Domingo, 14 Diciembre 2025
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Francisco Pomares

 

En abril de 2020, en plena primera ola de la pandemia, un vuelo directo desde China aterrizó en el aeropuerto de Gando con material sanitario (incluyendo mascarillas) comprado por el Gobierno de Canarias. Ese vuelo fue operado por la aerolínea Plus Ultra, pero fletado a través de One Airways, una empresa contratada por el Gobierno de Canarias, a la que se pagó algo más de un millón de euros, en un contrato adjudicado sin publicidad, amparado en la emergencia sanitaria. La compañía adjudicataria carecía de licencia regular de vuelos para China, por lo que subcontrató a Plus Ultra –una empresa de capital hispano venezolano-para realizar el viaje a Shangai y traer mascarillas en un momento en el que toda Europa competía para conseguir la llegada de distintos tipos de mascarillas -FFP2 y quirúrgicas-, batas, pantallas de protección e hisopos.

 

La operación logística fue considerada un éxito sin precedentes por el Gobierno regional. Su entonces presidente se refirió a ella como al primer vuelo comercial directo entre China y Canarias, y la consideró un récord de eficiencia y coste, dada la enorme dificultad de encontrar vuelos directos desde China en plena crisis de suministros. El gestor de la operación, Antonio Olivera, en su comparecencia ante el Congreso en junio de 2024, explico que el Gobierno contrató con One Airways para traer material sanitario porque la empresa suministradora “no tenía capacidad logística para hacerlo”. Olivera admitió que One Airways no disponía de permisos para volar a China y que, por ese motivo, tuvo que subcontratar a Plus Ultra, operación que justificó como la única viable en ese momento. Defendió además que los tres vuelos —a razón de unos 375.000 euros cada uno— fueron “clave” para garantizar los suministros y presentó la operación como uno de los factores que permitieron que Canarias exhibiera “los mejores índices de mortalidad y morbilidad”.

 

Curiosamente, ninguna noticia acreditada, documento oficial divulgado ni investigación judicial ha identificado qué fábrica o distribuidor chino fue contratado directamente por el Gobierno de Canarias para ese pedido que llegó en Plus Ultra. Eso significa que hasta hoy que no sabemos cuál fue el fabricante o vendedor en China de esas mascarillas y EPIs, ni hay datos oficiales sobre un intermediario comercial chino o europeo que participara en la compra de ese lote que luego voló a Canarias. Olivera citó en su declaración una empresa, a la que identificó sólo como ‘ACJ’, que disponía de contactos para comprar en China, pero no para traer el material desde allí. Es perfectamente posible que así fuera: durante la pandemia, las administraciones trabajaron en la mayor parte de los casos con brokers, agentes comerciales o proveedores múltiples que consolidaban pedidos en origen, pero no hay constancia pública de quién actuó en esta operación concreta. Sí existen datos de las empresas chinas proveedoras de mascarillas a Canarias: la más importante fue Innjoo Technology SL, de origen chino, pero con sede en España, Pasó de vender móviles a vender material sanitario. Colocó en las islas una cantidad que la Audiencia de cuentas cifra entre 7,8 y 8,9 millones de euros. Fue la empresa utilizada por Soluciones de Gestión, la empresa de Aldama y Koldo para venderle mascarillas a Interior, la Generalitat, el Govern, puertos del Estado, Adif y al Gobierno de Torres. Las ‘ventas’ de Koldo. El viaje de Plus Ultra de Shangai a Gando se produjo también en la fecha –abril de 2020- en la que el Gobierno regional cerró la mayor parte de sus acuerdos con Koldo.

 

Y ayer, la Policía Nacional intervino la sede de Plus Ultra y detuvo a su dueño y al CEO de la compañía. La UDEF investiga por orden judicial los archivos y ordenadores donde busca movimientos sospechosos vinculados a dinero público. La empresa fue rescatada en pandemia por el Gobierno Sánchez, con más de 50 millones de euros, y es a la que el ex ministro de Transportes -Ábalos- se ha referido asegurando que el rescate fue una imposición del presidente Sánchez y Rodríguez Zapatero, con la que no estuvo de acuerdo. Aldama, asesor principal de la operación de rescate de Air Europa, ha corroborado las declaraciones de Ábalos.

 

La pregunta que procede hacerse ahora es la sorprendente coincidencia de las mismas personas, empresas y grupos en las operaciones irregulares, fraudulentas o directamente corruptas que se produjeron durante la declaración del Estado de emergencia. Preguntarse por qué las explicaciones de Olivera, tan autosuficientes, encajan tan mal con todo lo que hemos sabido después. Olivera fue quien negó tres veces en sede parlamentaria haber tenido contacto alguno con Koldo, pese a que la UCO acredita una comunicación “continua y permanente” entre ambos durante los meses críticos. Esa contradicción erosiona la credibilidad y deja en el aire preguntas elementales que siguen sin respuesta: ¿quién vendió realmente en China?, ¿qué intermediarios participaron?, ¿por qué no hay documentación sobre el origen de los EPIs?,

 

Mientras se detiene a los responsables de Plus Ultra, y cuando el mismo responsable que ocultó información pretende ofrecernos un relato heroico de lo que  pasó, lo razonable no es aplaudir, sino dudar.


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