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Los costes económicos por el pánico creado

Por Antonio Coll

 

De nuevo la provincia de Tenerife vuelve a los titulares de los medios de comunicación, de ámbito nacional, tras detectarse a un turista italiano el contagio del famoso coronavirus, en un hotel de Adeje, isla de Tenerife, donde se ha impuesto cuarentena a todos los clientes y trabajadores, por orden judicial y de la propia Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias.  Estas medidas cautelares están argumentadas oficialmente por “el grave problema sanitario, existente en el ámbito mundial, para la salud pública, en conformidad con la Declaración de Emergencia Sanitaria Internacional, por el brote de coronavirus”.

 

En anteriores entregas, y en referencia a La Gomera de un infectado alemán, ya expuse mi opinión sobre el coronavirus. Ahora intento plasmar las consecuencias económicas, por el pánico creado y que afecta directamente al sector turismo y comercio. Cuando se produce supuestas epidemias, a escala internacional,  siempre he pensado en el negocio que supone para algunas corporaciones gigantes y determinados países. En este sentido, expertos y analistas económicos, hablan de que la Unión Europea es la más perjudicada, además de China, epicentro  de la propagación del dichoso virus, que según científicos y médicos, es muy similar a los virus de la gripe. Como es bien sabido,  los seres humanos conviven con millones de gérmenes, llamase bacterias, protozoos, hongos y virus. Generalmente, con un sistema inmune, en condiciones óptimas, el peligro es ínfimo ya que el propio cuerpo se defiende al controlar los citados gérmenes. No obstante, si el propio sistema inmunológico está debilitado por enfermedades crónicas o bien por el VIH,  uso de medicamentos, radioterapias, etc. pueden causar problemas graves de salud, lo que científicamente se les llama “Infecciones oportunistas”.  También  influye la edad de los posibles infectados. Sea como fuere, mi reflexión es que las alarmas sanitarias, cuando se exageran o se difunden, percibo que detrás de ello, hay intereses económico y comerciales. Según compruebo, en algunos medios de prestigio y que ofrecen credibilidad, en la actual “crisis vírica”, los Estados Unidos se está beneficiando y, paulatinamente, el dólar le va ganando terreno al euro. La vinculación de la economía europea con la china es muy estrecha, y la supuesta epidemia que no pandemia, está castigando severamente a la economía de la Unión Europea y a la propia China. Por ahora, las consecuencias están al orden del día. Las bolsas europeas se desploman, baja el barril petrolífero, cierran empresas y fábricas, las aerolíneas se ven afectadas al cancelarse múltiples rutas aéreas,  se controlan fronteras…y en el comercio se detecta descenso de ventas. También en el sector hotelero.

 

Yo me pregunto quién paga a la empresa hotelera de Adeje, el periodo de tiempo que deben estar los turistas que no pueden regresar a sus países de origen. ¿Y los trabajadores? Y los nuevos clientes con reservas, ¿dónde se hospedan?

 

Dicen que la globalización tiene la culpa, aunque para mí me parece una exageración o un debate infundado. El mundo ha cambiado y tenemos que adaptarnos a nuevas situaciones, quizás  con modelos menos expansionistas y más sostenibles. Esta cuestión si ofrecería mejor bienestar o, por supuesto, influiría en la salud de todos los habitantes. Las guerras comerciales siempre han existido así como recesiones económicas. Lo que sí está claro es que hoy la gente vive más años, a pesar que los virus y bacterias se desplazan hoy con más facilidad por todo el mundo. Pero siempre han existido, pero hoy los adelantos tecnológicos en  medicina, impiden pandemias de otras épocas, que también se expandía por escasez de alimentos y los propios enfrentamientos bélicos entre países o guerras civiles.

 

Del coronavirus se ignora su letalidad porque se necesita más información si los fallecidos es por el mismo virus o porque influye en otras patologías. Lo que está claro es  que hay miedo, pánico en algunos lugares, y ello se traduce en grandes pérdidas económicas, pero estas situaciones ya ha ocurrido en otras épocas y el mundo ha seguido hacia adelante. Es posible que con el paso del tiempo, pierda relevancia, hasta que aparezca otro virus, bien de forma natural o propiciado por empresas multinacionales opacas.

 

 

 

La última noticia es que la Organización Mundial de la Salud no ha recomendado ninguna restricción a los viajes o al comercio, basándose en la información que dispone. Pues nada. Potencie su sistema inmunológico y a esperar a que desaparezca la “tormenta” vírica asiática. Aunque los costes económicos ya son desorbitados. Por el miedo y el pánico creado. Por ahora, esto es lo que hay.

 

 

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