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Lanzarote, suspenso en la seguridad vial

Por Álex Solar

 

Hoy, mientras escribo estas líneas, el telediario da la noticia de 12 muertes en accidentes de tráfico acumuladas en una semana, lo que deja la cifra en 583 hasta la fecha, este año. La siniestralidad vial en las carreteras de Lanzarote preocupa, aunque al parecer solo se refleja en los medios informativos locales, que dan cuenta del aumento de la mortalidad por esta causa.

 

Se publicó que la DGT, ante la justificada alarma que provoca esta situación, haría un estudio. Las cifras reflejadas en las estadísticas del Centro de Datos indican que los fallecidos en carreteras de un año a otro (5 muertes, desde junio 2016 a 2017) se mantienen. A esta fatídica estadística habría que agregar la de otro suceso, la pasada semana.

 

Mi experiencia personal como conductor en la isla fue efímera, pues llegué tarde en la vida a serlo, pero me encontré con más de un sobresalto y pude comprobar que desde el asiento del conductor la pacífica visión del paisaje desaparecía para convertirse en una jungla de asfalto donde los insectos metálicos zumbaban y se perseguían con ferocidad.

 

La excesiva velocidad, el mal trazado de las vías, por un lado y la falta de atención a las normas mínimas de seguridad, por otro, completan el cuadro que seguramente pintará ese informe tan esperado de la autoridad de Tráfico. Me cuentan los que circulan actualmente entre Arrecife y Puerto del Carmen que se encuentran con verdaderas dificultades al incorporarse desde la LZ3 a la LZ2 . Otro problema que apuntan es la incapacidad generalizada para comprender la circulación por las rotondas.

 

Las carreteras de Lanzarote se han convertido, pues, en una trampa mortal, por su mal estado, por señalizaciones incorrectas, gastadas o deterioradas, con los arcenes invadidos de vegetación y por la ausencia de carriles bien adaptados a la circulación de bicicletas, ya que las existentes carecen en su mayoría de continuidad.

 

A todo esto hay que añadir que existe un parque móvil que se renueva insuficientemente , en su mayor parte obsoleto, y que el transporte público no es todavía adecuado a las necesidades de los amplios sectores que lo necesitan para desplazarse a sus trabajos y hogares en una isla donde pese a las cortas distancias no existe alternativa si no se utiliza el automóvil. De allí que se produzcan efectos indeseables, como por ejemplo, los coches mal aparcados en las inmediaciones del aeropuerto. Una paciente oncológica que debe desplazarse a Las Palmas por motivos médicos, tuvo que devolverse a casa al perder la guagua que hace el servicio del aeropuerto, para usar su coche, y luego se vio obligada a pagar el aparcamiento hasta su regreso.

 

A todos los factores apuntados, infraestructuras deficientes y nula voluntad política para mejorar el transporte público, sospecho que habría que agregar la deficiente educación vial. Obtener un carné en Lanzarote no es tan difícil como hacerlo en cualquier ciudad mayor de la península. Recuerdo que uno de mis profesores de autoescuela atendía más al móvil que a su labor. Una vez, me hizo aparcar en una parada de bus y pensé que era una trampa. Pero no, solo quería detenerse para comprar tabaco.

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