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Patroncito Assam

  • Lancelot Digital
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    El delegado del Gobierno en Canarias, Anselmo Pestana, ha dicho que no se hicieron bien las cosas metiendo en la cárcel al menor de dieciséis años que se las ha pasado internado entre delincuentes adultos desde diciembre, esperando que se determinara fehacientemente su edad. Pestano cree que hace falta comprender en que situación se produjo la decisión judicial, para poder entender qué fue lo que metió en prisión al joven Assan: “hay que entenderlo en el contexto de que no se deje en libertad a una persona que podría ser responsable de un delito. Estoy seguro que no ha habido ningún riesgo para él… aunque obviamente un menor no está para entrar en la cárcel, eso es evidente”.

     

    Evidente. Dicho eso, Pestana insiste en la necesidad de dejar claro que lo ocurrido es fruto de una decisión que no corresponde al Gobierno, sino a los jueces. Y es verdad, fue la decisión de un juez la que finalmente provocó que un menos entrara en prisión. Pero esa decisión no se habría producido si la Delegación del Gobierno hubiera informado correctamente de la edad de Assam. Ante la duda, el juez optó por la decisión más dura. Podría decirse que acertó en un cincuenta por ciento, porque de los dos menores acusados de patronear la patera, ha resultado que uno –Assam- lo es y que el otro es legalmente un adulto. Pero habría sido sin duda mejor que los dos permanecieran fuera a que los dos hayan estado dentro.

     

    Assam entró en prisión –junto a su colega ahora señalado como mayor de edad- acusado de haber sido –con otras tres personas- quien llevaba el timón de la patera en la que llegó a España. La acusación se sostiene en el testimonio de dos testigos protegidos, que han dicho que acusaron a Assam porque tenían miedo de sufrir represalias si no lo hacían. No se sabe quien pidió a los testigos que acusaran a Assam, ni si es siquiera cierta -o no- la acusación, pero eso es en realidad lo de menos. En los últimos meses se ha detectado que los verdaderos patrones de los barcos suelen protegerse encargando a algunos de sus pasajeros más jóvenes la misión de conducir durante alguna etapa la embarcación, lo que les convierte automáticamente en carne de calón, a la que potencialmente puede acusarse de –al menos- colaboración con el tráfico de seres humanos. La policía sabe perfectamente que esa técnica se está imponiendo como un sistema de protección y ocultación de los verdaderos responsables de las embarcaciones, encargados en Mauritania o Marruecos de patronear el transporte desde esos territorios a las islas. Assam tardo en darse cuenta de lo que le había pasado, es probable que al principio se alegrara de ser considerado adulto, y conseguir por fin la oportunidad de ser desplazado a territorio continental, como ocurre con muchos de los que no son menores. Por eso alegó minoría de edad durante unos días, tras su ingreso en la cárcel, intentando ocultar que en el mismo muelle fue identificado como menor por Cruz Roja. Lo cierto es que entró en la cárcel por desidia, por falta de interés del Estado y sus representantes en él, y porque quienes deben ocuparse de discernir quienes son menores y quienes no, carece de los medios necesarios para poder hacerlo. El Delegado Pestana dice que no, que se ha mejorado muchísimo en los últimos seis meses, con procedimientos de detección de la edad más rápidos y eficaces.  

     

    Pero el problema no es ya la duración de las pruebas. Las realizadas a Assam por el Instituto de Medicina Legal se hicieron el jueves, después de dos meses, y porque se destapó la noticia y las instituciones -el Diputado del Común, por ejemplo- empezaron a presionar.  El veredicto forense fue rápido, muy rápido, pero la decisión de iniciarlo sólo se produjo cuando el escándalo de que un menor –quizá dos- permaneciera en prisión, se convirtió en la noticia del día y saltó al ámbito nacional. Hasta ese momento, al delegado Pestana el asunto no pareció preocuparle demasiado: era responsabilidad de los jueces. Ayer viernes se conocía ya el resultado que implica la salida de Assam de prisión, y su internamiento en un centro para menores en régimen cerrado, porque sobre Assam pesa aún la acusación fiscal de haber cometido un delito. Pero ahora se le tratará como a un menor de edad, será tutelado por el Gobierno regional. y será juzgado –si la Fiscalía de Extranjeros no reconsidera su acusación inicial- en su condición de menor.

     

    De momento, otro error más a sumar al suma y sigue de errores –y horrores- a los que se enfrenta desde hace años absolutamente en solitario esta región. El Gobierno de la nación puede entender el contexto, ser comprensivo, e incluso asegurar que todo cada vez va mejor. Es falso. Rematadamente: el caso de Assam no es un caso aislado, son muchos los menores que se hacen pasar por adultos esperando poder abandonar Canarias y dar el salto al continente. Todo el mundo lo sabe, por supuesto lo saben Pestana y su Gobierno. Que es el nuestro.       

     

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