Viernes, 05 Diciembre 2025
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Antonio Salazar 

 

 

Sería deseable que nuestra clase política nos trate con respeto. No es sencillo: en su quehacer diario consideran que somos unos infantes incapaces de tomar decisiones de calado, aunque sea nuestro futuro lo que está en juego. Por eso se pasan ideando normas sin tasa para decirnos lo que tenemos que comer, fumar o cómo relacionarnos. Incluso, en los últimos tiempos, a quién debemos odiar a tiempo completo. Es insoportable porque, a decir verdad, no dan la sensación de tener ni conocimientos ni estándares morales superiores. Es cierto que hay un día en el que, de repente, somos mayores de edad y depositarios de una suerte de razón definitiva: cuando hay que votar. Aunque, de cuando en cuando, alguno se enfurruña y decide reprochar el resultado, dado que la gente tampoco sabe votar.

Pero lo del respeto intelectual es otra cosa. Por ejemplo, el que nos falta la impagable —sobre todo impagable— consejera autonómica de Hacienda, Matilde Asián. Ella, toda técnica —siempre se ha considerado más esto que política, pese a que ha ocupado numerosos cargos no técnicos—, se ha descolgado con unas declaraciones en las que explicaba un informe preceptivo que se envía a Bruselas para seguir manteniendo esa tomadura de pelo que es el AIEM. Según la técnica y política, “no tiene incidencia en los precios de la cesta de la compra”. Pues esto es una melonada, lo diga la técnica Asián o la política Asián. Recordemos que el AIEM es un arancel chipiritifláutico que tenemos en Canarias para “proteger” la industria canaria. Supone entre un 5 y un 15% de sobrecarga en el precio de los productos importados bajo la condición de que también se fabriquen en las islas. Hay una lista con 156 partidas y más de mil productos y, para sorpresa de nadie, muchos de ellos no se fabrican en Canarias. Y algunos, como el combustible, están gravados pese a que, en ese esfuerzo encomiable por proteger la industria, echaron a la única que de verdad presentaba unos datos impresionantes: la refinería de la entonces CEPSA. Es decir, no se produce pero se paga. Y así, con todo.

Asián dice que no hay relación entre los precios y el AIEM, pero alguien con la paciencia que otros hemos perdido debería explicarle que la verdadera naturaleza de un arancel es precisamente ¡¡¡¡encarecer!!!! la competencia exterior para convertir, por arte de birlibirloque, en más competitiva la local. El AIEM está castigando inmisericordemente a las familias menos pudientes de Canarias, no protege a una industria que es cada vez relativamente menos importante en el PIB de las islas y el gobierno se mete en la faltriquera la nada despreciable cantidad de casi 300 millones de euros. A ver cómo se lo explica la Asián técnica a la Asián política.


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