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La monarquía al desnudo


Por Alex Solar

 


Se dice que cuando llegue el fin de los tiempos los únicos reyes que existirán sobre la faz de la tierra serán los de la baraja y los de Inglaterra. No en vano son las monarquías más antiguas, la inglesa sin interrupciones desde hace unos mil años. Lo que significa que mientras el mundo sea mundo existirán reyes y también monárquicos. En España, hay encuestas que arrojan una amplia mayoría a los que apoyan el reinado de Felipe VI, mientras que hay otras en las que la monarquía suspende. Incluso hay quienes opinan, según estos sondeos, que una república sería “más cara” de mantener.


Ana Romero, periodista y escritora con larga experiencia en la cobertura informativa de la Casa Real,lanzó el año pasado su segundo libro(El Rey ante el espejo”, La Esfera de los Libros) sobre la dinastía que reina actualmente en España. El primero de ellos, titulado significativamente “Final de Partida” está dedicado a la figura del Rey Juan Carlos I, el monarca atrapado en el laberinto de sus polémicas actuaciones en el último período de su reinado, jalonado de escándalos por su vida privada y la corrupción que salpicó a figuras de su entorno de relaciones personales privadas y también a algunos familiares. Una tormenta perfecta que llevó finalmente a su abdicación y a la coronación de su heredero. En él se centra el relato de Romero, que traza un retrato de luces y sombras, pero preciso en sus detalles, como esos que se pueden admirar en el Museo del Prado pintados por los grandes maestros de la pintura española. Pero no es solo el Rey sino la misma institución monárquica la que se muestra en este espejo, desnuda, como en el famoso cuento.


¿Cómo es el Felipe VI en la intimidad, qué impresiones causa en sus interlocutores (políticos, cortesanos, gentes allegadas a su entorno personal y familiar)? La periodista sondea , les entrevista y llega a ciertas conclusiones que muchos de sus súbditos ya sospechábamos. Don Felipe es muy diferente a su anciano padre, “Ni para lo bueno ni para lo malo” se parece al rey anterior, dice Ana Oramas, monárquica convencida , cuya familia ha estado relacionada desde antiguo con los Borbones.Siendo unaniña de nueve años , la política canaria vio entrar a Don Juan en la casa familiar de Tenerife, para comer con su tío Leoncio, miembro del consejo privado del abuelo de Felipe VI. Haciendo honor a la sangre alemana de su madre, el monarca actual es reflexivo y serio, y aunque parezca frío y distante en comparación con su volcánico y campechano padre, es capaz de acordarse de los cumpleaños de sus colaboradores, aceptar de buen grado el tuteo de Pablo Iglesias o Alberto Garzón y sonreír y agradecer cuando el diputado valenciano Baldoví le obsequia un ejemplar de los fueros (Furs), que su antepasado y tocayo Felipe de Borbón arrebató a Valencia en el siglo XVII.


Otro cantar es la Reina Letizia, una figura discutida donde las haya, a la que el libro dedica un sabroso capítulo y numerosas alusiones a lo largo de más de 300 páginas que no tienen desperdicio. Especialmente para los que ignoren la trastienda de la monarquía, lo que se esconde tras las puertas o bajo las alfombras palaciegas. Descubrirán que no es oro todo lo que reluce allí, donde las intrigas de siniestros personajes del periodismoy las cloacas del Estado fluyen ocultas por debajo de Zarzuela. Produce asombro conocer el verdadero ejército de funcionarios y fuerzas de seguridad alservicio de Palacio, además de otros empleados para servicios menores, de esta monarquía con cargo al erario público, o sea del bolsillo de todos, monárquicos y republicanos.


El primer jefe de la Casa durante el reinado de Juan Carlos I, el Marqués de Mondéjar, dijo a otro fiel servidor de la Corona en un momento de lucidez: “Hijo, el que después de trabajar aquí no se vuelve republicano es que le falta un tornillo”.

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