanía, las pensiones no contributivas, las políticas de mayores, las residencias, la discapacidad, la inclusión social, la familia e infancia… pero el fracaso más estrepitoso –presentado como un éxito por Irene Montero en sus declaraciones de Lanzarote- o –con algo de más cautela y vergüenza torera- por el presidente Torres, ha sido en atención a la Dependencia.

 

Esa está siendo sin duda la gran mentira de este Gobierno, y su mayor fracaso. Mientras Arocha sigue sirviéndonos cifras y datos, el último informe del Imserso, emitido este mismo mes, que hoy publica El Día es categórico, Canarias sigue a la cola en todos los parámetros que tienen que ver con Dependencia: somos hoy la región con menos solicitudes de Dependencia por habitante, con menos resoluciones de grado y con menos personas beneficiarias y menos prestaciones, de toda España.

 

Y no son datos o afirmaciones de la oposición canaria o de la Asociación de directores de Servicios Sociales, que siempre son acusados de beligerantes. Quien lo dice es el Imserso, un organismo del Ministerio de Irene Montero. La misma ministra que hace un par de días aplaudió a Santana en Arrecife por su extraordinaria gestión como consejera. El cinismo, en fin, ya dije…

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