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La sombra del cero turístico sigue proyectándose sobre Canarias

Mar Arias

 

El próximo lunes 23 de noviembre comenzará a exigirse  por Ley a todos los viajeros que lleguen a Canarias que traigan consigo un PCR que demuestre que son negativos en covid-19. Esta medida, por la que tanto ha luchado el sector y que se ha solicitado desde un primero momento al Gobierno de España desde las islas, resulta, sin embargo, incompleta para suponer un auténtico salvavidas de cara a la temporada de invierno. Y es que la petición de Canarias pasa porque el turista pueda elegir entre hacerse un PCR o un test de antígenos, una prueba mucho más barata e igualmente fiable.

 

No se trata de no exigir garantías. Está claro que lo primero es salvaguardar a la población canaria, pero hay que buscar la manera de que hacerlo no suponga volver a poner una verja a la llegada de turistas a las islas.

 

Y el problema es que una familia de cuatro personas que venga de vacaciones, por ejemplo, a Lanzarote, difícilmente se podrá permitir gastar hasta 600 euros más para hacerse las pruebas y optará por no venir. Es sencillo de entender y, además, es la única opción para salvar la temporada ya iniciada de otoño-invierno.

 

Las islas están asoladas por un cero turístico casi completo, aunque no del todo. Llegan algunos aviones, pero la media de Lanzarote en un jueves es de entre siete y diez vuelos, mientras que hace apenas un año por estas fechas podía superar los 60 vuelos.

 

No se trata de un capricho, se trata de salvar a las miles de empresas que están pendientes de un hilo, y no sólo grandes hoteles, sino pequeñas y medianas empresas que dependen el turismo directa o indirectamente. En Lanzarote, casi todas. Se trata de salvar los puestos de trabajo de todas esas personas que han quedado atadas a un Erte y así están desde hace meses. Se trata de salvar Canarias porque, señores, la situación es grave, muy grave.

 

El dinero de los Ertes no será eterno y las empresas no aguantarán para siempre haciendo equilibrios sin red. La situación es cada vez más tensa y es preciso dar pasos certeros de una vez y tomar decisiones que ayuden a solucionar el problema y no a emborronarlo aún más.

 

 

La sombra del cero turístico sigue proyectándose sobre las islas y es un nubarrón muy negro que no trae consigo buenas noticias.

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