Manual de Resistencia, versión Alpidio

Francisco Pomares
Desde que Alpidio Armas gobierna el Cabildo de El Hierro, la política isleña es como una comedia sin intermedio, una sucesión de episodios donde lo improbable siempre acaba ocurriendo. Lo que comenzó con una moción de censura entre hermanos –un puro sainete familiar, con Alpidio Armas desalojando del sillón presidencial a su propio hermano Javier– continúa ahora con un acuerdo insólito entre socialistas y populares que, visto desde fuera, parece una broma surrealista. Pero no: es el nuevo Gobierno del Cabildo de El Hierro.
Rubén Armiche y Anabel López, consejeros por el Partido Popular, han decidido sumarse al Ejecutivo insular encabezado por Alpidio Armas sin contar con la autorización ni del PP regional ni del insular. En su defensa, ambos aseguran que su decisión no responde a intereses partidistas, sino a la necesidad de “dar estabilidad” a la institución. Probablemente tengan razón, porque con las dos agrupaciones locales la Agrupación y la Asamblea, estructuralmente incapacitadas para ponerse de acuerdo, no parece que sea posible un arreglo diferente del planteado. Ambas formaciones nacieron del mismo tronco, pero se odian con el fervor que solo los viejos amigos pueden profesarse. “No hay peor cuña que la de la misma madera”, dice el refrán, y en la isla lo han adoptado como principio de acción política.
Esa división, imposible de suturar, es la que ha dejado el terreno libre para que Alpidio Armas haga y deshaga a su antojo. El nacionalismo herreño no logra ponerse de acuerdo ni para oponerse a un adversario común. Unos y otros se acusan de traición, de oportunismo, y de personalismo. Y personalismo hay a raudales. Mientras tanto, el socialista gobierna con el PP y se declara satisfecho de haber alcanzado “un pacto de estabilidad” que, según él, “beneficiará a la isla”. A su manera, tiene razón: en una isla donde cada legislatura termina a la gresca o con una censura, cualquier cosa que dure más de seis meses puede considerarse estable. Y eso, aunque lo que se ofrezca sea una estabilidad un tanto peculiar, como esta, que no dota de mayoría a Alpidio y además se construye desobedeciendo las órdenes del partido que dio el acta a Armiche y López.
Por eso, desde Santa Cruz de Tenerife, la dirección regional del PP se ha apresurado a marcar distancias con la operación. ¿Un acuerdo con el PSOE en estos momentos? No es posible, este no es el PP palmero, ni en la presidencia está Asier Antona. El comunicado oficial de la dirección no puede ser más rotundo: la dirección “no autoriza” la alianza con el PSOE y ha abierto un expediente informativo para esclarecer los hechos. En lenguaje político, eso significa que a los consejeros díscolos les queda poco tiempo para elegir entre el escaño o la militancia. Mientras en Madrid Feijóo, intenta convencer con un discurso de alternativa al sanchismo, en El Hierro dos de los suyos se apuntan al sanchismo local con toda naturalidad. En la isla más pequeña del Archipiélago, el pragmatismo es la única ideología que sobrevive. Alpidio lo sabe: como si fuera una versión local de Pedro Sánchez, lleva años gobernando con quien sea, mientras se pueda y a costa de lo que haga falta. Pura aplicación del Manual de Resistencia de su señorito. Ha pactado con nacionalistas, con independientes y ahora con populares. Si le dieran opción, probablemente pactaría también consigo mismo.
Alpidio ha asegurado que este nuevo acuerdo no lo mueven “intereses políticos ni partidistas”. Y en eso hay que darle la razón: lo que mueve este acuerdo es el puro instinto de supervivencia de Alpidio. Con solo seis consejeros frente a los siete que suman AHI y Asamblea Herreña, Armas necesitaba un salvavidas para no perder las votaciones por aplastamiento. La ruptura del pacto con Asamblea Herreña y Reunir Canarias había dejado al Gobierno colgando de un hilo, y el hilo, en El Hierro, nunca es muy grueso.
La incorporación de los consejeros del PP al Ejecutivo da algo de aire a Alpidio, aunque no le asegura del todo la continuidad. Rubén Armiche se hace cargo de Cultura, Juventud, Deporte y Patrimonio Histórico; Anabel López, de Empleo y Desarrollo Económico. Dos carteras menores, pero suficientes para garantizar un voto más en el pleno. Desde la dirección del PP regional, Juan Manuel García Casañas se ha limitado a recordar que ambos “han actuado sin autorización” y que el expediente informativo está abierto. Su posición no parece tan claramente contraria al acuerdo como la de la dirección regional. Para el PP, isleño, entrar en el Cabildo sería como bañarse en agua bendita. Y hay quien duda de que Armiche y López actuaran son contar con Casañas. Pero todo eso son especulaciones: si se cumplen las amenazas del PP regional, el siguiente paso será la expulsión. Aunque es verdad que en Canarias, las expulsiones partidarias duran justo lo que duran: el tiempo necesario hasta que se den las condiciones necesarias para poder montar otro acuerdo, contando con los expulsados.