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Por el Cambio, tópico político

Por Antonio Coll

 

 

En la campaña de las cercanas elecciones locales y autonómicas, -24 Mayo-, posiblemente, la expresión Cambio, bate todos los records en utilización por los candidatos a los siete ayuntamientos, Cabildo de Lanzarote y Parlamento de Canarias. Desde que Felipe González ganara las elecciones de 1982, con el slogan “Por el Cambio”, dicha expresión se ha convertido en un tópico cultural y político que aún, 32 años después sigue vigente en las formaciones políticas. Quizás, en esta campaña, se está utilizando en demasía. Su reiteración, en las tertulias televisivas y radiofónicas, llega a ser ya cansina, sobre todo, por el vacío de contenido e ideológico. Son los candidatos de las formaciones efervescentes y las coaliciones de pequeños grupos o asociaciones, quienes encuentran, en dicha expresión, su mejor forma de enviar sus mensajes al electorado. Es obvio que el vocablo “cambio” tiene diversas connotaciones que pueden ser positivas o negativas, según la interpretación que cada uno quiere darle. Cuando por ejemplo, Ciudadanos aboga por el “cambio sensato” se está refiriendo, directamente, a Podemos, más proclive a transformaciones radicales del sistema vigente, desde la transición política, abanderada, en aquellos tiempos por la UCD de Adolfo Suárez, una vez finiquitado el régimen del general Franco.

 

En Grecia, en las últimas elecciones, los griegos optaron por un cambio de modelo del sistema y votaron a la formación política, Syriza, con un perfil de izquierda radical y muchos ingredientes de “populismo”. En los actuales momentos, el devenir del país heleno está anclado en una gran incógnita. Algunos anuncian que Grecia está al borde de la quiebra y del “corralito” financiero. En los últimos cinco meses, según informaciones publicadas, 25.000 millones de euros han sido retirados de los bancos griegos.

 

En Lanzarote, naturalmente, los gobernantes necesitan un cambio de mentalidad, de talante y de gestionar las administraciones públicas de forma eficaz. Porque en las últimas décadas, las políticas practicadas tienen mucho que ver con parálisis, inmovilidad e inestabilidad. Arrecife, por ejemplo, el epicentro más importante en estas elecciones, ya que es la que más ha sufrido la mediocridad y la insensatez de su clase política, necesita, por supuesto, que los próximos gobernantes actúen con la diligencia necesaria para dar respuestas a las grandes cuestiones pendientes, como es la aprobación del Plan Urbano; el Palacio de Congresos; la ampliación y cierre del Puerto de los Mármoles; la transformación de Puerto de Naos; Llegar a un acuerdo con los promotores del Islote del Francés, para su desarrollo, en beneficios de todos. Y, sobre todo, que la tercera capital de Canarias, cambie su imagen actual tercermundista, por una ciudad acogedora, moderna y digna. Potencialidades inmensas tiene. Bien lo sabe el PP y el propio PIL, que han puesto a sus máximos exponentes –Astrid Pérez y Fabián Martín- para alcanzar la alcaldía.

 

En cuanto a Lanzarote, el Plan Insular del Territorio y el Plan Especial de La Geria, entre otras cuestiones, son dos instrumentos vitales para el cambio verdadero que necesita la isla. La legislatura que se inicia después del 24 de mayo, es de vital importancia para los que consigan conformar el gobierno insular. En la legislatura que acaba, no se pudo materializar los citados proyectos, pero si es cierto que se han puesto los cimientos necesarios para la aprobación definitiva. Si queremos abordar, en profundidad, el problema del empleo, que es la cuestión que más preocupa a los pobladores de la isla, los nuevos gobernantes y la misma oposición, están obligados a ofrecer el último impulso, abriendo una etapa esperanzadora y alentadora, para que la iniciativa privada y pública, tengan garantías suficientes, en el ámbito jurídico y urbanístico, para dinamizar la maltrecha economía. No poner el foco en las citadas cuestiones, sencillamente, seguiríamos estancados, sin poder dar respuesta al desempleo. Y también para ello, los dirigentes deben de alejarse de ciertos sectores fundamentalistas que, como se ha comprobado, sus objetivos han estado centrados en frenar toda clase de iniciativas, bien por la vía política o judicial. Y todo porque no quieren renunciar a sus privilegios, conseguido desde la sombra.

 

El mero uso de decir por El Cambio a secas, no significa nada. En todas las elecciones hay cambios de gobierno, de partidos y de personas. Ahora, si cambiar es progresar, estoy de acuerdo. Ahora para progresar hace falta sabiduría, valentía y tener visión futurista. Todo ello con actitud positiva de avanzar, no paralizar o destruir.

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