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Regalos canarios

Por Juan Manuel Pardellas

 

 

Fernando Clavijo. El zapatófono de Anacleto y una Dra.Juguete. Así podrá decidir él (y no otros) cuándo habla y cuando pincha.

 

Francisco Hernández Spínola. Una venda de seda. Puede usarse en actos tan masoquistas como los que acostumbra a decantarse (apoyar a Patricia Hernández para certificar un suicidio histórico delos socialistas o echar la culpa del caos judicial a una norma del siglo XIX, en vez de entonar autocrítica por falta de medios materiales y humanos).

 

José Manuel Soria. Una trono de rey mago. La única silla que quedará libre para sentar al/la elegido, tras jugar en corro hasta decidir la candidatura a Presidencia, casi seguro de origen grancanario para hacer frente a los tinerfeños de CC y PSC: Mary Carmen y Enrique Hernández Bento, Bravo de Laguna, María Australia Navarro y Asier Antona.

 

Román Rodríguez. Unas llaves. Créanme, las usará. Será la pieza clave a partir de las elecciones de mayo en el Parlamento. Si se confirman las encuestas, el expresidente tiene en su mano el próximo Gobierno.

 

José Miguel Pérez. Un Tabú MB. Acostumbrado como está a ser un político autista, seguirá comunicándose por gestos y en silencio.

 

Bravo de Laguna. El fuerte Comansi. Para declarar la guerra frontal a Tenerife y reforzar su discurso ultra-anti-chicha, con el que justifica la reclamación de inversiones para Gran Canaria.

 

Paulino Rivero. Unas chanclas y una toalla. Para esperar pacientemente desde una playa, durante su inminente etapa de jubileta, a que llegue una bola de piche. Dará igual de dónde venga, que ya se encargará de hacer todo el ruido posible.

 

Tomás Padrón. Un bote de formol. Para que las generaciones de políticos ineptos e inútiles aprendan del mítico nacionalista herreño (justamente homenajeado) que la gestión de los fondos públicos debe tener como único fin el bienestar y progreso de los ciudadanos.

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