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Martillo de herejes

 

Por Alex Solar

El energúmeno que en Galicia las emprendió a martillazos con unos ciclistas porque se le cruzaron los cables se parece a los émulos de Marcelino Menéndez Pelayo, haciendo política a martillazos en aras de la España “una, grande y libre”. El escritor y filósofo español dejó palabras para el bronce, que muy bien podría haber proferido el alevín de Aznar en su tribuna parlamentaria: “España, evangelizadora de la mitad del orbe; España, martillo de herejes, luz de Trento, espada de Roma, cuna de San Ignacio…ésa es nuestra grandeza y nuestra unidad: no tenemos otra . El día en que acabe de perderse, España volverá al cantonalismo de los arévacos y de los vetones o de los reyes de taifas. A este término vamos caminando más o menos apresuradamente y ciego será quien no lo vea”.


No sé por qué será pero lo que vamos viendo me suena. Es como ese programa televisivo en el que viejas y nuevas glorias se disfrazan para parecerse a ídolos musicales del ayer. Un poco de maquillaje, sombra aquí y sombra allá, ropas similares al imitado y la voz impostada también para crear la ilusión. Tras el soponcio de la derrota política, se empeñan en presumir de ortodoxia, echando por la borda los buenos modales, y enseñando dentadura y orejas lobunas. El “váyase Sr. González” en nueva versión “golpeada”.


Y piden elecciones, como si pudiesen solucionar de golpe y porrazo viejos problemas (alimentados por ellos mismos con su inacción y luego con su intransigencia). Ojo que a veces las urnas generan dictaduras aparentemente “democráticas”. El triunfo de Trump, y el de personajes como Salvini o Bolsonaro, da alas a lo que Umberto Eco llamaba “el fascismo eterno” , “Ur fascismo” o “totalitarismo fuzzy ( difuminado) . El pensador italiano de de eso sabía un rato largo, pues lo vivió en primera persona en la Italia de camisa negra, cuando a la edad de diez años ganó el primer premio de un concurso de los jóvenes fascistas italianos con el tema “¿Debemos morir por la gloria de Mussolini y el destino inmortal de Italia?”.


Eco afirma que solo existió un nazismo, pero fascistas fueron muchos regímenes y cada uno a su manera. Entre todos ellos hay un “parecido de familia” que los hace reconocibles: “Quítenle al Fascismo el imperialismo y obtendrán Franco o Salazar; quítenle el colonialismo y obtendrán el fascismo balcánico. Añádanle al fascismo italiano un anticapitalismo radical (que nunca fascinó a Mussolini) y obtendrán a Ezra Pound”. Los nuevos fascismos tienen un fuerte anclaje en la tradición , en la creencia en un pasado que siempre fue mejor, y se caracterizan por su desconfianza hacia el diálogo, la intelectualidad, y a quienes acusan de abandonar los “valores tradicionales” (Patria, Dios y Familia). Para el neo fascismo la discrepancia es traición y busca el consenso mediante la propaganda, explotando y exacerbando el “miedo de la diferencia” y su primer llamamiento es contra los intrusos (“la invasión musulmana”) porque es racista por definición. Su clientela y su público no está en las elites sino en las clases medias frustradas y asustadas por la crisis económica o la humillación política, también en las clases populares. A estos que carecen de una identidad social “aceptable” les dicen que su privilegio es el más vulgar de todos: haber nacido en el mismo país (“somos la España viva”). Estamos ante un populismo cualitativo de televisión e Internet en el que la reacción de un grupo seleccionado de ciudadanos es proclamada como “la voz del pueblo” contra los podridos(ilegítimos) gobiernos parlamentarios. “La partidocracia cínica”, que según estos revisitadores de Mein Kampf “ha destruido y extirpado la moralidad de la vida pública”.


Sami Naïr, politólogo francés, ofrece al comenzar esta semana un artículo titulado “¿Qué es el neofascismo europeo”, que reafirma lo que expreso aquí, y que recomiendo a los lectores progresistas. Concluye que “es éste un neofascismo integral , cuya estructura ideológica no ha variado en la esencia, desplazando solo la figura del enemigo : del judío y el comunista al inmigrante y desde la crisis de los refugiados en 2015, el musulmán”.


Contra la Europa “blanca y cristiana” de estos neofascistas europeos, Nair llama a construir otra Europa “social y solidaria”. Algo imposible con personajes como los políticos antes citados, a los que habría que agregar a los aspirantes al poder de la derecha y la extrema derecha en España.


Yo, por si acaso, voy haciendo las maletas.

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