La “guardia pretoriana” de Lanzarote

Por Antonio Coll
Como es conocido, la guardia pretoriana tuvo un papel de suma protección en el Imperio de Roma, hasta la desaparición del emperador Marco Aurelio, asesinado por su propio hijo, el sanguinario Cómodo, para hacerse con el trono, contrario a la decisión de su padre quien iba a darle todos los poderes del Estado de la antigua Roma, al leal general hispano, Máximo y al propio Senado. Esta leyenda épica se visualiza en la película Gladiator, que cuenta con cinco premios Oscar. Con el emperador Cómodo se inició un periodo de inestabilidades y la guardia pretoriana que durante dos siglos ejerció una influencia positiva en Roma, inició un periodo de deterioro con intriga, conspiraciones y desórdenes del orden público. Y así empezó la decadencia del Estado Romano.
Cuando veía la película, mi mente se centraba en Lanzarote y el deterioro, políticamente hablando, que la isla viene padeciendo desde hace más de treinta años. Desde entonces hemos vivido periodos largos de conspiraciones y traiciones que solo nos han ofrecido decadencias e inestabilidades. Cansino ha sido reclamar, legislatura tras legislatura, a las diferentes formaciones políticas, cordura y buen gobierno, en las distintas administraciones públicas de la isla. Es cierto que algunos partidos han sido más coherentes y han luchado por establecer cambios estructurales, en beneficio de los intereses generales de ciudadanos y empresas. En cambio, otros partidos, desoyendo la voluntad de una gran mayoría, han actuado de forma indigna, sin importarles para nada los costes que ha tenido que padecer la isla por sus procederes irregulares e incluso corruptos. Yo pienso, porque he sido espectador, que en distintos periodos se ha tensado demasiado la cuerda, provocando la judicialización en determinadas instituciones y con diferentes escalas punitivas.
Lo que me indigna es que ya en el siglo XXI, la isla siga envuelta con las mismas turbulencias del pasado, a pesar de que algunas formaciones políticas estén actuando, con ciertas perspectivas de esperanzas para avanzar y solucionar cuestiones prioritarias como los referidos a planeamientos, la mayoría frenados por el sinsentido y la irracionalidad, si bien, y hay que exponerlo muy claramente, por intereses que no responden al interés general de la isla y perjudica, profundamente, los servicios públicos y la realidad dinámica de la economía, sobre todo para la creación de puestos de trabajo y el bienestar de toda la sociedad lanzaroteña y sus empresas.
El ejemplo más tangible es la ciudad de Arrecife y su trágica gestión política, que tras décadas, sigue estancada y no hay forma de eliminar una “especie” de guardia pretoriana que ejerce una influencia altamente negativa, en el destino de la llamada tercera capital de Canarias.
Interpretar los episodios vividos con la mayoría de sus gobernantes es indispensable para entender las claves del grave deterioro existente en el Ayuntamiento de Arrecife, una institución que se mantiene sin rumbo, que no conecta con la realidad y solo ofrece indignación y desconfianza a sus ciudadanos y potenciales inversores. Después de muchos intentos, en abril de 2013, el Ayuntamiento de Arrecife firma un convenio con el Gobierno de Canarias para ceder sus competencias al ejecutivo canario para redactar un Plan General de Arrecife, a través de la figura de un Plan General Supletorio, por GESPLAN. Una vez aprobado inicialmente, ahora, no se sabe, a ciencia cierta, lo que el grupo de gobierno minoritario, presidido por el PSOE, quiere hacer y se comporta como el perro del hortelano, “ni come ni deja comer”. Ante esta circunstancia, el consejo político del PIL, presidido por Ramón Bermúdez, ha solicitado a sus dos concejales que abandonen el grupo de gobierno de Arrecife, extensivo también al grupo municipal de San Bartolomé. Esta noticia es muy reciente y estaremos a la expectativa si los ediles, Tomás Fajardo e Isabel Mesa se comprometen, formalmente, a cumplir con las instrucciones del máximo órgano de dirección del PIL. De igual manera, la concejala Yésica Pérez, en San Bartolomé. La experiencia en el Cabildo de “convencer” a su consejero, Manuel Cabrera, a seguir en el grupo de gobierno de Pedro San Ginés, puede ser un acicate, pero la incertidumbre, se mantendrá, por ahora, en Arrecife y San Bartolomé. Ya veremos si se convierten en tránsfugas o pasan al grupo mixto.
Ya se sabe que sin Plan, Arrecife queda bloqueada y el desarrollo urbanístico y otros pormenores perjudica gravemente a particulares, autónomos, empresas y a la propia administración pública. Arrecife se encuentra en una encrucijada y en una completa inseguridad jurídica. Si la “guardia pretoriana” y sus dirigentes siguen enarbolando la bandera de la desidia y no aprueban inicialmente el nuevo Plan Supletorio, provocará el caos y la ruina de las arcas municipales.
Y la sentencia está anunciada: Un devenir trágico, dramático y apocalíptico.
Arrecife necesita de un nuevo despertar, alejado de inútiles e incompetentes, que solo la degradan y frenan la prosperidad. Desarmar a sus dirigentes, en todos los ámbitos, y a su “guardia pretoriana”, sería asegurar su futuro. Y el tiempo apremia para “mover fichas”. Porque lo de Arrecife y la propia Lanzarote es ya inaguantable. Hay que frenar la decadencia…