Viernes, 05 Diciembre 2025
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Mar Arias Couce

 

Cuando paso mucho rato en redes sociales sufro micro sobredosis y un poco de susto intelectual, también debo decirlo.  Culpa mía por meterme donde no me llaman. No debería, pero a veces, dejo a un lado el libro de turno que me estoy leyendo y me deslizo por esos extraños senderos en que internautas de todo tipo vierten sus opiniones. Así, sin anestesia. Y claro, luego tengo pesadillas.

El último sobresalto que me llevé fue en una página de literatura, más bien de amantes de la literatura. Alguien preguntó sobre títulos o autores que no te acabaran de gustar, y dentro de las respuestas surgió otra temática, la de libros que te cuesta entender por su complejidad. No me hubiera parecido extraño encontrarme con títulos como El Péndulo de Foucalt de Umberto Eco, o que se yo, El Jarama de Sánchez Ferlosio, por aquello de la dificultad lectora, o con las obras de nuestro nuevo y flamante premio Nobel de Literatura, László Krasznahorkai, que exigen concentración y cierta dedicación. Y, es cierto, no son para todo el mundo, ni tienen porque serlo. Leer no debería nunca ser una obligación, sino un placer.

El caso es que no, no fue nada de eso, me encontré con numerosas opiniones de jóvenes lectores que no entendían Cien años de Soledad. No lo comprendían, les resultaba largo y encontraban que tenía muchos personajes. Es cierto que tiene muchos personajes, sí, pero no veo por ningún lado la dificultad de comprender el realismo mágico del Gran Gabo. Pero claro, estamos en tiempo de Tik Tok, en los que las nuevas generaciones no leen el periódico porque es largo y denso, y hay tipos que les resumen las noticias, al tiempo que les hacen gracietas, para que la píldora entre mejor con un poco de azúcar.

Reconozco que alucino al ver cómo hay quien se entera de lo que pasa por el mundo siempre a través de un filtro “traductor” que les explica lo que deben creer o pensar. Cierto es que el periodismo siempre tiene línea editorial… pero ya que te lo digan directamente a la cara… esto es lo que tienes que pensar, venga, a otra cosa…

Volviendo a la literatura, descubro, al comentarlo con compañeros, que ya existen influencers que te resumen los libros, te los explican…, será cómo aquello de ver una película e ir inmediatamente al “Final explicado” para entenderla. Pero, muchacho, ¿qué no has entendido de la película? Que no estás viendo Origen, estás viendo Culpa Mía o Tuya, o de quién sea la culpa… no hay demasiado que explicar.

Entiendo que los tiempos cambian, pero me preocupa que, a fuerza de no usarlo, nuestro cerebro empiece a reducirse. Y para llegar a esa conclusión no hace falta acudir al Final explicado… ya se lo puedo explicar yo.


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