¡No lo taches!

Sara González
Escuche aquí la columna leída por su autora.
Ayer me quedé pensando en uno de esos casi inexistentes minutos que quedan libres en el día: que quedan pocas semanas para acabar el año. Con ello, me puse a echar cuenta atrás sobre qué es lo que he hecho este año. Y no sé si le pasa a alguien más o no, pero parece que el tiempo compite en una carrera y cada vez corre más deprisa para acercarse a la meta. O por lo menos, eso me ocurre a mí, que apenas he visto pasar este año 2023.
Volviendo al tema inicial, en esos escasos minutos, empecé a hacer memoria. De atrás para adelante, porque como empiece por enero, me quedo en blanco. Como en cualquier baúl, en el de los recuerdos, también se queda arriba lo último que metiste en él. Hay que ir poco a poco desgranando desde lo más reciente para acordarte de todo.
Tras recuperar los recuerdos de algunas de las cosas vividas, he de confesar que no me dio tiempo para ponerme a pensar mucho, la verdad. Aun así, me di cuenta que he hecho muchas cosas. Más o menos importantes, pero muchas, al fin y al cabo. Dentro de este buceo hacia las profundidades de mi masa gris, encontré algo que creía perdida: la ‘famosa’ lista de propósitos de este año. Y la leí, claro.
Conforme más ‘objetivos’ veía, más aumentaba mi asombro y sensación de sin sentido al tiempo que leía todas las cosas que se me ocurrieron escribir en ese momento. Me pregunto cómo no fui capaz de poner nada coherente, o por lo menos, algo que realmente sí realizaría, como las cosas que sí he hecho. Porque para no sorpresa, no hice nada de esa lista.
En ella sólo había tópicos como ir al gimnasio, hacer dieta, ahorrar y cosas así. Generales. Poco específicas. Y, por lo tanto, o por lo menos desde mi punto de vista, poco reales a la hora de ejecutarlas.
Si alguien me pregunta si he podido tachar algún propósito, la respuesta es clara. No he podido hacerlo. Pero no me preocupa, sé que en 2024 tendré unos minutos más de año para pensar las cosas que realmente voy a hacer, ya que cogeré esa lista y pegaré, como si de un collage se tratase, un 4 encima del 3. ¿Cutre? Sí. Pero no volveré a perder el tiempo, es eso o en hacer algo que me salta mucho en TikTok: modificar lo que hay escrito para ‘sentir’ que cumplí. No te engañes, me dije, ¡no los taches!, que no hiciste nada.
Y como el año que viene voy a tener más tiempo, en este me dedicaré a comprar ingredientes para hacer esos ricos y típicos dulces navideños. Total, en 2024 tampoco tacharé los propósitos de ir al gimnasio o de hacer dieta. Esos topicazos volveré a no cumplirlos y a no tacharlos. Aunque como es tradición, estarán en la lista de propósitos reciclada. Sí, en esa que no he tachado nada, todavía.