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Pido un discurso de la Reina la próxima Navidad

Por Alex Solar

 

La navidad es tradicionalmente el momento en el que los humanos (as) evitando hablar de “hombres” de buena voluntad, es decir “todas y todos”, sufrimos un ataque de idiocia colectiva. Capítulo especial en estas fechas en que se tira la casa por la ventana en un “potlach” indecente, es el discurso navideño de S.M. El Rey, que de acuerdo a las estadísticas este año ha estado bajo mínimos en audiencia y credibilidad.

 

No seré yo quien eche más leña al fuego en la hoguera mayestática. Quemar efigies borbónicas es un delito perseguido con altas penas, pese a que vivimos en un estado democrático que tolera la libertad de expresión, excepto si hacemos arder un papel, que dicen que lo aguanta todo. Solo diré que el discurso real fue lo menos real en esta irrealidad fraudulenta de la Navidad, espejismo en el cual volvemos a ser todos amigos de toda la vida como en ciertas cenas en las que todos posan copa en alto y sonrisa profidén.

 

Habría sido mejor que Don Felipe dejara glosar las vicisitudes del reino de España a su real conyugue, la Reina Letizia. Porque alguna vez en estos tiempos de feminismo su señora esposa debería retomar la voz cantante, como lo hacía en los telediarios de antaño o en ese impagable momento en que ella lo interrumpía en el anuncio de su boda. Pocas veces la hemos vuelto a ver y a escuchar en ese tono encantador y espontáneo y cada vez más observamos un gesto adusto y agrio en su remodelado rostro. Por otra parte, siendo noticia en los periódicos y revistas como escaparate de estilos vanguardistas, su atuendo navideño sería la sensación en los comentarios de las secciones de moda y en las redes sociales de trendingtopics.

 

Hemos tirado de nuestros escuálidos presupuestos lo que no teníamos. Por no tener, este periodista jubilado ya no tenía ni la cesta de navidad y muy pocas salutaciones. De los viejos ya nadie se acuerda. Salvo el carnicero del barrio que me regaló una botella de sidra. Pero se aguza el ingenio y se “desarrollan al máximos las posibilidades” para salir del paso, como nos aconseja el buen monarca. Que no desaprovechó la señalada ocasión para desear que los jóvenes vuelvan  atener oportunidades de futuro, ilusión y esperanza. No sé que pensarían tantos chicos y chicas que conozco, trabajando en precario, con horas extra sin remuneración y todavía sin contratos en regla. Bueno, no nos quejemos,  peor lo tienen los temporeros (inmigrantes) en Andalucía, hacinados en garajes o al aire libre,  por salarios de hambre.

 

El Rey es una persona sensible, sabe lo que es tener problemas en la familia y se agradece su sincera preocupación por nosotros, sus humildes súbditos. Pero me gustaría que para la Navidad 2017 cediera la palabra a Doña Letizia, que probablemente de estas cosas sepa más, puesto que no nació en cuna regia.

 

 

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